Estados Unidos no sólo entorpece los esfuerzos mundiales contra el sida, sino que además incumplió sus promesas para combatir la enfermedad a nivel interno, señalaron expertos y activistas al término este viernes de la Conferencia de Alto Nivel de la ONU sobre VIH/Sida.
"Hay niveles de la enfermedad parecidos a los de África subsahariana en algunas partes de Washington, y en varias zonas de Nueva York, como Harlem o el Bronx, la situación es también alarmante", dijo a IPS el ex director de la Oficina de Política Nacional contra el Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) de la Casa Blanca Scott Evertz.
El número de nuevas infecciones en Estados Unidos ha sido de unas 40.000 al año durante más de un decenio, y sólo la mitad de las personas necesitadas de tratamiento lo reciben, de acuerdo con datos del programa Observatorio de Salud Pública del independiente Open Society Institute.
"No tenemos una completa educación sexual ni un plan nacional para tratar el problema, aunque fue una de las recomendaciones hechas hace cinco años" en la Declaración de Compromisos aprobada durante la última conferencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) sobre el sida en 2001, afirmó la directora del programa, Rachel Guglielmo.
"Existe una falta de coordinación en prevención, tratamiento y cuidado", añadió, y subrayó que las autoridades estadounidenses en especial han fallado en la adopción de medidas preventivas.
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La conferencia de tres días en Nueva York concluye este viernes con una declaración política, cuya negociación se vio obstaculizada por la resistencia de Estados Unidos a permitir un mayor acceso de los pacientes pobres del Sur en desarrollo a medicamentos de alta tecnología.
El gobierno estadounidense hace énfasis en los derechos de propiedad intelectual de los grandes laboratorios.
Las campañas de abstinencia, impulsadas por la administración de George W. Bush a nivel local e internacional, son consideradas por muchos científicos moralmente problemáticas, ya que "retienen información (sobre el empleo de condones) y promueven opiniones cuestionables o inexactas", señaló en un artículo la publicación especializada Journal of Adolescent Health.
La Declaración de Compromisos de 2001 establece objetivos concretos y con plazo para mejorar la respuesta mundial a la enfermedad, entre ellas que 90 por ciento de los jóvenes estuviesen bien informados para 2005 sobre las formas de prevenir el contagio del VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida)
Sin embargo, el informe 2006 del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH-Sida (Onusida), señala que menos de 50 por ciento de los jóvenes del planeta tienen una adecuada comprensión de la enfermedad.
En una encuesta realizada en 18 países, la proporción de jóvenes que identificaron correctamente las formas de prevenir la transmisión del VIH era de apenas 20 por ciento entre las mujeres y de 33 por ciento entre los hombres.
"En los planes de estudio de las escuelas estadounidenses ya hay un movimiento para que se enseñe sólo la abstinencia, y creo que veremos los efectos de eso en el futuro", alertó Evertz.
La población negra, los homosexuales, los adictos a las drogas y las personas de escasos recursos siguen llevando la mayor carga del sida en Estados Unidos, según el informe de Onusida.
"El sistema federal de atención sanitaria trata en forma adecuada los importantes números de enfermos en esas comunidades", dijo Evertz.
"Claramente, la epidemia en Estados Unidos ha cambiado en términos de quiénes son los más afectados, y en realidad son las mujeres negras, uno de los sectores más carenciados económicamente en nuestra sociedad", indicó.
"Es sólo cuestión de tiempo que la enfermedad se convierta en mal de los pobres también en Estados Unidos", añadió.
Aunque los negros constituyen apenas 13 por ciento de los 288 millones de estadounidenses, sufren la mitad de las nuevas infecciones de VIH, señaló la organización no gubernamental Public Health Watch.
Por su parte, Guglielmo indicó que el sida es la principal causa de muerte entre las mujeres negras de entre 24 y 34 años. "Esto no es señal de una fuerte respuesta nacional al sida", afirmó.