Sinónimo de caza mayor y de sabanas, Kenia también es famosa por sus arrecifes de coral. Pero funcionarios de gobierno advierten que las crecientes temperaturas del mar, a causa del cambio climático, están perjudicando a estas formaciones y a la diversa vida marina que albergan.
"El hombre y la mujer común pueden no haber asumido el cambio climático. Pero todos se dan cuenta de la transformación que tiene lugar en el agua. Los peces están desapareciendo. Los arrecifes de coral, que son como las selvas del mar, han sido seriamente afectados", dijo el subdirector de Programas Costeros y Marinos de la Autoridad Nacional de Administración del Ambiente, Alí Mohammed.
"Es el mundo industrializado el que necesita minimizar su emisión de gases invernadero. La contribución de África al cambio climático es insignificante, aunque está muy afectada", declaró a IPS, refiriéndose al dióxido de carbono y al metano, que ingresan a la atmósfera en parte a través de la quema de combustibles fósiles.
Estas emisiones absorben y atrapan la energía del sol. Muchos científicos sostienen que las concentraciones de gases invernadero provocan el aumento de la temperatura de la Tierra, causando transformaciones en clima.
En circunstancias normales, los arrecifes son mantenidos por las algas que contienen. Estas minúsculas criaturas usan la luz del sol y el dióxido de carbono de los corales para producir sustancias ricas en energía que alimentan el coral y otras formas de vida marina.
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Pero temperaturas del mar más elevadas alteran esta simbiosis, haciendo que las algas, que también dan color a los corales, sean expulsadas. Esto hace que el coral se decolore y, por tanto, no pueda producir energía y a menudo muera como resultado.
El potencial destructivo de la pérdida de algas fue ilustrado en 1998, cuando una severa aparición del fenómeno climático de El Niño hizo que 80 por ciento de los arrecifes de Kenia resultaran decolorados, según Mohammed.
El Niño está vinculado al cambio de temperaturas en el océano Pacífico, que perjudican severamente al clima en otras partes del mundo, como un aumento de las temperaturas de las aguas keniatas a valores jamás registrados.
Aunque hay señales de que El Niño ocurre desde hace muchos años, científicos investigan si el fenómeno fue potenciado por el recalentamiento global.
Alrededor de 90 por ciento de los arrecifes en aguas keniatas murieron durante El Niño de 1998, que causó víctimas en cadena entre varias especies de peces.
Esta pérdida de diversidad biológica fue sentida por los keniatas, cuando el reducido número de peces se tradujo en menores capturas para las comunidades costeras, 70 por ciento de las cuales dependen extensivamente de la pesca para sobrevivir, señaló la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza, con sede en Estados Unidos.
Según Mohammed, estas comunidades no tienen los recursos necesarios para escapar al cambio de sus circunstancias. "Las reservas marinas de Kenia están dominadas por (pescadores) a pequeña escala con una capacidad limitada. Ellos no tienen medios para ir más allá de los manglares y corales, y no pueden aventurarse en el mar abierto, donde hay más peces", dijo.
Mohammed alegó que las pérdidas de esas reservas fueron significativas, pero no pudo dar cifras concretas.
Según los cometarios del pescador tanzanio Rajab Mohammed Sosele, las comunidades costeras de África oriental siguen sufriendo el aumento de las temperaturas marinas.
"La reducción de la captura de peces afectó seriamente mi negocio. Aunque el suministro está bajando, el precio del pescado sube. Las personas a quienes habitualmente vendo pescado no pueden pagar estos elevados precios, y esto hace que cada vez me resulte más difícil ganarme la vida", dijo a una publicación del Fondo Mundial para la Naturaleza.
La destrucción de arrecifes también es una amenaza para el turismo de base marina en Kenia, que representa más de dos tercios del sector, según cifras del gobierno.
"La mayoría de los turistas vienen a causa de la belleza y la diversidad de nuestra vida marina", dijo Mohammed.
El turismo es la segunda actividad generadora de ingresos de divisas extranjeras en Kenia, después de la agricultura.
Las temperaturas globales aumentaron aproximadamente 0,6 grados desde mediados del siglo XIX, y se prevén incrementos adicionales de entre 1,4 y 5,8 grados para 2100.
Los peligros que plantean el cambio climático para los arrecifes de coral fueron señalados por los países signatarios del Convenio sobre la Biodiversidad, adoptado en la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro.
Una reunión de estos estados realizada en 2000 en Nairobi adoptó varias medidas para salvaguardar los arrecifes del planeta, incluyendo estudios para determinar cuán vulnerables son las especies coralinas al recalentamiento planetario e impedir su decoloramiento.