Los países en desarrollo, sus empresas y bancos se vuelcan en masa a los volátiles pero tentadores mercados de deuda comercial para reemplazar los créditos oficiales y la estancada ayuda externa, indicó el Banco Mundial.
"Las corporaciones en los mercados emergentes están acumulando grandes capitales", dijo el economista del Banco Mansoor Dailami.
"Su creciente participación en los mercados financieros globales es la característica más importante del presente ciclo de flujo de capitales a los países en desarrollo", agregó.
En su informe anual "Flujos Mundiales de Financiamiento para el Desarrollo 2007", que pasa revista a las tendencias recientes del movimiento de capitales, el Banco Mundial señaló que el ingreso de fondos a las economías emergentes alcanzó en 2006 un récord de 647.000 millones de dólares.
El informe de 162 páginas describe "un nuevo panorama para el financiamiento del desarrollo", en el que diversas naciones emergentes están tratando de reducir la carga de sus deudas mientras se enfrentan, por otra parte, a un declinante nivel de asistencia extranjera.
"Mientras los países en desarrollo han disminuido su endeudamiento externo, las corporaciones, tanto bancos como empresas, han incrementado el suyo," agrega.
Los nuevos tomadores de fondos son principalmente instituciones financieras y bancos de países como India, Kazajstán, Rusia y Turquía.
El informe indica que las empresas privadas recurren ahora en mayor medida a los mercados internacionales de deuda privada, pues les da mejores condiciones.
Eso, a su vez, les permite apuntalar su cartera de préstamos internos. Representaron más de 60 por ciento del total de préstamos y 75 por ciento de las nuevas emisiones de bonos entre 2002 y 2006. "El acceso a los mercados mundiales de capital permite a estas empresas diversificar sus fuentes de financiamiento, mejorar la gestión de riesgos a través de instrumentos más complejos, tomar préstamos con vencimientos más prolongados y reducir costos", dijo Dailami. "Las empresas y los bancos de mercados emergentes están aprovechando las condiciones favorables y las reglamentaciones financieras que son mucho más liberales para incorporarse a los mercados en forma masiva", agregó.
Según el informe, los bancos internacionales, la mayoría de cuyas casas matrices se encuentran en naciones industrializadas, encuentran ahora mercados con una alta liquidez y presiones competitivas que los obligan a otorgar créditos en términos más favorables: menores tasas, plazos de vencimiento más largos y exigencias menos severas para el otorgamiento de fondos.
Los gobiernos de los países en desarrollo también solicitan muchos menos préstamos por los canales oficiales usuales (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, otros gobiernos) porque muchos de ellos han acumulado grandes reservas externas, redujeron el déficit fiscal y disfrutan de precios récord para sus materias primas, indica el estudio.
Varias naciones, encabezadas por Argelia, Nigeria y Rusia recompraron buena parte de su deuda con sus abundantes reservas de moneda extranjera y refinanciaron el remanente en términos más favorables.
"Los países en desarrollo han hecho mucho para poner sus economías en orden", señaló Dailami, el principal autor del informe. "Han emprendido reformas significativas tanto a nivel macroeconómico como institucional y han abierto sus fronteras al flujo del capital internacional."
Es por eso que los pagos al Club de París (que reúne a los gobiernos de las naciones más ricas y otorga créditos bilaterales) en el período 2005/2006 excedieron en 146.000 millones de dólares al monto de los nuevos créditos otorgados, pues ahora existen fuentes de financiamiento alternativas, indica el estudio.
El Banco Mundial atribuyó este renovado acceso de países pobres a los mercados de deuda comercial a recientes iniciativas de cancelación de deuda, que beneficiaron a las naciones más vulnerables y disminuyeron su nivel de riesgo crediticio.
La otra razón que explica el vuelco hacia los préstamos del sector privado es el congelamiento de la ayuda financiera externa oficial, como los créditos blandos o las donaciones, que sostenía la economía de los países más pobres.
El estudio indicó que, tras alcanzar 106.800 millones de dólares en 2005, la asistencia oficial para el desarrollo cayó en 2006 a unos 103.900 millones. Esta tendencia puede perjudicar a los países de menores ingresos, que dependen de esos fondos.
"Muchos de los países más pobres continúan operando en la periferia del sistema financiero internacional. Para ellos el capital privado no es suficiente para financiar sus necesidades básicas", indicó Francois Bourguignon, economista jefe del Banco Mundial y vicepresidente del departamento de economía para el desarrollo.
El estudio señala que del flujo total de capitales de 2006, que totalizó 647.000 millones de dólares, 419.000 millones fueron invertidos en acciones en los mercados emergentes. Esto representa casi las tres cuartas partes del total, en comparación con los dos tercios destinados a acciones en 2004.
El Banco dijo que un ejemplo del interés de los inversores en los mercados de acciones fue la avalancha para colocar fondos en las ofertas públicas iniciales de acciones (IPOs) realizadas por dos bancos chinos, el Industrial y Comercial y el Banco de China.
Las ventas produjeron 21.000 millones de dólares. Estas "mega IPOS" dominaron la escena en 2006, agregó el Banco Mundial.
El informe también menciona fusiones y adquisiciones transnacionales como un estímulo a la inversión extranjera directa, la forma más codiciada entre las distintas variantes que asume el ingreso de capitales.
En 2006, los países en desarrollo recibieron una suma récord de 325.000 millones de dólares, aproximadamente la cuarta parte del total mundial de 1,2 billones de dólares.
El Banco Mundial, sin embargo, expresó en el estudio su preocupación por la exposición de las naciones en desarrollo a los mercados de deuda comercial, que pueden resultar volátiles.
Los bancos locales, especialmente en Europa del Este y Asia central, están ahora atados a tasas de interés impredecibles, junto a riesgos monetarios y cambiarios que amenazan al sector financiero, un componente clave de las economías locales.
"Los mercados financieros internacionales son muy sensibles a las malas noticias en periodos de recesión. No puede descartarse la posibilidad de una reacción abrupta de los mercados frente a sucesos políticos o económicos", señaló el Banco Mundial.
"Hay una creciente preocupación por el hecho de que algunos bancos, particularmente en Estonia, Hungría, Kazajstán, Letonia, Lituania, Rusia y Ucrania, están incrementando su exposición al riesgo cambiario a un nivel que podría poner en peligro su estabilidad financiera", advirtió el estudio.
***** +Banco Mundial (http://www.bancomundial.org)
(FIN/IPS/traen-jsp-mj/em/ks/wd if dv/07)