El juicio previo a la condena a muerte y ejecución del ex presidente iraquí Saddam Hussein fue injusto y estuvo plagado de defectos, coincidieron dos de las principales organizaciones internacionales de derechos humanos.
"Amnistía Internacional cree que todo el proceso fue defectuoso", declaró a IPS James Dyson, un representante de esa organización con sede en Londres. El Tribunal de Apelaciones de Iraq no rectificó los principales defectos del juicio del ex dictador ante el Tribunal Penal Supremo Iraquí, declaró Amnistía el sábado, tras la ejecución.
La organización estadounidense Human Rights Watch emitió el pasado noviembre un informe de 97 páginas en el que detalló numerosos defectos en el juicio de Saddam Hussein.
"El alto tribunal iraquí no estaba exento de presión política del gabinete iraquí", sostuvo Richard Dicker, de Human Rights Watch, el sábado. "En enero de este año, el juez del caso renunció en protesta porque el primer ministro lo criticó públicamente por ser muy indulgente en la conducción de los procedimientos", agregó.
Ese tipo de interferencia política "es totalmente inapropiada para el proceso judicial", dijo a IPS.
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Lo que enfrentó Saddam Hussein, añadió Dicker, fue un "juicio por emboscada" caracterizado porque la fiscalía ocultaba a los abogados defensores las pruebas que se presentaban ante el tribunal. A veces, las pruebas se les entregaban a último minuto, y otras, ni eso, explicó.
El informe de Human Rights Watch, titulado "Judging Dujail: The First Trial Before the Iraqi High Tribunal", se basó en 10 meses de observaciones y decenas de entrevistas con jueces, fiscales y abogados defensores.
El grupo halló, entre otros defectos, "violaciones al derecho del acusado a cuestionar a testigos de la fiscalía, además del prejuicio demostrado por el juez presidente del tribunal".
Los abogados defensores de Saddam Hussein tuvieron 30 días para apelar la condena a muerte emitida el 5 de noviembre. "Sin embargo, solo se les dio a conocer el veredicto el 22 de noviembre, lo cual les dejó apenas dos semanas para responder", señala el informe.
La cámara de apelaciones anunció la confirmación del veredicto y la condena a muerte el 26 de diciembre.
"Es inconcebible que la cámara de apelaciones haya revisado en forma minuciosa la sentencia de 300 páginas y los argumentos de la defensa en menos de tres semanas", observó Dicker en una declaración publicada por Human Rights Watch. "El proceso de apelación parece haber tenido más defectos que el juicio", agregó.
Tanto Amnistía como Human Rights Watch documentaron durante muchos años las violaciones a los derechos humanos cometidas bajo el régimen de Saddam Hussein (1979-2003), en momentos en que los gobiernos occidentales prestaban escasa atención a esos informes.
"Esas violaciones incluyen la matanza de más de 100.000 kurdos iraquíes en el norte de Iraq, como parte de la campaña de Anfal de 1988", declaró Human Rights Watch. Ahora, debido a la ejecución de Saddam Hussein, la verdad de esos hechos quizá nunca se sepa.
"En el momento de su ahorcamiento, Saddam Hussein y otros miembros de su régimen estaban en juicio por genocidio, por la campaña de Anfal de 1988", recordó la organización.
"Las víctimas de esa campaña, incluso mujeres, niños y ancianos, fueron seleccionadas porque eran kurdos que permanecían en sus tierras tradicionales fuera del control de Bagdad. La ejecución de Saddam Hussein pone en riesgo el juicio de estos crímenes más graves", advirtió Human Rights Watch.
Tanto Amnistía como Human Rights Watch se oponen a la pena de muerte por principio.
"Nos oponemos a la pena de muerte en todos los casos, por ser una violación del derecho a la vida y el castigo más cruel, inhumano y degradante. Esta pena es especialmente aborrecible cuando se impone tras un juicio injusto", declaró Malcolm Smart, director del Programa de Amnistía Internacional para Medio Oriente y el Norte de África.
"Es aún más preocupante que en este caso la ejecución haya parecido un final anunciado, una vez pronunciado el veredicto original. El tribunal de apelaciones apenas dio un barniz de legitimidad a lo que fue, de hecho, un proceso fundamentalmente defectuoso", sostuvo Smart.
Este juicio será visto por muchos como "la justicia del triunfador", pero "lamentablemente, no hará nada por detener la ola de asesinatos políticos", agregó.
Saddam Hussein fue condenado a muerte el 5 de noviembre de 2006 por la matanza de 148 personas de Al-Dujail, una aldea situada al norte de Bagdad, en represalia por un intento de asesinato en su contra en 1982.
El juicio, que comenzó en octubre de 2005, casi dos años después de la captura del ex dictador iraquí por las fuerzas de ocupación estadounidenses, terminó en julio de este año.
"Todo acusado tiene derecho a un juicio justo, cualquiera sea la magnitud de los cargos en su contra. Este principio fue constantemente ignorado durante las décadas de tiranía de Saddam Hussein. Su derrocamiento creó la oportunidad de restaurar este derecho básico y, al mismo tiempo, de hacer justicia por los crímenes del pasado. Es una oportunidad perdida, y agravada por la pena de muerte", declaró Smart.
"El compromiso de un gobierno con los derechos humanos se mide por la forma en que trata a sus peores detractores", dijo Dicker. "La historia juzgará estas acciones severamente", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/mlm/mm ik hd dp/06)