Imagine a las naciones más pobres del mundo superando sus dificultades económicas gracias a las exportaciones tradicionales. Una gran visión, pero ¿puede convertirse en realidad?
"No les den pescado para comer, sino enséñelos a pescar", dijo Patricia Francis, directora ejecutiva del International Trade Centre (ITC), con sede en Ginebra, recordando una simple fórmula que se ha manejado en las últimas tres décadas.
Aunque bien sabida, esta idea no ha sido puesta en práctica, dijo Francis a IPS.
Enseñarles a pescar a los pobres es darles asistencia técnica que los ayude a convertirse en parte de la economía global, indicó.
"Muchos países en desarrollo dependen de la asistencia para el comercio para aprovechar las oportunidades que ofrece la liberalización", dijo la ministra de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul.
[related_articles]
La ministra inauguró la conferencia "Foro ejecutivo sobre estrategias nacionales de exportación", en la que prometió seguir cooperando con 5,1 millones de dólares en los próximos dos años para el Programa Fondo Global Fiduciario del ITC.
Alemania es uno de los principales donantes en asistencia al desarrollo vinculada con el comercio, sobre todo en cooperación con el ITC, la agencia de cooperación técnica de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) y de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para los aspectos de negocios en el desarrollo global del comercio.
Para promover el comercio en beneficio de los países pobres, la Unión Europea (UE) incrementará a 2.500 millones de dólares su ayuda al comercio para 2010, informó la ministra.
"Atrayendo a los pobres al proceso de exportación: vínculos e implicancias estratégicas" fue el tema de las discusiones en la conferencia, celebrada entre el 27 y el 30 de septiembre en Berlín.
Al encuentro asistieron 160 delegados de 35 países, agencias de la Organización de las Naciones Unidas y organizaciones internacionales.
Ministros y otros funcionarios de gobierno de países en desarrollo como Bolivia, Camboya, Etiopía, India y Nepal tuvieron parte en la conferencia, así como representantes del Banco Mundial, del Banco Asiático para el Desarrollo, de organizaciones no gubernamentales como Oxfam y de naciones del Norte industrializado como Alemania, Noruega y Suecia.
La presencia de delegados de cámaras de comercio, especialistas en exportaciones y pequeños y medianos empresarios le dieron una dimensión pragmática a las discusiones.
"No veo a las exportaciones como una panacea para acabar con la pobreza de la noche a la mañana, pero creo que aumentando las exportaciones a países en desarrollo o estimulando el comercio Sur-Sur sí podemos reducirla", sostuvo Francis, ex presidenta de la Corporación de Promociones de Jamaica.
Existen muchos ejemplos de ello. En Brasil, el turismo se convirtió en una nueva vía de desarrollo para ocho comunidades pobres con más de 7.000 miembros, que trabajan en hoteles y venden comida, ropas y artesanías a los visitantes.
Francis también citó el éxito de la otrora moribunda industria de la seda tradicional en Camboya, que en los últimos cuatro años se convirtió en un negocio de cuatro millones de dólares anuales. Dentro de cinco años, las exportaciones de seda camboyana llegarán a los 10 millones de dólares. Varios miles de productores de seda han logrado salir de la pobreza.
Las exportaciones de especias orgánicas indias también están prosperando, dijeron participantes del encuentro.
Según la Unctad, el comercio mundial de bienes y servicios creció de 2,3 billones de dólares en 1980 a más de 12,6 billones en 2005. Pero los pobres aún no se han beneficiado. Los 50 países menos desarrollados, hogar de una quinta parte de la población mundial, no recibieron los beneficios de ese auge.
En 2005, su parte en el comercio era de 0,6 por ciento, contra 0,7 por ciento en 1980. Aún en los países más avanzados, la brecha se amplía entre los que tienen y los que no.