BIODIVERSIDAD: El libro de la vida en código de barras

Expertos descubrieron 50 nuevas especies de ave tras el primer muestreo genético de casi todas las 690 conocidas en América del Norte. El proceso fue posible gracias a una novedosa técnica de análisis que tarda apenas tres horas y cuesta sólo cinco dólares.

Crédito: UN/DPI Photo
Crédito: UN/DPI Photo
Un proceso similar de análisis del ADN (ácido desoxirribo nucleico) sumó seis a las 87 especies ya registradas de murciélago en Guyana. El ojo y el oído humanos casi no distinguen las nuevas especies de aquellas de las que ya se tenía conocimiento.

Pero el análisis genético muestra que los ADN de diversas variedades evolucionan por caminos diferentes desde hace millones de años, según investigaciones publicadas el domingo por la revista científica británica Molecular Ecology Notes (Notas de Ecología Molecular).

"El código de barras del ADN transformará los esfuerzos para la protección y conservación de la biodiversidad mundial", dijo a IPS Paul Herbert, del Instituto de Biodiversidad de Ontario en la canadiense Universidad de Guelph.

"No se puede proteger lo que no se puede identificar", explicó el científico.
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El hábitat del zarapico, un ave costera norteamericana, sufre una tremenda presión del sector de la construcción y por el cambio climático. Ahora se sabe que, en realidad, esta especie tiene dos formas distintas, cuyos rastros evolutivos se bifurcaron hace 2,5 millones de años.

"¿Cómo es posible desarrollar estrategias para preservar entidades genéticas muy diferentes si se ignora que lo son? Nuestro trabajo es hallar la primera evidencia molecular de algunas de esas divisiones", explicó Herbert.

La importancia de la protección y conservación de la diversidad biológica radica en que los organismos vivos juegan funciones importantes en todos los ecosistemas, como la purificación del agua y el aire del que todos los seres, incluidos los humanos, dependen para sobrevivir.

La diversidad de especies interactuantes es la clave de la salud y resistencia de los ecosistemas, según los expertos.

Usar el ADN para la identificación de las especies no es una práctica nueva, pero lo que desarrollaron Herbert y su equipo es un mecanismo que estandariza, acelera y abarata el análisis.

"Tres horas y cinco dólares en sustancias químicas" es todo lo necesario para identificar una especie a partir de una muestra de tejido, explicó.

El ADN, que aparece en todos los seres vivientes, es una molécula compleja que contiene todas las instrucciones genéticas para que un organismo se desarrolle.

A nadie sorprende que el ADN de un ser humano es diferente y más complejo que el de un gusano… aunque el de un ratón sí es similar al de un humano. Las diferencias entre los millones de piezas que componen el ADN de dos distintas especies animales son muy difíciles de hallar.

Luego de 20 años de investigación y otros varios de pruebas, Herbert logró identificar la porción de un gen llamado citochrome c oxidase I (COI), que, al parecer, es el código de barras de todas las especies animales.

A partir de este avance, los inspectores aduaneros y los guardaparques podrán determinar si un cargamento de pieles o de filetes animales proceden de especies cuya caza es ilegal, indicó el experto.

También los funcionarios de los aeropuertos podrán identificar los restos de las aves que terminan en la turbina de los aviones, con desastrosas consecuencias para ellas y, en ocasiones, también para los aparatos.

Miles de esos "ataques aviares" se registran cada año y podrían evitarse identificando los animales e impidiendo que aniden cerca de los aeropuertos.

La nueva tecnología ya se usa para establecer los límites de los parques nacionales de Madagascar y para entender el impacto del desarrollo económico en las selvas amazónicas.

Y ninguna de esas aplicaciones es tan controvertida como el descubrimiento, chocante para los ornitólogos y aficionados al avistamiento de aves, de 15 nuevas especies en Estados Unidos y Canadá.

"Hay 15 especies pasadas por alto, genéticamente distintas pero que parecen iguales a otras", dijo a IPS uno de los autores del estudio publicado por Molecular Ecology Notes, Mark Stoeckle, de la Universidad Rockefeller de Nueva York.

Considerando cuán bien estudiadas estaban las aves norteamericanas, este hallazgo es toda una sorpresa, según Stoeckle.

"¿Puede usarse el ADN por sí solo para definir una especie? Quizás en el futuro, pero ahora necesitamos la opinión de los expertos", agregó.

Algunos de esos expertos habían afirmado antes que esta tecnología aún no ha probado su rigurosidad. La identificación y clasificación de especies es el objeto de una disciplina denominada taxonomía, con una rica tradición científica de más de tres siglos.

De cualquier manera, los nuevos análisis indican que "existen varios casos de profundas divergencias genéticas dentro de lo que hoy se considera una especie única", sostuvo Herbert.

Aunque especies de aves puedan parecer muy similares al ojo humano, un espécimen no se apareará con otro que tenga un "código de barras" distinto.

Mientras, las nuevas especies de aves y murciélagos aún no tienen un nombre que las distinga. El asunto es objeto de una intensa discusión científica.

"Si decimos que el ADN es a partir de ahora el único medio para identificar especies, se levantarían las plumas de unos cuantos cogotes", observó Herbert.

La taxonomía constituye una tarea difícil y tediosa y ganar experiencia lleva muchos años.

Stoeckle descubrió hace tiempo un cienpiés inusual en el Parque Central de Nueva York. Le insumió cuatro años de trabajo a expertos en Italia identificar el espécimen como de una nueva especie, para lo cual debieron compararlo con todos los cienpiés antes identificados.

El código de barras del ADN aceleraría mucho el proceso, indicó el científico.

Por otra parte, esta nueva tecnología permitiría identificar todos los seres vivientes del planeta. Hoy, ni siquiera lo están todos los alrededor de 5.500 mamíferos de la Tierra. Para los biólogos, sin incluir las bacterias y los hongos debe haber unos dos millones de especies distintas.

Herbert afirmó que le llevaría apenas siete años crear una "biblioteca" de códigos de barras de ADN en la que se identificaría medio millón de especies, incluidos insectos, invertebrados y peces, a un costo bastante modesto: 100 millones de dólares.

Los esfuerzos para financiar el ya denominado Sistema de Código de Barras de Vida ya están en curso. Esta "biblioteca" ya catalogó más de 25.000 especies. (FIN/IPS/traen-mj/sl/ks/wd sc he en bd/07)

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