BIODIVERSIDAD: Puentes de unidad ecológica

El más grande de los carnívoros y el más pequeño de los roedores solían deambular a su antojo por América del Norte. Pero la deforestación y la descontrolada expansión urbana fragmentaron el subcontinente en islas de bio-homogeneidad.

Interpretación digital de un corredor de conservación sobre una carretera. Crédito: David Sparks/Southern Rockies Ecosystem Project
Interpretación digital de un corredor de conservación sobre una carretera. Crédito: David Sparks/Southern Rockies Ecosystem Project
Hoy, autopistas de ocho sendas y ciudades dispersas enjaularon la naturaleza que antes era libre, destruyendo la unidad ecológica. Inadvertidamente, camioneros y planificadores urbanos se convirtieron en sicarios, incrementando la extinción de especies.

Cuatro ambiciosas iniciativas a cargo de una coalición conservacionista tienen el objetivo de revertir estas tendencias desestabilizadoras, que socavaron el paisaje norteamericano durante varias generaciones.

El Wildlands Project (Proyecto Zonas Silvestres) planea reconectar, restaurar y "renaturalizar" el continente, alentando la creación de cuatro corredores de conservación que vinculen tierras fiscales y privadas a lo largo de las montañas Rocallosas, los océanos Pacífico y Atlántico y a través de Canadá, desde Alaska hasta el mar del Labrador.

"Si no reconectamos estas áreas protegidas antes vinculadas, no seremos capaces de enlentecer la extinción", dijo, entrevistado para ese informe, Kim Vacariu, director occidental del Wildlands Project.
[related_articles]
Estos "corredores biológicos continentales" restablecerán la continuidad de conservación sin interrupciones entre los parques nacionales y otras áreas protegidas a una escala cuyo único precedente es el estado original del continente.

La primera iniciativa, cuyo lanzamiento está previsto para fines de 2008, tiene pendiente un financiamiento adecuado. Se trata del corredor Columna del Continente, que se extiende a lo largo de 6.400 kilómetros, por las montañas Rocallosas, desde Alaska septentrional y a través del norte de México.

"Las cosas estaban en su lugar para hacer la Columna del Continente primero, pues ya se había hecho mucho para concretarla", dijo a este cronista Dave Foreman, cofundador del Wildlands Project y director ejecutivo de The Rewilding Institute (Instituto de Renaturalización), respecto de los vínculos ya establecidos entre varios terrenos protegidos en el área.

Foreman garabateó el concepto de estos cuatro megaenlaces en el dorso de un sobre hace 15 años, sin darse cuenta entonces de que su boceto pronto se volvería la piedra angular de los esfuerzos de conservación y recuperación de la naturaleza en América del Norte y en todo el mundo.

Michael Soulé, el otro cofundador principal del Wildlands Project, tomó la idea de los corredores continentales de Australia.

Soulé copreside el WildCountry Science Council (Consejo Científico País Silvestre), filial australiana del Wildlands Project que trabaja con organizaciones conservacionistas y gobiernos para establecer corredores.

"Los parques nacionales aislados, sin considerar su tamaño, no protegerán la naturaleza a largo plazo, no solamente por el cambio climático sino también de los efectos de aislamiento que gradualmente conducirán a la degradación", dijo Soulé al ser entrevistado para este informe.

"Para que las especies sobrevivan deben haber posibilidades de que plantas y animales se trasladen distancias largas", agregó.

Para facilitar la libre circulación a lo largo de la Columna del Continente, es necesario eludir los principales obstáculos, más notoriamente las autopistas estadounidenses.

Una solución posible que los proponentes de la iniciativa del corredor continental exploran es la construcción de masivos pasos elevados de naturaleza, de al menos 40 metros de ancho, que sirvan como puentes seguros para animales y vegetación.

La Administración Federal de Autopistas de Estados Unidos (FHWA, por sus siglas en inglés) financió varios de esos puentes, conocidos generalmente como "cruces de bichos", en toda la nación para proteger la naturaleza.

"Cuando esos cruces financiados por la FHWA son diseñados adecuadamente y protegen el acceso de vida silvestre a ambos lados de la carretera, son altamente efectivos en la reducción de matanzas, conectando hábitat y aumentando la seguridad de los automovilistas", explicó, entrevistada para este informe, Gloria Shepherd, alta funcionaria de esta agencia gubernamental.

Aunque el hecho de que flora y fauna pasen por encima de la Columna del Continente sería ideal desde un punto de vista conservacionista, el precio calculado de cinco a 10 millones de dólares por cada una limita la construcción a unas pocas.

"Uno tiene que estar seguro de que van a funcionar, así que son una suerte de último recurso", dijo Kurt Menke, copresidente de la Tijeras Canyon Safe Passage Coalition.

Su organización de voluntarios en Nuevo México despejó escombros de pasos inferiores, tales como alcantarillas y lechos de ríos, en vez de crear nuevos puentes para darles a los animales libertad de pasar debajo de las autopistas de modo seguro.

"Este asunto de la conexión es vital para mantener la biodiversidad, especialmente con el cambio climático donde está ahora", agregó Menke.

Un deseo de proteger la naturaleza de los florecientes impactos del cambio climático fue una fuerza conductora detrás de la iniciativa de los corredores continentales desde su inicio, cuando se formó el Wildlands Project, en 1991.

"Aunque hace años hablábamos sobre el cambio climático y sobre cómo las especies necesitarían capacidad de respuesta ante sus efectos, el actual fervor nacional al respecto nos ayuda a describir la clase de trabajo que estamos haciendo. Estos corredores podrían ser vistos como rutas para que los animales eludan el cambio climático", dijo Vacariu.

Soulé advirtió que el excesivo énfasis en la cuestión, en realidad, podría volverse en contra de los esfuerzos de conservación.

"Hay un peligro real en cada uno que se sube al carro climático y se olvida de la destrucción y la explotación del hábitat. A menos que continuemos trabajando duramente en estos otros problemas, vamos a perder naturaleza de todos modos", declaró.

El apoyo a la iniciativa de la Columna del Continente se volvió más fuerte en los últimos años, a medida que la idea de megavínculos se vuelve más ampliamente aceptada en círculos dedicados a la conservación. Pero todavía enfrenta una oposición significativa.

"Ha tenido un apoyo sorprendente. También es realmente interesante cómo algunos lo ven como una clase de mal que se apodera de Estados Unidos", dijo Foreman.

"El problema internacional clave es la idiota muralla fronteriza (propuesta entre Estados Unidos y México), y digo eso como activista por la estabilidad de la población", expresó.

En el marco de un proyecto de ley firmado por el presidente George W. Bush en 2006, está prevista la instalación de 1.126 kilómetros de vallado en franjas de los aproximadamente 3.380 kilómetros de frontera que separan a Estados Unidos de México, con el fin de disuadir a los mexicanos de migrar al Norte.

Muchos conservacionistas que se oponen a la inmigración ilegal todavía abogan por fronteras abiertas que promuevan la biodiversidad, lo cual le permitiría a los jaguares —los grandes carnívoros más comunes de ver cerca de esta frontera— la libertad de circular internacionalmente.

Sigue siendo incierto si los gobiernos locales y nacionales apoyarán este grado de libertad internacional para la vida silvestre. Vacariu señaló que, como el Wildlands Project todavía está en el proceso de planificación estratégica, la mayoría de las entidades gubernamentales saben poco y nada sobre la propuesta.

"No queremos hablarles a socios futuros hasta que tengamos todo organizado", agregó.

Junto con las iniciativas que actualmente se desarrollan en América del Norte y Australia, notables esfuerzos de vínculos de conservación están en curso en África y Europa.

La idea de los enlaces de naturaleza "se impone porque los ecologistas se dieron cuenta de que no pueden proteger la naturaleza en islas", dijo Soulé.

La internacional Peace Parks Foundation (Fundación Parques de la Paz), establecida en Botswana, Mozambique y Sudáfrica, tratará de minimizar los efectos desestabilizadores del ambiente asociados con la mayoría de las fronteras políticas creando reservas transfronterizas.

En Rumania se desarrollan esfuerzos de conexión para proteger los montes Cárpatos.

"El tiempo resulta primordial para comenzar a trabajar en el lugar y avanzar hacia la protección de estas conexiones clave de vida silvestre. Perdemos especies todos los días. Ésta realmente es una situación urgente", aseguró Vacariu.

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe