A comienzos del siglo XX, el número de habitantes del planeta era inferior a los 2.000 millones, y en los albores del siglo XXI supera ya los 6.000 millones. Estas cifras volvieron a ser analizadas y a causar preocupación este martes, cuando se celebra el Día Mundial de la Población.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, la población mundial es actualmente de 6.527.525.419 habitantes. Cada 14 años, se añaden 1.000 millones de personas al planeta, con lo que, a este ritmo, habrá 9.100 millones de habitantes dentro de 50 años.
Además, según la organización Population Connection, con sede en Washington, más de la mitad de la población mundial vivirá en ciudades para 2007, "lo que nos convertirá, por primera vez, en especies urbanas".
Mientras, las emisiones de gases invernadero, que contribuyen al cambio climático, también aumentaron significativamente desde comienzos del siglo XX.
La mayoría de científicos coinciden en que el recalentamiento planetario se debe a las actividades humanas, sobre todo a los gases liberados por la combustión de petróleo, gas y carbón, el principal de los cuales es el dióxido de carbono.
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Esos gases se acumulan en la atmósfera y, por su gran capacidad para retener el calor de los rayos solares, acentúan el llamado efecto invernadero.
"Tenemos que considerar toda la contribución de las actividades humanas y cómo se relaciona con las crecientes emisiones de dióxido de carbono desde la industrialización", dijo el científico Jay Gulledge, del Centro Pew sobre Cambio Climático.
"Hubo un aumento de 35 por ciento en la concentración atmosférica de dióxido de carbono desde los tiempos previos a la industrialización", señaló.
El Protocolo de Kyoto entró en vigor en febrero e impone a los países industriales que lo firmaron y ratificaron la obligación de reducir sus emisiones de gases a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990. El plazo para operar esas reducciones vence en 2012.
Las naciones más industrializadas consumen 60 por ciento de los combustibles fósiles del planeta.
Mientras la población aumenta, sobre todo en las áreas urbanas, también lo hace la demanda energética, lo que significa que se necesitarán más centrales de energía que emitirán gases invernadero.
El crecimiento poblacional también va de la mano con la deforestación para la construcción de ciudades. Mientras los bosques absorben carbono, los árboles muertos y en estado de descomposición liberan ese elemento a la atmósfera.
"Un tercio de todas las actuales emisiones proceden de los automóviles. Las centrales de energía que queman carbón y la industria pesada también son responsables de las emisiones de gases invernadero", indicó Gulledge.
"El crecimiento poblacional y el recalentamiento planetario están definitivamente entrelazados. Una mayor población significa un creciente uso de energía", dijo a IPS la directora de investigaciones del Earth Policy Institute, Janet Larsen.
Estados Unidos concentra a cinco por ciento de la población mundial, pero es responsable por 25 por ciento de todas las emisiones de gases invernadero, según la organización ambientalista estadounidense Sierra Club.
El presidente George W. Bush retiró la firma en el Protocolo de Kyoto que había estampado su antecesor, Bill Clinton (1993-2001), aduciendo que podría afectar la economía de su país.
Washington también se queja de que India y China, dos de los grandes emisores de gases invernadero, están exentos de los requisitos del acuerdo.
"El Protocolo de Kyoto fue diseñado como un primer paso de lo que debe convertirse en un esfuerzo progresivo. Los casos de China e India deberán ser tratados de una forma significativa en próximas reuniones", explicó Tim Herzog, investigador asociado del Instituto Mundial de Recursos.
Muchos sostienen que, por ser el país que más libera gases invernadero, Estados Unidos debería ser más proactivo en la búsqueda de soluciones al cambio climático.
"Estados Unidos consume más energía y libera más gases invernadero que ninguna otra nación", dijo a IPS la directora del Programa de Energía y Cambio Climático del Worldwatch Institute, Janet Sawin.
"Si añades 100.000 personas a la población aquí (en Estados Unidos), y 100.000 personas en un país de África subsahariana, el efecto de las emisiones de gases invernadero aquí será mucho mayor porque usamos más energía por habitante", añadió.
Los efectos combinados del recalentamiento planetario y del crecimiento poblacional parecen evidentes, a pesar de las opiniones de organismos como el Centro Nacional para Análisis de Políticas (NCPA), de Estados Unidos.
El NCPA publicó en octubre de 2005 un informe señalando que "los datos históricos y las actuales investigaciones sobre huracanes no arrojan evidencia suficiente para vincular las actividades humanas con las más frecuentes y poderosas tormentas".
Gulledge rechazó estas afirmaciones. "Yo no hablo en términos absolutos porque la ciencia no es un absoluta. Pero hay evidencia científica sólida de que el recalentamiento planetario afecta a los huracanes, haciéndolos más intensos en general y más frecuentes en el Atlántico norte", señaló.
"El recalentamiento planetario causa la pérdida de los glaciares, y unas 2.000 millones de personas en el mundo dependen de estos para obtener agua", añadió.
Mientras, el presidente Population Connection, John Seager, sostuvo que, con frecuencia, el debate sobre crecimiento poblacional y recalentamiento planetario ignora el tema fundamental del control de natalidad.
"La mayoría de las discusiones sobre cómo manejar el crecimiento poblacional están dominadas por discusiones tecnológicas contra la planificación familiar", indicó.
Según Seager, todas las personas deberían estar en condiciones de controlar las decisiones básicas de cuándo y si tener o no hijos. Esto, en el largo plazo, podrá poner freno al crecimiento poblacional y, eventualmente, a sus efectos en el ambiente.