El cambio climático ya altera la situación del Ártico, de África subsahariana y de pequeñas islas y deltas de ríos de Asia, informó el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) en Bruselas.
Los impactos ya constatados no harán otra cosa que agravarse en los próximos años, junto con algunas molestas sorpresas, mientras gana rápido impulso la carrera humana por alterar el clima.
Científicos y ambientalistas dicen que el desafío del siglo es qué hará la humanidad al respecto.
"Lo irritante es que tenemos todas las herramientas a mano para limitar el cambio climático y salvar al mundo de los peores impactos", dijo este viernes Lara Hansen, científica jefa del Programa Internacional de Cambio Climático del no gubernamental Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
"El IPCC dejó en claro que las posibilidades abiertas se están cerrando rápidamente. El mundo necesita pensar colectivamente con vistas a los próximos 10 años y trabajar juntos para impedir esta crisis", señaló Hansen.
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"Nuestras sociedades dependen de la naturaleza, aunque la hemos debilitado durante siglos. Ahora, con el cambio climático, estamos atacando la propia base del mundo natural, poniéndonos a todos en riesgo", agregó.
John Seed, escritor, profesor universitario y fundador del no gubernamental Centro de Información sobre Selvas Tropicales en Australia, coincidió. "No necesitamos más conocimientos. Lo que falta es pasión."
En una encuesta reciente, más de 93 por ciento de los australianos dijeron estar preocupados por el cambio climático, informó Seed a IPS. "Los australianos nunca tuvieron tal grado de consenso sobre nada". Pero muy, muy pocos australianos hacen algo al respecto, aseguró.
En todo el mundo, la humanidad pasa de la negación a la conciencia, y luego a la desesperación, porque sienten que el problema es demasiado grande y complicado.
Como consecuencia, muchas personas, entre ellas funcionarios del gobierno, están demasiado ansiosas por buscar "falsas soluciones", tales como mantener la actual matriz energética aunque comprando y vendiendo "créditos de carbono" o dependiendo de nuevas tecnologías como el secuestro de carbono y los biocombustibles, indicó Seed.
"La cultura del continuo crecimiento económico se terminó. Los negocios y la política no pueden continuar como siempre", observó.
Lo que falta y se necesita para abordar el cambio climático es la dimensión psicológica humana, según Seed, quien realiza una serie de talleres en América del Norte sobre este asunto.
El primer paso es reconocer los sentimientos personales sobre el cambio climático, que resultaron ser comunes en docenas de talleres que Seed organizó en todo el mundo.
Una vez que se admita abiertamente, este sentimiento universal de tristeza, desesperanza, enojo o desesperación podrían traducirse, por ejemplo, en acciones, como la organización pequeños grupos para reclamar que medidas contra el cambio climático, señaló.
"Una acción democrática por parte de los ciudadanos es la única solución. Los gobiernos y los políticos no brindarán el liderazgo necesario", dijo Seed a IPS.
También advirtió que los líderes políticos y empresariales de los países industrializados culpan falsamente por el cambio climático a los estilos de vida del público.
"Menos de 25 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero resultan de nuestras opciones personales", aseguró.
Los principales vehículos del cambio climático global son estructurales y políticos. Además de sus extraordinarias ganancias, las empresas de petróleo y carbón de todo el mundo reciben miles de millones de dólares en subsidios públicos.
En Estados Unidos, las firmas de combustibles fósiles reciben 20.000 millones de dólares por año, mientras que cada australiano paga 300 dólares por año en subsidios similares, dijo. Lo mismo ocurre en Canadá.
La gente no puede elegir caminar en vez de manejar si no hay aceras en sus vecindarios, sostuvo. Y tampoco pueden decidir dejar sus automóviles en sus casas cuando no hay tránsito público, o apenas un sistema de autobuses de muestra que podría insumir el doble de tiempo.
Esa es la clase de conocimiento que los ciudadanos necesitan, junto con la pasión para actuar, opinó Seed.
"El informe de hoy del IPCC subraya lo que ya sabemos: que la naturaleza nos está obligando a hacer algo", dijo Seed.
Muchas organizaciones ya están comprometidas con la lucha contra el cambio climático, pero hay una enorme variedad de puntos de vista sobre cómo hacerlo.
El cambio climático "es un asunto central de equidad que debe ser abordado en las negociaciones internacionales", dijo John Drexhage, director de Cambio Climático y Energía en el Instituto Internacional para el Desarrollo Sustentable.
El Protocolo de Kyoto, acordado en 1997, busca reducir las emisiones de dióxido de carbono que contribuyen con el efecto invernadero, responsable del recalentamiento global.
En el marco de ese acuerdo, 35 naciones industrializadas deberán, entre 2008 y 2012, reducir 5,3 por ciento sus emisiones respecto de los registros de 1990.
Sin embargo, Estados Unidos —por lejos el mayor emisor mundial de gases invernadero— se negó a ratificar el tratado, con el argumento de que es demasiado costoso de implementar. Muchas otras naciones industrializadas están quedando rezagadas en relación a sus compromisos.
"Se vuelve una prioridad tan económica como ética defender lo que queda de naturaleza en este planeta: los manglares y los arrecifes de coral protegen costas, los bosques protegen cuencas", dijo Hansen, del WWF.
"Lean nuestros labios: en Estados Unidos necesitamos una política climática obligatoria", aseguró Eileen Claussen, presidenta del Centro Pew sobre Cambio Climático Global.
Seed coincidió. "Podemos o bien enterrar nuestras cabezas en la arena o bien experimentar el momento de nuestras vidas abrazando este desafío."