CAMBIO CLIMÁTICO-SUDÁFRICA: Reino floral pierde la corona

El cambio climático amenaza, según ambientalistas, a la sudafricana Región Floral de El Cabo, declarada patrimonio mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La región, ubicada en la provincia de El Cabo Occidental, comprende ocho áreas protegidas que, en total, ocupan 5.530 kilómetros cuadrados.

Este "reino floral", uno de los seis del mundo así distinguidos por su peculiar vegetación, figura entre las zonas más biodiversas de la Tierra.

Alberga más de 7.700 especies de plantas, 70 por ciento de ellas exclusivas, explicó Gavin Maneveldt, del Departamento de Biodiversidad de la Conservación en la Universidad de El Cabo Occidental.

Es común referirse a la vida vegetal de la región como "fynbos", que significa "arbustos magníficos" en afrikaans, el dialecto que hablaban los colonizadores holandeses.
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"Los fynbos se reducirán a la mitad en unos 50 años. Perderemos muchas especies en el áreas con la mayor densidad mundial de especies vegetales por hectárea, observó el biólogo Gerhard Verdoorn, director ejecutivo de la no gubernamental BirdLife South Africa.

"También habrá una reducción del área total de fynbos", se lamentó.

También resultarán afectadas otras formas de vida, en especial hormigas que conducen debajo de la tierra ciertas semillas de fynbos, proceso esencial para la germinación..

"Las hormigas que son únicas de los fynbos se perderán. Y, sin ellas, la supervivencia de muchas de las plantas será muy amenazada", dijo Verdoorn a IPS.

Informes publicadas en el sitio web del Día Internacional para la Diversidad Biológica, celebrado el pasado día 22, indican que la temperatura del planeta se elevó unos 0,6 grados desde mediados del siglo XIX, y pronostican más aumentos, de hasta 5,8 grados, en este siglo.

Muchos científicos creen que estas elevadas temperaturas se deben al aumento de la concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono y metano, que absorben y atrapan la energía solar.

Las emisiones de gases invernadero ingresan a la atmósfera, en parte, mediante la quema de combustibles fósiles, algo que Verdoorn destaca en las cuatro acciones que considera clave para salvar a la Región Floral de El Cabo.

"Uno, reducir el consumo de combustible. Dos, reducir el consumo de agua. Tres, reducir el uso de electricidad. Y cuatro, controlar los vegetales foráneos e invasoras", enumeró.

Según la organización no gubernamental Earthlife Africa, Sudáfrica es un importante contribuyente con el cambio climático. "Producimos energía a partir del carbón. Carbón, carbón, carbón. Es una adicción al carbón", dijo a IPS el coordinador Richard Worthington.

"Sudáfrica es responsable de 40 por ciento de las emisiones totales de África", es decir alrededor de 1,5 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero, agregó.

Ciudad del Cabo proyecta alentar el calentamiento de agua con energía solar, así como la instalación de una central nuclear adicional, la cual, según ambientalistas, sumará emisiones indirectamente a través de la construcción de la planta y la extracción de uranio.

"La extracción de uranio es una de las operaciones industriales de emisión de dióxido de carbono más intensiva. Como la demanda de uranio crece, se prevé que aumenten las emisiones de dióxido de carbono", evaluó la organización no gubernamental Amigos de la Tierra, con sede en Gran Bretaña.

"Sudáfrica intenta justificar la instalación de una central nuclear en nombre del cambio climático. Pero no podrá", observó Worthington.

"Pienso que estamos actuando de modo bastante irracional como país", dijo a IPS Noel Oettle, del no gubernamental Grupo de Control Ambiental con sede en Ciudad del Cabo.

En cuanto a las especies foráneas e invasoras, Verdoorn subrayó la amenaza de la acacia negra y de la variedad de ese arbusto conocida como "rooikrans" ("corona roja"). "Cubren áreas enormes y deben ser eliminadas. Ya hay gente despejándolas", explicó.

Entre 2005 y 2006, las autoridades de conservación locales gastaron unos 2,5 millones de dólares en eliminar las plantas foráneas en El Cabo Occidental.

Verdoorn también arremetió contra la industria de la construcción. "Si queremos preservar los fynbos, deberíamos impedir, entre otras cosas, la instalación de complejos de vivienda y campos de golf", dijo.

"Un campo de golf usa un millón de litros de agua por día. Eso es mucho. Sacándolos podríamos ayudar a los pobres sin acceso al agua", enfatizó.

Los incendios también amenazan a los fynbos.

CapeNature, la autoridad ambiental en El Cabo Occidental, señaló en su informe anual 2005-2006 que "la incidencia de incendios sin control en delicadas áreas de fynbos continúa aumentando año a año".

El organismo lo atribuye al aumento de la población, particularmente en asentamientos informales, el aumento de la temperatura y la ampliación de las temporadas de incendios forestales a causa del cambio climático, y la infestación de especies extrañas que proporcionan el combustible para el fuego.

"La temporada de incendios 2005-2006 experimentó más de 100 incendios sin control en áreas de fynbos protegidas administradas por CapeNature en todo El Cabo Occidental", señala el informe.

"Los incendios son parte esencial del ecosistema natural que sostiene y hace evolucionar a los fynbos", aclara el estudio. Pero "con una incidencia cada vez mayor de incendios sin control, hay áreas que arden reiteradamente en ciclos mucho más breves de lo ocurriría naturalmente", agrega.

"Incendios demasiado frecuentes tendrán consecuencias negativas y posiblemente catastróficas para el ecosistema especializado de los fynbos", insiste el informe de CapeNature.

Verdoorn no perdió las esperanzas en relación al reino floral de El Cabo, a pesar de los numerosos desafíos que esta zona afronta.

"Pienso que podemos salvar los fynbos. Pero necesitamos un montón de trabajo, y hacer que toda la gente se involucre", manifestó.

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