Organizaciones no gubernamentales de Europa, África y Estados Unidos lanzaron una campaña para que la explotación de los recursos mineros de la República Democrática del Congo beneficie a su población y no sólo a las grandes firmas transnacionales del sector.
La campaña es centralizada en España por la Federación de Comités de Solidaridad con África Negra (Umoya), que tiene sede en Madrid y 11 centros provinciales, con el objetivo de lograr que el gobierno congoleño de Joseph Kabila y sus socios internacionales adopten una serie de medidas en tal sentido.
Entre ellas se destacan la necesidad de esclarecer todo sobre los contratos mineros existentes, revisarlos con vistas a su renegociación, rescisión o anulación, crear un mecanismo independiente de seguimiento de la ejecución de esos convenios y garantizar una gestión transparente y equitativa de esos recursos.
La campaña llama a organizaciones no gubernamentales (ONG) e instituciones civiles y públicas de todo el mundo a firmar una convocatoria que será enviada a la presidencia del Banco Mundial, al gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) y a los países socios de ese país, con motivo de las reuniones de primavera de ese banco y del Fondo Monetario Internacional, a realizarse el 14 y 15 de este mes en Washington. Las adhesiones se pueden hacer a través de madrid@umoya.org. El suizo Reto Thumiger, presidente de Umoya, señaló que "tras 30 años de dictadura y más de 15 años de guerra y de transición, las necesidades del pueblo congoleño son inmensas", y como posee una abundancia de recursos mineros, "su explotación equitativa permitiría la reconstrucción y el desarrollo del país, llevando justicia y equidad social a su población".
Paul Dianne, un joven senegalés inmigrante en España desde hace cinco o seis años, dijo a IPS que él nunca se hubiera imaginado que fuera tanta la diferencia social entre Europa y África, "siendo que nuestros países tienen una gran riqueza natural".
"No conozco el Congo, me han dicho que su riqueza natural es mayor que la de mi país, pero también que la gente vive aún peor… algo que me resulta difícil de imaginar como debe ser, porque en Senegal el pueblo vive muy mal, sobre todo si comparamos con España".
La RDC, ex colonia de Bélgica, se independizó en 1960 y desde entonces padeció dos guerras internas, la más dura entre 1998 y 2003, en la que combatieron tropas de nueve países y 20 facciones armadas internas, provocando 3,8 millones de muertos, la mayoría por hambre y epidemias.
Esa violencia, aunque en menor grado, todavía se mantiene, con intermitentes enfrentamientos armados. Su comercio exterior está dirigido mayoritariamente a Bélgica, que recibe 38,2 por ciento del total, o comprado por empresas de este país, mientras que a Estados Unidos va 17,9 por ciento.
La República Democrática del Congo no le vende nada al resto de África, aunque importa un volumen importante, siendo Sudáfrica el mayor proveedor con 16,5 por ciento del total, a la vez que de Bélgica llega 16,1, de Francia 9,1, de Zambia 6,9 y de Kenia 5,7 por ciento de las compras.
En el territorio de la RDC se encuentra 30 por ciento de las reservas mundiales de cobalto, 10 por ciento de cobre, además de oro, uranio, petróleo y entre 40 y 50 por ciento de las reservas de agua de todo el continente, incluyendo el paso por su territorio del río Congo, comparable al Amazonas americano en cuanto a incidencia continental.
Pero su producto interno bruto (PIB) por habitante es de 700 dólares, en tanto que los dos países receptores de la mayoría de sus productos lo superan ampliamente: Estados Unidos con 40.100 dólares y Bélgica con 30.600.
Un grupo de expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó en 2006 un informe en el que consta que desde el oeste de la RDC, entre siete y 10 aviones diarios traspasan ilegalmente la frontera hacia Ruanda, cargados cada uno con dos toneladas de casiterita, de donde se extrae estaño. Pero también hay tráfico ilegal de oro, diamantes, cobre y cobalto.
El oro congoleño es particularmente barato, pues, mientras la media mundial de extracción de este metal por tonelada de tierra removida es de solamente 11 gramos, en la RDC oscila entre seis y siete kilogramos, con zonas en las que llega a 15 kilogramos.
Otro mineral abundante en ese país, que se calcula tiene 80 por ciento de la reserva mundial es el coltán (formado por columbita y tantalita), indispensable para la fabricación de teléfonos móviles debido a su bajísimo peso y a sus grandes propiedades conductoras de electricidad.
Precisamente, el intento de controlar las minas de coltán fue el principal sino el único motivo por el cual Ruanda y Uganda, apoyados por Estados Unidos, ocuparon en 1998 parte del territorio congoleño. En los 18 meses que se mantuvo la ocupación, Ruanda logró beneficios por 250 millones de dólares con la venta de ese material.
Ya no hay una guerra interna, aunque si esporádicos enfrentamientos violentos en este país, donde 75 por ciento de sus 60 millones de habitantes viven con un dólar diario de promedio, 10 millones carecen de acceso al agua potable y otro tanto no tienen luz eléctrica.