LITERATURA-HAITÍ: Un siglo de Jacques Roumain

Nació en una opulenta familia de Puerto Príncipe en 1907 y se educó en Bélgica y Suiza. Pero pocas voces literarias exponen con más elocuencia el sufrimiento de los campesinos de Haití que la de Jacques Roumain.

El centenario del autor de la imperecedera novela "Gouverneurs de la rosée" ("Gobernadores del rocío") sirve para recordar la rica y poco reconocida literatura haitiana, y también para resaltar la persistencia de los problemas que Roumain describió en esta emblemática obra, publicada en 1943.

En Haití y en otros países se celebran conferencias para reflexionar sobre la obra de Roumain a la luz del acontecer político y literario en este empobrecido y conflictivo país del Caribe, donde viven ocho millones de personas.

Tanto su talento narrativo como su compromiso político reflejan su coraje y su honestidad en una nación cuya cultura política ha dado a luz pocos representantes con ambas características.

"Con una producción relativamente limitada, Roumain es uno de los novelistas haitianos más influyentes del siglo XX", dijo Carrol F. Coates, traductor de ficción haitiana y profesor de francés y literatura comparada en la Universidad Binghamton de Nueva York.

"Roumain encarna el orgullo nacional y la voluntad del campesinado de sobrevivir a los desastres naturales y la represión gubernamental", agregó.

Al regresar a Haití en 1927, Roumain se unió a los activistas contra la ocupación estadounidense de su país, causa que respaldaría durante ocho años.

Sus inclinaciones literarias ya se habían revelado antes, al colaborar con la creación de La Revue Indigène (La Revista Indígena), que intentaba articular la autenticidad haitiana y la voz nacionalista frente al dominio de Estados Unidos.

El gusto de Roumain por la acción política directa lo llevó a apoyar la fundación de la Liga de la Juventud Patriota Haitiana, cuyas reiteradas críticas contra Estados Unidos y el gobierno del presidente de Haití Louis Borno lo llevaron a cumplir ocho meses de prisión en 1928 y 1929.

Roumain participó luego en la creación del Partido Comunista Haitiano, por lo que fue nuevamente encarcelado, esta vez por tres años, durante el gobierno del presidente Stenio Vincent. Luego de su liberación en 1936, Roumain se exilió en Estados Unidos y Europa.

De vuelta a Haití en 1941, el gran respeto de Roumain por el folclore y las tradiciones lo llevaron a establecer la Oficina de Etnología, que procuraba institucionalizar el estudio del campesinado.

Bajo la influencia del etnólogo Jean-Price Mars —cuyo libro "Ainsi parla l'oncle" ("Así habló el tío") fue publicado en 1928 y devino pieza clave del movimiento de las negritudes del Caribe francés—, Roumain se hizo amigo del antropólogo francés Alfred Metraux.

Ambos viajaron por el Haití rural, documentando las tradiciones religiosas, en una investigación que Metraux convertiría en un aclamado libro: "Vudú en Haití".

En 1943, el presidente Elie Lescot eligió una manera diplomática para lidiar con el conflictivo escritor sin enviarlo a prisión: designarlo "encargado de asuntos" en México.

Roumain dedicó su estancia en el extranjero para terminar "Gobernadores del rocío" y el libro de poesía "Bois d'ébène" ("Bosque de ébano").

En uno de sus versos, "Bois d'ébène" alude a "les damnés de la terre" ("los condenados de la tierra"), frase de la que más tarde se apropiaría el teórico argelino Frantz Fanon para titular su célebre libro contra el colonialismo.

La luz de Roumain no duró mucho. Murió a los 37 años, en agosto de 1944.

Aunque las primeras obras de Roumain describen su propia clase alta, su novela más célebre, "Gobernadores del rocío", empieza con una campesina desesperada a quien se le escurre un puñado de tierra entre los dedos mientras balbucea: "Todos vamos a morir".

El libro cuenta la historia de Manuel, un joven campesino que regresa de su empobrecida aldea de Fonds Rouge después de haber cortado caña de azúcar en Cuba durante 15 años, y advierte el desesperante estado en que se encuentra su país.

En un refinado retrato de la vida rural de Haití, Roumain lleva al lector al final trágico de Manuel, donde se unen la devastación ambiental y la devastación fratricida, matizadas por el amor que siente por la campesina Annaise.

"La vida ha secado a Fonds Rouge", escribe Roumain en su novela. "Uno sólo necesita escuchar al silencio para oír la muerte."

Las condiciones del país empeoraron tras la muerte de Roumain. Noventa por ciento de los árboles desaparecieron en los últimos 50 años para la elaboración de carbón y para ampliar la frontera agrícola.

Eso exacerbó los problemas del campesinado y causó una emigración masiva hacia la capital, República Dominicana y América del Norte.

Los granjeros de Haití fueron también devastados por el programa que Estados Unidos y Canadá financiaron para la erradicación de la fiebre porcina y el desarrollo de la cría de cerdos, en los años 80.

El programa acabó con 1,2 millones de los cerdos nativos, una de las bases de la economía campesina, porque los exámenes constataron que la cuarta parte de los animales del país estaban infectados.

Haití, que durante muchos tiempo produjo arroz barato para consumo doméstico, perdió competitividad en 1995, cuando el gobierno del presidente Jean-Bertrand Aristide aceptó el ajuste económico recomendado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y bajó los aranceles del cereal de 35 a tres por ciento.

El paisaje político de Haití se mantiene caótico. Los dirigentes siguen concentrados en la capital y prestan muy poca atención al país rural.

"La poderosa condena de Roumain a la marginalización de la vasta mayoría de la población de Haití se refleja en la realidad de hoy", dijo Robert Falton Jr., profesor de la Universidad de Virginia y autor de "Haiti's Predatory Republic: The Unending Transition to Democracy" ("La república rapaz de Haití: La transición inconclusa hacia la democracia").

"Las grandes diferencias entre clases y razas continúa envenenando al país. El campesinado sigue afrontando una existencia desdichada, mientras aumenta la pobreza urbana", anotó Falton.

"El análisis de Roumain de los problemas de Haití y su visión de una nueva sociedad continúa siendo la inspiración de aquellos que buscan un país más democrático e igualitario", sostuvo el experto.

La influencia de Roumain se mantiene en la vida intelectual de Haití. Tuvo un impacto clave en la obra de Jacques Stephen Alexis, autor de las novelas "Compere General Soleil" ("Compadre general Sol") y "L'espace d'un clement" ("El espacio de un clemente"), y quizás el más grande escritor haitiano de todos los tiempos.

Pero el ejemplo de Roumain no murió con Alexis y se mantiene hasta hoy.

"La realidad de Haití ha sido siempre muy difícil de descifrar y de convertir en un lenguaje universal y artísticamente original", dijo Raoul Peck, cineasta que ha abordado asuntos como el del líder congoleño Patricio Lumumba y el genocidio de 1994 en Ruanda.

"Jacques Roumain permanecerá por siempre como uno de los primeros capaces de romper esa dura barrera. Abrió el camino para los muchos que vinieron después", concluyó Peck.

* Michael Deibert es autor de "Notes from the Last Testament: The Struggle for Haiti" ("Notas del Último Testamento: La lucha por Haití", publicado por la editorial Seven Stories Press.

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