Nigeria enfrenta una paradoja. Es el sexto productor de petróleo del mundo, pero sus habitantes dependen de la madera para tener combustible.
Musa Amiebinomo, funcionario del Departamento de Silvicultura, indicó que aproximadamente 70 por ciento de la población de este país de más de 140 millones de habitantes vive en áreas rurales y depende de recursos forestales, especialmente la madera, para atender sus necesidades domésticas de energía.
Esto provoca la destrucción de los bosques, agravada por la tala comercial ilegal.
El informe "Estado de los Bosques del Mundo", difundido en 2005 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), señala que entre 1990 y 2005 Nigeria perdió 37,5 por ciento de sus áreas forestales.
El ambientalista Boniface Egboka, decano de la Escuela de Estudios de Posgrado de la Universidad de Anambra, sostuvo que el uso predominante de leña como combustible está ligado a la rampante corrupción en el poder.
"Nigeria todavía depende de este recurso, aunque tenemos abundante gas y petróleo, porque nuestros líderes son fraudulentos y corruptos. No les importa el bienestar de los habitantes y por lo tanto permiten que los árboles sean talados", dijo a IPS.
"No hay razón alguna para usar leña. Tenemos los recursos humanos y financieros para llevar gas a las casas. Estamos deforestando toda la zona norte del país a causa de la tala de árboles para combustible", agregó.
La primera ley sobre uso de los bosques en Nigeria fue aprobada por las autoridades coloniales británicas en 1937. Estableció un sistema de reservas forestales que admitía la explotación de ciertas áreas por compañías o personas que obtuvieran licencia para hacerlo. Replantar era la herramienta prevista para evitar la deforestación.
La política nacional agrícola adoptada en 1988 buscó expandir el uso sustentable de los recursos forestales y expandir las áreas boscosas a 20 por ciento del territorio nacional. Según el informe de la FAO, hasta el momento sólo se alcanzó a cubrir 12,2 por ciento.
No existen leyes contra derribar árboles para combustible salvo en áreas protegidas. La tala de palmeras, mangos, anacardos y árboles de cacao está controlada a través de ordenanzas comunales a causa de su valor económico.
Pero las leyes se han demostrado ser impotentes para preservar los bosques de Nigeria.
"Hay áreas boscosas denominadas zonas prioritarias o de conservación natural, en las que la tala está totalmente prohibida. Pero no se respeta la ley y nada les ocurre a los taladores ilegales", indicó el coordinador del Centro Regional para el Sistema de Información y Manejo Ambiental de la Universidad de Lagos, Peter Nwilo. Incluso quienes obtienen licencias de explotación actúan ilegalmente, cortando árboles de todos los tamaños, incluyendo aquéllos considerados demasiado jóvenes como para ser talados. Sin embargo, las autoridades que otorgan los permisos continúan renovándolos, según se dice a causa de los sobornos que les pagan las compañías madereras.
El presidente de la no gubernamental Fundación de Conservación Forestal de Nigeria, Philip Asiodu, indicó que "no se trata de un problema de ausencia de legislación adecuada, políticas o programas, sino simplemente de la falta de voluntad y disciplina para hacerlas cumplir de parte de una burocracia corrupta".
Los taladores ilegales envían la madera al exterior, especialmente a Asia. Algunos de los troncos son vendidos a aserraderos locales, que producen tablas para fabricantes de muebles y empresas constructoras.
La deforestación ha sido especialmente grave en la zona central y septentrional del país, lo que provocó la erosión y desertificación del suelo. Se ha informado ampliamente que a causa de esto se pierden 350.000 hectáreas por año.
¿Cuál es la solución?
Un anteproyecto gubernamental, "Visión 2010", que contiene metas de desarrollo a ser alcanzadas en ese plazo, sugiere medidas entre las que se encuentran la prohibición de las exportaciones, incentivos para la inversión privada, mayor participación comunitaria en el manejo de los bosques y el fomento de la reforestación de especies que otorgan frutos, resinas u otros bienes de valor económico para las comunidades.
Esta hoja de ruta también propone la promoción y desarrollo de otras fuentes de energía que reemplacen a la madera, como la solar, eólica o el uso de gas y carbón.
En 1999 las autoridades iniciaron planes para proveer gas natural para uso comercial y doméstico, pero hasta el momento sólo un puñado de áreas industriales en esta capital se han visto beneficiadas con el proyecto.
"Estamos tratando de conectar con gas a las industrias. Los usuarios residenciales se sumarán mucho más tarde, porque tenemos que planificar la red de conexión. La mayoría de las zonas residenciales de Lagos no están bien planificadas, por lo que suministrar gas para uso hogareño es un poco complicado", dijo un funcionario de la compañía gasífera Gaslink.
Esto significa que quienes desean usar gas en sus casas están obligados a comprar garrafas que cuestan alrededor de 21 dólares para su uso en cocinas a gas que se pueden adquirir entre 80 y 165 dólares, un precio fuera del alcance de muchos.
Según el Informe de Desarrollo Humano 2006, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 70,8 por ciento de los nigerianos viven con menos de un dólar al día y 92,4 por ciento con menos de dos.
"No recuerdo cuándo usé por última vez mi cocina de gas. Todavía tengo dos garrafas, a la espera del día en que el gas sea más barato", le dijo a IPS una maestra que vive en un suburbio de esta ciudad, Caroline Akande.
"Ahora uso una cocina que funciona con querosén y una eléctrica, cuando hay electricidad", agregó.
A causa de la ausencia de medidas efectivas para preservar los recursos forestales de Nigeria, muchas áreas del país pueden experimentar lo que ya ha vivido la aldea de Ogori, en la provincia central de Kogi.
"En los años 60 íbamos a los bosques que rodeaban nuestra villa para juntar caracoles o poner trampas para roedores y otros animales", le dijo a IPS otro maestro, John Atere.
"Pero ya no hay más bosque", concluyó, "los caracoles y otros animales silvestres han desaparecido".