La reforestación, las nuevas tecnologías y un uso eficiente de la energía deben ser elementos clave en una campaña internacional destinada a reducir los gases invernadero y poner freno al recalentamiento planetario, señalaron expertos.
"Solo la deforestación en Brasil e Indonesia podría arruinar 80 por ciento de las reducciones de emisiones logradas con la puesta en práctica del Protocolo de Kyoto en su primera fase", hasta 2012, explicó a IPS la directora de finanzas y administración de la Coalición de Países con Selvas Tropicales, Federica Bietta.
Brasil e Indonesia fueron los dos países con mayor pérdida anual de áreas forestadas entre 2000 y 2005. África es el continente más afectado, con una merma de casi 5,3 millones de hectáreas anuales desde 1990. La Coalición está integrada por 40 países con programas de sostenibilidad ambiental en materia de selvas tropicales, y funciona como una organización intergubernamental con secretaría en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Bietta, quien viajó a la occidental ciudad alemana de Colonia la semana pasada para participar de la Carbon Expo, señaló que los gases invernadero causados por la degradación de las selvas tropicales representan más de una cuarta parte de las emisiones a nivel mundial en los años 90, de unos 5.000 millones de toneladas de dióxido de carbono.
La Carbon Expo es una conferencia y exposición internacional sobre el mercado de emisiones de carbono, organizada por el Banco Mundial y por la Asociación de Comercio Internacional de Emisiones.
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La mayoría de los científicos coinciden en que el recalentamiento del planeta obedece a actividades humanas, sobre todo a gases liberados por la combustión de petróleo, gas y carbón, el principal de los cuales es el dióxido de carbono.
Esos gases se acumulan en la atmósfera y, por su gran capacidad para retener el calor de los rayos solares, acentúan el llamado "efecto invernadero".
La consecuencia de ese recalentamiento es un cambio climático global con manifestaciones regionales y locales, como el derretimiento de hielos polares y glaciares, la elevación del nivel del mar, sequías, tormentas, huracanes e inundaciones.
Pese a que Estados Unidos genera 25 por ciento de las emisiones de los gases invernadero, el gobierno de George W. Bush retiró la firma que había estampado su predecesor, Bill Clinton (1993-2001), en el Protocolo de Kyoto, único mecanismo internacional contra el cambio climático. Bush arguye que el acuerdo puede afectar la economía de su país.
Bietta señaló que las principales causas de la deforestación en el mundo son la tala indiscriminada, la construcción de caminos y líneas eléctricas, y la minería, así como la creciente demanda de alimentos y la urbanización.
Para contrarrestar esta tendencia, Bietta sostuvo que en las regiones ricas en selvas tropicales deben aplicarse políticas de desarrollo sostenible que busquen "la estabilidad climática, la reducción de la pobreza, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo rural".
"El financiamiento de estas políticas puede ser accesible. Por ejemplo, con los ingresos procedentes del mercado de emisiones, que podrían ser de entre 5.000 millones y 30.000 millones de dólares anuales", señaló.
Las selvas tropicales capturan el carbón de la atmósfera a través de la fotosíntesis.
Aunque los índices globales de fotosíntesis no pueden ser medidos en forma adecuada como para determinar los cambios anuales en el almacenamiento de carbono, ambientalistas consideran posible determinar cuáles son los efectos en la atmósfera del uso de la tierra, como la deforestación con fines agrícolas.
Es posible recapturar el carbono reforestando la tierra. Los nuevos bosques tropicales absorben el carbono de la atmósfera y lo almacenan en los árboles y en el suelo.
Además de la reforestación, un mayor uso de fuentes de energías renovables y con bajos niveles de carbono, así como una mayor eficiencia en el uso de los recursos energéticos, son elementos necesarios para frenar las emisiones de gases invernadero y estabilizar el fenómeno climático, señalaron expertos.
David Hopkins, experto de la consultora en materia ambiental Carbon International, dijo a IPS que la concentración de carbono en la atmósfera se duplicará para 2054 respecto de los niveles de 2000 si no se adopta una nueva política ambiental.
"Para mantener los presentes niveles de carbono en la atmósfera, tenemos que evitar los 7.000 millones de toneladas de carbono que se producirán si no cambiamos nuestros patrones de consumo y producción de energía", alertó.
Con ese fin, se deben aplicar múltiples tecnologías e instrumentos, como la reforestación, el mercado de derechos de emisiones, las fuentes renovables de energía como la solar y la eólica, la generación de electricidad con biomasa, la captura y almacenamiento de carbono, el reciclamiento de desechos y, sobre todo, un uso eficiente de la energía.
"Pero no existe una bala de plata contra el cambio climático", afirmó Hopkins, y subrayó que todas las tecnologías e instrumentos tienen sus propias fallas.
Por ejemplo, la captura y almacenamiento de carbono "puede ser algo muy caro, y hay discrepancias científicas" sobre su efectividad, indicó
Por otro lado, la actual capacidad instalada en materia de energía solar debe multiplicarse por 700 para evitar una concentración de 1.000 millones de toneladas de carbono en la atmósfera. Por razones de espacio, esa multiplicación de paneles solares es casi imposible.
Una mejora en la eficiencia de la energía en edificios y hogares, así como una reducción del consumo eléctrico y del uso de automóviles, podrían recortar más de 3.000 millones de toneladas de emisiones de carbono.