Gran Bretaña no invierte lo suficiente en el Sur en desarrollo, pero las remesas enviadas por inmigrantes en este país se están convirtiendo en un importante contrapeso a la pobreza en el mundo, reveló una encuesta encargada por el Departamento para el Desarrollo Internacional.
Los inmigrantes procedentes de Asia meridional, África y el Caribe remiten en promedio 1.627 dólares por familia al año, según el estudio.
"Reconocemos que las personas (que viven) en Gran Bretaña (y proceden) de otras partes del mundo generan enormes beneficios a sus respectivos países", dijo a IPS el ministro de Desarrollo Internacional, Gareth Thomas.
"Damos la bienvenida al hecho de que estén luchando contra la pobreza enviando dinero a sus familias y amigos. Todos tenemos responsabilidades para con nuestros padres y familias. Esta es claramente una manera en que las personas de aquí asumen esa responsabilidad", expresó.
Las remesas estimadas superan, por lejos, a las inversiones extranjeras directas en casi todos los países en desarrollo donde se realizó la encuesta.
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Las inversiones son por lo general fáciles de cuantificar, pero no ocurre lo mismo con las remesas.
"Este estudio está diseñado para concentrarnos realmente en esa carencia de información sobre cuánto dinero va desde Gran Bretaña a Asia y a África", explicó Thomas.
El Departamento para el Desarrollo Internacional cree que esas remesas constituyen un factor sustancial en el combate a la pobreza en el Sur.
"Los flujos de remesas internacionales son muy grandes y crecientes, y constituyen ahora una gran cuota de los flujos financieros internacionales y adquieren una importancia aún mayor en la balanza de pagos de los países receptores", señala la investigación.
Además, ayudan a "complementar los ingresos de millones de familias en países en desarrollo", añade.
El Departamento para el Desarrollo Internacional dijo haber realizado el estudio como parte de "un esfuerzo concertado por organizaciones internacionales, donantes bilaterales y organizaciones no gubernamentales para comprender mejor las características de las remesas, a fin de ayudar a maximizar sus impactos en el desarrollo".
La investigación, llevada a cabo por la consultora ICM Research entre febrero y marzo, y dada a conocer el 27 de julio, se basa en el resultado de una serie de cuestionarios distribuidos en hogares de inmigrantes en 143 áreas de Gran Bretaña, desde los que se había hecho al menos un envío de dinero en los 12 meses previos. En total, 1.778 cuestionarios fueron contestados.
Los resultados del estudio echaron por tierra los temores de que las nuevas generaciones de inmigrantes estuvieran perdiendo contacto con sus países de origen.
"Por el contrario, lo que vemos es una potenciación del proceso", dijo a IPS Mohmud Mohamed, vicepresidente de Instituciones Financieras Globales en Citigroup. "Este es un proceso que evoluciona y continuará".
Muchas empresas hallaron una nueva fuente de recursos en el negocio del envío de dinero al Sur.
Suraj Vaghani, director para Gran Bretaña de la firma Travelex, dijo a IPS que el negocio de las remesas crece en forma sostenida. "Anticipamos un gran crecimiento desde Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países. Muchísimas personas en la diáspora ayudan a sus familias".
Los hogares consultados habían enviado dinero a alrededor de 50 países en desarrollo. Cuatro de cada 10 de estos hogares lo enviaron a África, donde Nigeria es la principal nación receptora, con 17 por ciento de las remesas.
Otros importantes países receptores son India, con 14 por ciento, Pakistán, 10 por ciento, Jamaica, siete por ciento, y Ghana, cinco por ciento.
Cuarenta y siete por ciento de los inmigrantes envían dinero a sus padres, y casi un cuarto a "otros" familiares, como hermanos, primos, tíos o tías. Un pequeño número declaró enviar efectivo a sus cónyuges (siete por ciento), hijos (ocho por ciento) o amigos (también ocho por ciento).
La investigación reveló que algunos grupos étnicos en particular tienden a enviar más dinero que otras. Pero cuando se tienen en cuenta el ingreso de estas personas y otras características de sus hogares y motivaciones, la condición étnica no parece tener fuerte incidencia.
Treinta y uno por ciento de los consultados dijeron que el dinero sería usado para comprar alimentos o para satisfacer otras necesidades básicas, como cubrir gastos médicos (21 por ciento) y comprar vestimenta (19 por ciento).
La educación es citada como un uso posible por 17 por ciento de los encuestados, seguida por la vivienda (17 por ciento) y la compra de bienes duraderos (13 por ciento).
Estos datos varían sustancialmente entre las distintas etnias. Por ejemplo, 39 por ciento de los africanos blancos declararon que el dinero sería usado para comprar comida, mientras que 29 por ciento de los chinos dijeron que lo emplearían para comprar ropa, y 24 por ciento de los africanos negros piensan destinarlo a la educación.
Cuatro de cada cinco personas que envían remesas esperan que ese dinero resulte "una cantidad considerable" (36 por ciento) o "una gran cantidad" (45 por ciento) de diferencia en el hogar. Sin embargo, también hay una pequeña pero significativa minoría que piensa que sus remesas harán "poco" (10 por ciento) o "absolutamente nada" (tres por ciento) por mejorar las condiciones de los receptores.
Treinta y cuatro por ciento de los emisores de remesas en Gran Bretaña son de origen negro africano, 31 por ciento sudasiático y 12 por ciento negro caribeño. También hay mayor proporción masculina que femenina, con la notable excepción de las mujeres negras africanas, que tienden a enviar más remesas que los hombres de su misma condición étnica.
La encuesta también reveló que 15 por ciento de las personas que envían remesas usan exclusivamente métodos informales, como mandar el dinero a través de amigos o parientes.