Las mujeres han sido marginadas del debate en Iraq sobre el futuro del país, pero se rehúsan a quedar atrás.
Con poco apoyo internacional y escasa atención de parte de los medios, una red de más de 150 organizaciones de mujeres en todo el territorio iraquí están tratando de defender sus derechos mientras se discute una nueva Constitución.
Como parte de una campaña para obtener apoyo internacional, el Movimiento de Mujeres Iraquíes envió una carta en mayo a la titular de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, y otra al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.
Las misivas expresaban preocupación por el actual proceso de revisión de la Constitución y reclamaban apoyo internacional para el esfuerzo de preservar los derechos de las mujeres en la legislación iraquí.
"Las mujeres enfrentan una creciente violencia y exclusión en Iraq. Han sido marginadas de las iniciativas de reconciliación y de las negociaciones sobre posiciones en el gobierno", indica la carta.
"Incluso tomando en cuenta la tímida e insignificante presión ejercida por la ONU y otros organismos internacionales sobre el gobierno iraquí y los dirigentes políticos, para que cumplieran con las mínimas obligaciones establecidas por la resolución 1325 del Consejo de Seguridad, las medidas adoptadas han sido una secuencia de frustraciones", agrega el texto.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó esa resolución en 2000, en la que se subraya la importancia de la participación de mujeres en la resolución de los conflictos y los procesos de paz. Una segunda resolución, la 1483, aplica este concepto específicamente para el caso de Iraq.
Hace más de tres años, Estados Unidos utilizó su influencia para derogar una enmienda a la Constitución interina, que hubiera eliminado la protección de derechos de las mujeres y los niños.
La presión internacional, junto con las demostraciones callejeras de las mujeres, tuvieron éxito en eliminar esa cláusula, que por otra parte se contradecía con otras disposiciones constitucionales.
Tras ese triunfo político, las mujeres concurrieron a votar masivamente en las elecciones de 2005. Aunque obtuvieron 33 por ciento de las bancas de la Asamblea Nacional (parlamento), permanecieron notablemente ausentes de otros poderes del gobierno.
El resultado obtenido a través de la presión internacional en ese momento llevó a las organizaciones femeninas en Iraq a buscar nuevamente la atención del mundo. Pero esta vez sus esfuerzos no han sido muy reconocidos hasta el momento.
La oficina del secretario general de la ONU sólo ha difundido un comunicado no muy preciso sobre la revisión de la Constitución desde que recibió la carta de las organizaciones de mujeres iraquíes el 21 de mayo. En el caso de Pelosi, ni siquiera se acusó recibo del texto públicamente.
Hanaa Edwar es una de las líderes del Movimiento de Mujeres Iraquíes y fundadora de la no gubernamental Asociación Al-Amal, con sede en Bagdad.
Su campaña apunta contra el artículo 41 de la carta magna, que subordina las disposiciones de las leyes civiles a la influencia de la religión. Estas normas se refieren al matrimonio, el divorcio, la herencia, la custodia de niños y niñas y a la forma en que los tribunales religiosos deben resolver disputas entre cristianos, judíos y musulmanes.
Sin embargo, "no existe un criterio único" en los diferentes cultos sobre las reglas que deberían aplicarse a la familia y la situación de las mujeres, indicó Edwar. Ella sostuvo que el lenguaje utilizado puede dividir a la sociedad.
"Sentimos que ésta no es una demanda sólo de las mujeres, sino un reclamo de todos los sectores. Es importante para la seguridad nacional", agregó.
"Seguridad nacional" es un concepto bien conocido en el Congreso de Estados Unidos, y las mujeres iraquíes apelaron a temas claves de la política de Washington en Medio Oriente. La carta enviada a Pelosi pide ayuda para evitar que Iraq "se convierta en un estado confesional" e indica que "toda desestabilización en el terreno de la ley, la economía o la seguridad" en ese país "puede afectar a la región en su conjunto".
Mary Trotochaud, activista por los derechos de las mujeres que trabajó tanto sobre el terreno en Iraq como con legisladores en Washington, le dijo a IPS que "este movimiento tiene su origen en tres generaciones de mujeres que realmente pudieron ejercer sus derechos en el pasado".
Las reformas progresistas en la legislación sobre derechos de la mujer comenzaron en 1959, cuando las normas civiles y de familia fueron incorporadas a la Constitución. En 1970 se otorgaron formalmente a las mujeres los mismos derechos que a los hombres, y otras leyes les garantizaron el derecho al voto, a asistir a la escuela, presentarse como candidatas o adquirir propiedades.
Iraq también ha ratificado una serie de tratados internacionales en materia de derechos políticos, económicos, sociales y culturales que otorgaron a las mujeres una protección sin precedentes en un país árabe.
Sin embargo, las mujeres iraquíes todavía enfrentan obstáculos considerables para participar políticamente, entre ellos la decisión de quitarles el derecho al voto y el fortalecimiento, por parte del régimen de Saddam Hussein (1979-2003), de las tradiciones islámicas y tribales para consolidar su poder en los años 90.
"Hay ciertas cuestiones de derechos humanos que nosotros deberíamos promover en todos los países todo el tiempo", dijo Trotochaud. "No deberíamos ser tímidos en este tema", añadió.
La más reciente campaña para preservar esos derechos comenzó en 2003 tras la caída de Saddam y la disolución de las estructuras legales, políticas y económicas. Los grupos de mujeres comenzaron a florecer en todo el país y a promover sus derechos y su participación en el nuevo gobierno, así como en el proceso de redacción de la nueva Constitución.
"Cuando llegó el momento de la asamblea constituyente, las mujeres ya se encontraban organizadas", indicó Trotochaud, quien entonces vivía en Iraq. Pero el aumento de la violencia tuvo un impacto negativo en la campaña. "La división confesional se hizo tan profunda que gente que había trabajado en conjunto en el pasado dejó de hacerlo", agregó.
La revisión de la Constitución ya lleva seis meses, en los que no se observó signo alguno de progreso. El debate sigue empantanado en temas como el destino de la septentrional ciudad petrolera de Kirkuk, dominada por los kurdos, la distribución del ingreso nacional o cómo lograr que desaparezca la influencia del partido Baath, en el poder durante el régimen de Saddam Hussein.
Edwar indicó que el comité que trabaja en la revisión de la carta magna tiene un mes para finalizar su tarea. Sin perder el ánimo por la ausencia de apoyo internacional, Edwar considera que ese plazo adicional es una oportunidad para promover el objetivo de que los derechos de la mujer y la legislación sobre la familia sean incluidos en el nuevo texto constitucional.
El Movimiento de Mujeres Iraquíes presentó su propia versión del cuestionado artículo 41 con el objetivo de lograr su modificación, agregó, y dejó en claro que la organización luchará por mantener los derechos de las mujeres en la agenda política por años.
"Nuestras esperanzas en nuestra nación son grandes", dice la carta enviada a Pelosi, "pero la confianza en la fortaleza de nuestras mujeres no conoce límites".