Los expertos invadieron una vasta región de Cataluña, al pie de los Pirineos y en el rincón noreste de España, en busca de petróleo. Se trata apenas de una de las prospecciones que han renacido en distintos lugares de la península ibérica al calor del altísimo precio de los hidrocarburos.
La búsqueda en el Prepirineo catalán está a cargo de la compañía petrolera Cepsa, controlada por la franco-belga TotalFinaElf y segunda firma en importancia del sector en España detrás de Repsol-YPF.
La zona explorada es una amplia franja compuesta de dos grandes áreas, denominadas Vallfogona Oeste y Vallfogona Este, cada una de las cuales tiene una superficie de 88.500 hectáreas.
Para este intento Cepsa cuenta con la colaboración técnica de la Universidad de Barcelona, uno de cuyos catedráticos y participante en la prospección, Mariano Marzo Carpio, profesor de Recursos Energéticos y Geología del Petróleo, dialogó con IPS.
Marzo aclaró que el asesoramiento que brinda la universidad a la empresa petrolera, con la que ha firmado un convenio, no es sólo en materia geológica sino también ambiental. "Estamos en una primera fase de la exploración, que se extenderá por dos años, y que comprende, básicamente, la reevaluación de datos", dijo.
"Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX se tiene constancia de la presencia de betún y brea —que son formas degradadas del petróleo— en varias comarcas del Prepirineo catalán. No me cabe duda de que existe petróleo en el subsuelo, pero ése no es el problema, sino cuánto hay, qué calidad tiene, cuáles son las posibilidades de extracción", reflexionó el experto.
Ya en la década de 1890 se explotaban en esa región sus arcillas bituminosas, y entre 1905 y 1917 estuvo activa la mina de Riutort, abierta por dos franceses, que en ese lapso extrajeron de sus galerías 500 toneladas de petróleo.
A partir de 2008 y tras esta etapa de "exploración gruesa" se iniciará una segunda fase, en la que se eliminarán las áreas menos interesantes y se concentrarán los esfuerzos en puntos concretos para realizar perfiles geológicos detallados del subsuelo, explicó Marzo.
Por último, se seleccionará una zona para proceder a la perforación, tarea que se emprenderá hacia 20102011. Cepsa goza desde junio de 2005 de la autorización de la Generalitat (gobierno autónomo de Cataluña) para llevar a cabo estas prospecciones, y el permiso rige hasta 2011.
En diversas épocas, el Prepirineo catalán fue objeto de otras exploraciones, las más recientes entre 1987 y 1991, y esos sondeos "fueron negativos, pero no descartaron el interés por la zona. Ahora disponemos de mayores conocimientos científicos y de una tecnología mucho más refinada", contó Mariano Marzo.
¿Se habrían realizado estas prospecciones si el precio del barril Brent —el crudo del mar del Norte, de referencia en Europa— no hubiese pasado en una década de 10 dólares a los 70 de hoy en día?
Pedro Miró, consejero delegado de Cepsa EP, filial del grupo que se ocupa de la exploración, señaló: "Nos hallamos en una fase de precios altos de los hidrocarburos. Desde el punto de vista del coste, yacimientos y pozos que antes se veían como no viables pueden serlo ahora".
Según Marzo, "el alto precio del petróleo, naturalmente, explica que se lleven a cabo las exploraciones, pero no hay que olvidar muchos otros factores. En primer lugar, que se tienen indicios claros de existencia de petróleo en superficie".
"Pero la rentabilidad de la explotación de un pozo o yacimiento es el resultado de un conjunto de condiciones, como la profundidad a que se encuentra el hidrocarburo, su calidad, su complejidad extractiva y la de la geología del subsuelo", añadió.
"Además —expresó—, se tiene en cuenta si existen infraestructuras para transportar el combustible hasta las refinerías e incluso su proximidad a los centros de consumo. Luego existen determinaciones ambientales y políticas".
No es ésta la única región en la que se están realizando prospecciones petroleras. Distintas compañías también están concretando tres proyectos en el País Vasco (norte de España), otro en el mar, frente a las costas del delta del Ebro, en el Levante, y Repsol-YPF se apresta a explorar mar adentro, en las proximidades de las Islas Canarias (al suroeste de la península), cuando se superen los litigios territoriales con Marruecos.
El primer yacimiento de petróleo descubierto en España, en 1964, fue el de La Lora, al noroeste de Burgos y en el norte del país. El filón más importante se halla en la cuenca mediterránea, frente a las costas de Tarragona (Cataluña) y en el País Valenciano, en el este de la península. Allí trabaja la plataforma Casablanca, perteneciente a Repsol-YPF.
Esta compañía, que también extrae gas en el golfo de Cádiz, posee permisos para buscar hidrocarburos en yacimientos marítimos frente al litoral de Murcia, Asturias, Málaga, Tarragona y el archipiélago canario.
El campo de La Lora ha tenido siempre una muy baja producción, y la calidad del petróleo que de allí se extrae es mediocre. En cambio, opinó Mariano Marzo, el hidrocarburo de la costa de Tarragona es de muy buena calidad.
España importa 99,8 por ciento del petróleo que consume, o sea que la producción nacional cubre apenas 0,2 por ciento de sus necesidades. La extracción total lograda en su territorio durante 2005 fue de 1,23 millones de barriles, equivalente a la producción de Venezuela en medio día de trabajo.
Las organizaciones ecologistas oponen fuertes reparos a los proyectos de exploración y eventual explotación petrolífera en diversos parajes de España, y ya han hecho oír sus objeciones a la prospección que se realiza en el Prepirineo catalán, uno de los paisajes más idílicos del país.
Según una publicación de los Cuadernos de información económica, editados por la Fundación de las Cajas de Ahorro de España, varios estudios de expertos mundiales estiman que si se mantuvieran los niveles de consumo actuales en todo el planeta —parece improbable, porque aumentan de año en año— las reservas conocidas de petróleo en el mundo se agotarían dentro de 40 años, y las de gas natural dentro de 65.