Una prolongada sequía en África oriental a fines del siglo XIX no sólo mató a decenas de miles de integrantes de la comunidad maasai, sino que también dio una nueva forma al paisaje geográfico y político, según una nueva investigación.
Los maasai llamaron "emutai" ("exterminación") a la sequía y los consecuentes brotes de enfermedades sucedidos entre 1883 y 1902.
La peste bovina exterminó el ganado de subsistencia de la comunidades en el periodo de 1883 a 1884 y luego la varicela devastó a las personas. A ello le siguió una sequía de dos años, por lo cual no es sorprendente que una severa hambruna persistiera por buena parte de la última década de ese siglo, indica el trabajo publicado en la última edición del African Journal of Ecology.
"Había mujeres que parecían esqueletos y en cuyos ojos hundidos se vislumbraba la locura del hambre; niños que lucían más como ranas que como seres humanos, 'guerreros' que apenas podían gatear y ancianos apáticos y languidecientes. Ellos eran refugiados del (Parque Nacional) Serengeti…", escribió en 1894 el geógrafo austríaco Oscar Baumann.
Un periodo de fuerte erosión fue el resultado de la combinación de la sequía, los incendios y el pastar de los animales de modo excesivo, informa la investigadora Lindsey Gillson, de la sudafricana Universidad de Ciudad del Cabo. Su estudio se realizó en el Parque Nacional Tsavo, en Kenia sudoriental.
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Este es un resultado sorprendente porque la región es semiárida y las plantas son resistentes a la sequía. Sin embargo, cuando murió el ganado los maasai fueron forzados a depender de cabras y ovejas, lo que probablemente condujo a ese temporario pastoreo excesivo, escribe Gillson.
Para el momento en que las lluvias finalmente ocurrieron, la erosión había cambiado la capacidad de la región de proveer a los animales.
Los conocidos parques nacionales de Kenia —Serengeti, Tsavo, Amboseli y Mkomazi— fueron centrales para la tradición y la economía maasai, pero quedaron prácticamente despoblados cuando llegaron los colonos europeos, recordó Jon Lovett, del Centro para la Ecología, la Ley y la Política de la inglesa Universidad de York.
La investigación arroja una luz adicional sobre los probables efectos del cambio climático.
Se espera que esta modificación de clima provoque sequías e inundaciones más extremas y frecuentes en África, dijo Lovettt a IPS,
Pero "las predicciones" del futuro cambio climático solamente son una pequeña parte de la historia, pues nos indica cómo se relacionan los shocks ecológicos y los resultados catastróficos que pueden tener sobre los sistemas sociales", añadió.
Algunas partes de Kenia ya soportaron sequías en 2003. En la región septentrional, criadores de ganado perdieron 10 millones de animales. Dos tercios de la población de la localidad de Turkana se quedaron así sin medios de vida.
También la región maasai de Kajiado perdió cinco millones de animales, señaló la ambientalista maasai Sharon Looremeta a los delegados en el cierre de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, realizada en Nairobi del 6 al 17 de este mes.
"Los científicos nos dicen que muy pronto esta clase de imagen del hambre y el sufrimiento es la única que podrán ver en África", señaló Looremeta en una declaración escrita.
El surgimiento del reino zulú también coincide con las cambiantes condiciones ambientales. Las sequías en África austral registradas a comienzos del siglo XIX coincidieron con la guerra y el desplazamiento de los pueblos nguni, explicó Lovett.
Los nguni ingresaron a las tierras elevadas de Tanzania, forzando al pueblo hehe a defender su territorio.
Cuando llegaron los colonos alemanes, a fines del siglo XIX, encontraron una fuerza de lucha hehe que condujo a la derrota militar de Alemania en la localidad de Lugalo.
El estricto régimen militar alemán que sobrevino les causó a los hehe masivos trastornos socioeconómicos y dejó grandes áreas despobladas. En los años 50, algunas de ellas se convirtieron en reservas forestales y en el Parque Nacional Udzungwa, escribe Lovett en la misma edición del African Journal of Ecology.
"Lo que podemos aprender del pasado es cómo las sociedades humanas reaccionaron a acontecimientos extremos", afirma.
La reunión de Nairobi sobre cambio climático concluyó con pocos avances para hallar modos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados y para suministrar fondos que ayuden a África a adaptarse al cambio climático, según ambientalistas.
Pero "acontecimientos como (el emutai) van a volverse más comunes en el futuro, y necesitamos estar listos para ellos", señaló Lovett. El trabajo de Gillson "es importante porque muestra qué ocurrió en el pasado; ahora estamos advertidos. Pero persiste la gran pregunta: ¿se darán por enterados los políticos?".
Mientras los delegados de la Organización de las Naciones Unidas salían de safari o volaban de regreso a sus hogares luego de la conferencia, Looremeta les recordó que su pueblo sigue quedando atrás y que tiene "muy pocos alimentos, muy poca agua" y que sus rebaños están muriendo.
"Mi pueblo está viviendo al límite de la existencia", enfatizó.