Los intensos esfuerzos internacionales para lograr que los zimbabwenses permanezcan en su país resultan inútiles mientras continúe la crisis política y económica, según la evaluación de políticos y activistas.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) lanzó una campaña en Zimbabwe para disuadir a los jóvenes de cruzar la frontera hacia países vecinos, en especial Sudáfrica y Botswana.
Pero Nicholas Mukaronda, coordinador de la Coalición Crisis en Zimbabwe, radicada en Sudáfrica, dijo que la estabilización económica es la única solución perdurable para la dinámica migratoria que sufre este país.
"A menos que se le garantice a la gente una situación económica estable, nada hará que los jóvenes emigrantes vuelvan", dijo Mukaronda a IPS.
"Las muchachas se vuelcan a la prostitución en países vecinos y los muchachos cruzan las fronteras ilegalmente por las dificultades económicas y la represión política. A menos que se atiendan estos asuntos fundamentales, veremos más emigración", dijo, por su parte, el político opositor Wilson Khumbula.
Moses Churu, de 30 años y recién deportado, confirmó con sus propias vivencias las percepciones de Mukaronda y Khumbula: "Estoy tratando de volver a Sudáfrica. Conozco los riesgos pero no tengo opción. Las cosas son difíciles aquí."
Según estadísticas de la OIM, 25 por ciento de los jóvenes deportados habían solicitado sin éxito la expedición del pasaporte. Y 28 por ciento dijeron que les resultaba imposible pagar los 285 dólares en cheques de viajero que, en el caso de Sudáfrica, deben adquirirse para obtener la visa.
Por otra parte, el registro de pasaportes suspendió temporalmente el procesamiento de los documentos el año pasado debido a los altos costos de funcionamiento.
La OIM abrió un centro de información para jóvenes, llamado Safe Zone (zona segura, en inglés), en la localidad de Chiredzi, en el área sudoccidental de Zimbabwe.
Chiredzi está a apenas dos horas de distancia de la frontera con Sudáfrica, y en un área por donde pasan muchos zimbabwenses rumbo al país vecino.
El centro también brinda refugio a deportados que vuelven a Zimbabwe.
"Safe Zone es un lugar donde los jóvenes pueden disfrutar y recibir información en sesiones educativas diarias sobre emigración segura, prácticas sexuales responsables y prevención del sida", dijo a IPS el oficial de comunicaciones de la OIM en Zimbabwe, Nicola Simmonds.
La OIM también lanzó un "gira viaje seguro" alrededor del país, en un camión que se convierte en escenario, que cuenta con una gran pantalla de cine y desde el cual un grupo de actores desarrollan una obra de teatro interactiva.
Música, danza y cine sirven para canalizar información sobre migraciones, tráfico de humanos y VIH/sida.
Los espectadores pueden ganar camisetas, afiches y casetes de música.
"Vi las películas y son buenas. Las grabaron en los lenguajes locales. Aprendí muchas cosas y me hizo pensarlo dos veces sobre cruzar la frontera", dijo Solo Chauke, del poblado de Tshovani, en Chiredzi.
Simmonds evaluó la respuesta del público como "asombrosa". "Vienen muchedumbres todas las noches. De día desarrollamos actividades en clubes juveniles para difundir el mensaje a toda la comunidad", agregó.
La OIM basa sus actividades en sobre estadísticas según las cuales cada mes Sudáfrica y Botswana deportan a 17.500 zimbabwenses. Setenta por ciento de los deportados proceden del sudeste del país.
La OIM abrió proyectos de peluquería y carpintería que sirven para que los emigrantes que retornan de ciudades como Johannesburgo logren un ingreso en Zimbabwe.
Una de esas iniciativas fue recibida con indiferencia desde Gran Bretaña, la antigua metrópoli colonial de Zimbabwe, que se independizó en 1980.
La OIM ofreció paquetes de asistencia de unos 4.300 dólares para quienes opten por la repatriación, pero el proyecto fracasó. Millones de zimbabwenses viven en el extranjero ilegalmente, de los cuales, según cálculos extraoficiales, 2,5 millones sólo en Sudáfrica.
También se instaló un centro de apoyo en el puesto fronterizo de Beit Bridge. Hasta ahora, miles recibieron medicinas y dinero allí, entre ellos 1.450 niños sin acompañante adulto.
A Khumbula le preocupa que el gobierno boicotee el programa. "A medida que se acerquen las elecciones de 2008, el gobierno podría apelar a su viejo truco de 'secuestrar' estos proyectos", previó. (FIN/IPS/traen-mj/dm/jh/af pr hd md/07)