El estigma del cólera se propaga peligrosamente en Angola, donde ha podido escapar al control de las autoridades sanitarias pese a ser uno de los países potencialmente más ricos y de mayor crecimiento económico de África.
La epidemia ya causa un promedio de 25 muertes por día, en un total de más de 1.000 casos contabilizados sólo en las últimas 24 horas en 10 de las 18 provincias del país, elevando a 1.034 el número de víctimas mortales registradas desde mediados de febrero, muchas de ellas en Luanda, la capital de la ex colonia portuguesa del África sudoccidental.
Un balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado en la víspera en Luanda y divulgado este miércoles en Lisboa, indica que ya se registraron 25.266 casos de cólera en las 10 provincias afectadas por la epidemia, que ha adquirido especial fuerza en la provincia de Luanda, con 12.440 casos que han causado 179 muertos
Según estos últimos datos oficiales, el elenco fatal continúa con las provincias de Benguela, con 6.224 casos, 448 de los murieron, Cuanza do Norte con 2.536 personas infectadas, 151 fallecidas, Bengo con 1.691 afectados y 69 víctimas mortales, y Malange, donde perecieron 151 de los 1.691 enfermos y otros 40 contagiados en la provincia de Huíla, que lamenta ocho muertos.
Menos grave, pero igual de preocupante por la posible propagación, es la confirmación el martes de 14 casos en la provincia de Huambo, en el altiplano central angoleño, causando tres muertes, mientras las provincias de Zaire, con 141 casos de los que resultaron dos muertos, Cuanza do Sul, con 13 casos y Bié con uno fueron las últimas en entrar en la estadística, pero sin decesos por cólera.
El primer caso apareció el 13 de febrero de este año en el barrio de Boavista, una de las zonas más insalubres del municipio de Ingombotas, ubicado en las inmediaciones del puerto de Luanda, y en pocos días comenzó a proliferar en otros sectores pobres de la capital.
Pocas semanas después de la eclosión en Luanda, la epidemia comenzó a aparecer en las provincias de Benguela, Bengo y Cuanza do Norte, para hoy ya estar presente en 10 provincias de este vasto país de 1,25 millones de kilómetros cuadrados y con 14,9 millones de habitantes.
Luanda fue concebida por los portugueses para que a mediados del siglo XX albergase a unas 700.000 personas. Sin embargo, en la actualidad viven cerca de cinco millones de personas sin condiciones mínimas de saneamiento básico, utilizando aguas servidas y riachuelos repletos de basuras y excrementos.
Esta situación ambiental crea un excelente caldo de cultivo para el cólera, una enfermedad altamente contagiosa que se transmite a través del agua, manifestándose mediante vómitos y diarrea, que pueden originar deshidratación grave y en muchos casos la muerte.
Las estadísticas de la OMS indican que entre 25 y 50 por ciento de los casos de cólera son fatales si no fuesen debidamente tratados, pero con una atención médica adecuada puede hacer bajar este porcentaje de mortalidad a valores de entre uno y dos por ciento.
En este momento, la tasa de mortalidad por la epidemia en Angola es de 5,1 por ciento, precisamente el promedio del continente africano, que es el más alto del mundo
Ante la preocupante situación, la Comisión de la Unión Europea (UE) decidió el 27 de abril aprobar una contribución de 1,5 millones de euros (casi 1,9 millones de dólares) destinados a dar una respuesta a la emergencia, advirtiendo sobre la "proliferación alarmante y extremamente rápida" de la epidemia de cólera en Angola.
Los fondos de la UE fueron canalizados a través de las organizaciones Médicos del Mundo, Médicos sin Fronteras, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la OMS.
Como si la preocupante situación creada por el cólera no bastase, los corresponsales portugueses destacados en Luanda reportaron este miércoles que las provincias orientales de Angola quedaron aisladas del resto del país desde el lunes debido a la caída del único puente sobre el río Samba, causada por las grandes inundaciones registradas en la provincia de Malange.
Decenas de camiones con mercaderías destinadas a las provincias de Moxico y de Lundas se encuentran en las inmediaciones del puente destruido por las aguas esperando por una solución, que los técnicos estiman que podrá llegar dentro de un mes y esto si hubiese una intervención rápida de las estructuras del Estado.
Lo que está en juego es la supervivencia de los habitantes del oriente de Angola, que dependen de los bienes de consumo básicos transportados desde Luanda, incluidos los alimentos y los combustibles, cuya carencia podrá también afectar a la industria de diamantes. (