A Dua Kouadio le resulta tristemente familiar la imagen de otra cosecha destruida por culpa de un furioso incendio.
"Es la segunda vez que me pasa esto. El año pasado, algunas personas iniciaron un incendio que destruyó mis boniatos", relató a IPS, sentado en un campo chamuscado que antes albergó tres hectáreas de castañas de cajú, toda su cosecha anual de ese cultivo.
Muchos otros residentes de la oriental localidad marfileña de Bondoukou, donde vive Kouadio, pasaron por experiencias similares. Según funcionarios del agua y la forestación, esta parte del país es más arrasada por incendios de bosques que cualquier otra.
"No hay un año en el que los incendios forestales no se registren en esta parte del país, pese a las amenazas y a la creación de conciencia", dijo a IPS Madeleine Zio, directora de agua y forestación en Bondoukou.
Entre 1999 y el año pasado, 17 personas resultaron muertas y 3.370 hectáreas de cultivos y 337 chozas fueron destruidas por incendios solamente en Bondoukou, agregó.
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Según las últimas estadísticas oficiales para toda Costa de Marfil, los incendios se cobraron 122 vidas entre 1983 y 2002, junto con más de 110.000 hectáreas de vegetación, incluyendo 33.000 hectáreas de café y cacao, así como unas 246 aldeas y campamentos.
Las prácticas tradicionales son la causa de esta destrucción. Durante mucho tiempo las personas usaron el fuego para preparar la tierra para cultivos, caza y pasturas, explicó Joseph Séka, del Ministerio de Ambiente. Pero una vez iniciados, estos incendios suelen ser imposibles de controlar.
Djézou Konan, viceadministrador de la vecina región de Sorobango, también en el este del país, coincidió. "En la actualidad, en mi prefectura (departamento administrativo) es temporada de caza, y decenas de hectáreas de tierra en barbecho y cultivos arden cada día solamente por culpa de la caza", dijo a IPS.
Séka advirtió que el riesgo de ver que todos los bosques de África occidental se convierten en humo es real, y que se debe actuar rápidamente. El Comité Nacional de Defensa de los Bosques contra los Incendios, que forma parte del Ministerio de Ambiente, se hizo eco de sus declaraciones.
Este organismo señala que el norte, el centro y el oriente de Costa de Marfil ya cargan con las cicatrices de los incendios forestales, y que el sur puede ser el próximo, llevándose con él los bosques que quedan.
Estadísticas del comité indican que los bosques marfileños se extendían a lo ancho de nueve millones de hectáreas en 1965, que se transformaron en apenas tres millones en 1991. Para 2006, esta superficie se había reducido más, a 2,5 millones de hectáreas.
A lo largo de la carretera entre Bondoukou y Tanda, más al norte, la vegetación ya es casi inexistente. Los árboles que sobreviven son atrofiados o derribados por el fuego. Los bosques del pasado dieron lugar a la sabana.
La excesiva explotación de los bosques para extraer madera y leña también es responsable de este estado de situación, afirmó Mélaine Bohui, de Ma forêt (Mi bosque), una organización no gubernamental ubicada en Bingerville, a unos 20 kilómetros del centro comercial de Abidján.
El Comité Nacional de Defensa de los Bosques asumió actividades de concientización para cambiar el comportamiento de comunidades rurales y desarrollar medidas preventivas contra los incendios forestales. Se establecieron comités en aldeas con el fin de impedir incendios y limitar el alcance de los que ya comenzaron.
Pero los esfuerzos por frenar las prácticas perjudiciales son debilitados por la negativa de las víctimas de incendios forestales a hacer que quienes iniciaron las fogatas sean castigados.
"A menudo nos hallamos a nosotros mismos en situaciones donde intervienen padres y (otros) familiares de los acusados en cada arresto. A causa de sus peticiones, a veces somos obligados a liberar a los acusados, incluso si la persona notoriamente cometió el acto de modo reiterado", explicó Zio.
"Si queremos preservar lo que queda y arreglarnos para recuperar lo que había, debemos pensar en la reforestación. Ni la represión ni ninguna otra cosa es la solución al problema", manifestó Bohui Kouassi.