Ambientalistas e investigadores afirman que el cambio climático es un factor importante en la epidemia de escarabajos de pino de montaña que ha asolado los bosques de dos provincias de Canadá: Alberta y Columbia Británica.
En algunas áreas del interior de Columbia, casi 80 por ciento de los pinos habrán sido devastados por los escarabajos en un plazo de 10 años, lo que tendrá amplias repercusiones económicas, alertan los expertos.
"Se trata de la primera gran crisis provocada por el cambio climático en Canadá", dijo a IPS Doug McArthur, profesor de políticas públicas en la Universidad Simon Fraser de Vancouver.
"El escarabajo del pino ha sobrevivido a los inviernos debido al calentamiento del planeta. La consecuencia es un incremento de la tala con la intención de no perder la madera", agregó.
"En unos ocho años, algunas comunidades ya no tendrán recursos para mantener la industria maderera, que ha sido el pilar económico de muchas regiones durante décadas. El impacto económico potencial de este cambio climático es enorme", dijo McArthur.
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Para eliminar efectivamente al escarabajo del pino se requieren unos pocos días durante el invierno con temperaturas de 40 grados centígrados bajo cero, algo que no se produjo por causa del calentamiento global.
Un investigador de la organización sin fines de lucro Centro para Políticas Alternativas, Ben Parfitt, le dijo a IPS que "si queremos contextualizar la magnitud de la devastación, se puede decir que es probablemente el mayor cambio en el paisaje desde la Edad del Hielo".
"Hay problemas de epidemias en los bosques a todo lo largo del continente", agregó. "El escarabajo ha golpeado a los pinos, pero bien podría extenderse también a los bosques del norte. Esto podría ser sólo el comienzo de las consecuencias del cambio climático para los bosques de América del Norte y otras partes del mundo", advirtió Parfitt.
El escarabajo mata a los árboles taladrando la corteza hasta llegar a la pulpa, de la que se alimenta y donde deposita sus huevos. La foresta boreal canadiense representa casi un tercio del total de las área boscosas del planeta.
Según Parfitt, "esto puede afectar a 25 por ciento de los árboles de Columbia Británica y, en áreas del interior de la provincia, como Quesnel, 80 por ciento serán irrecuperables en un plazo de entre cinco y diez años".
Los impulsores de la tala en las áreas infectadas por el escarabajo argumentan que de esta manera se reducirá el riesgo de incendios forestales, al remover la madera muerta y permitir a los otros árboles recobrarse y crecer más rápido. Pero Parfitt cree que la tala contribuyó al actual estado de cosas dejando a los árboles más viejos susceptibles a los insectos.
"También hubo casos en los abetos de Alaska y otros brotes de insectos en áreas de América del Norte. El cambio climático contribuyó para que ocurriera", dijo Parfitt.
Eric Doherty, miembro de la Sociedad para la Promoción de la Conservación Ambiental de Vancouver, explicó a IPS que el problema tiene varias causas. Entre ellas citó los niveles de consumo de las ciudades del Norte industrializado y las políticas en materia de transporte, un factor que promueve el cambio climático y sus síntomas, "como la crisis que provoca el escarabajo del pino", dijo.
"Tenemos que afrontar la causa principal del problema, que es reducir las emisiones de gases invernadero", que provocan el calentamiento global, agregó. "El cambio climático está en marcha y tenemos que adaptarnos a él. Sobre el terreno, en los bosques, es difícil hacerlo en el corto plazo. Debe ser una estrategia de largo plazo de los gobiernos", afirmó Doherty.
El portavoz del Sierra Club de Canadá, Rob Duncan, coincidió en señalar al cambio climático como el nudo del problema.
"Cuando el gobierno tomó nota de la epidemia, desarrolló un plan para salvar la mayor cantidad de madera posible a través de la tala con propósitos comerciales. Los inviernos más templados permitieron que el escarabajo del pino se extendiera en un área de nueve millones de hectáreas", dijo Duncan.
"Se trató de una actitud mental similar a la de la fiebre del oro. El resultado fue la tala de lo que era esencialmente el recurso de muchas comunidades con vistas al futuro. No se tomaron en cuenta temas como la sustentabilidad y la viabilidad a largo plazo. Fue una estrategia corta de miras", declaró a IPS.
"Necesitamos un cambio de actitud para abordar este problema. Es una manifestación del cambio climático, que sólo podrá ser afrontada a través de una drástica reducción de las emisiones de gases invernadero", dijo Duncan.
"Hubo un aumento de seis por ciento de los niveles de dióxido de carbono en Canadá como consecuencia del aumento de la tala. Los árboles absorben el gas en el proceso de la fotosíntesis, pero cuando se los corta lo liberan de forma inmediata", agregó.
Las comunidades aborígenes también fueron afectadas. La tala en el interior de Columbia Británica se incrementó en un tercio, hasta alcanzar los 12,73 millones de troncos, según el periodista canadiense Terry Glavin. Este aumento, sumado a la epidemia del escarabajo del pino, alteró los patrones de migración de las especies, lo que afectó los tradicionales hábitos de caza.
El diario Globe and Mail de Toronto, uno de los más importantes de Canadá, informó que el gobierno federal está reasignando 74,8 millones de dólares de su presupuesto para combatir al escarabajo hacia un fondo de ayuda a las comunidades del interior de Columbia Británica.
La intención es ayudarlas a diversificar sus economías y apoyar proyectos de infraestructura de transporte. El gobierno prometió gastar 936 millones de dólares en diez años para mitigar los efectos de la epidemia del escarabajo, pero las comunidades locales criticaron la medida porque, a su juicio, llegó muy tarde para afrontar el problema, que hizo su aparición a mediados de los años 90.
A fines de marzo, el gobierno anunció que entregaría inmediatamente 23 millones de dólares a la provincia de Columbia Británica para combatir la expansión de la epidemia del escarabajo a lo largo de la frontera con Alberta.
El 12 de abril, el gobierno de Alberta declaró el estado de emergencia a causa de la epidemia del escarabajo del pino de montaña, cuando se extendió de 19.000 árboles el año pasado a tres millones en la actualidad.
Muchos pueblos originarios de Columbia Británica usan la madera de los pinos para construir cabañas. En la primavera utilizan la corteza interior, ya sea para comerla fresca, a veces con azúcar, o almacenarla.
También la emplean como ingrediente para diversas medicinas. La hierven, mezclada con grasa animal, para usarla como ungüento para afecciones reumáticas o dolores musculares o en las articulaciones.
* Este artículo forma parte de la serie sobre crecimiento sustentable de IPS y la Federación Internacional de Periodistas Ambientales (IFEJ, por su sigla en inglés).