Luego de décadas de exigir prolijidad fiscal a países pobres, el FMI, aquejado por problemas presupuestales que amenazan su rol en la arquitectura económica mundial, pide ayuda a expertos sobre lo que supuestamente es su especialidad.
El FMI (Fondo Monetario Internacional) informó en un comunicado la constitución de un comité de "personas eminentes" para estudiar mecanismos para que la institución mantenga "una fuente perdurable de ingresos" que le permita cubrir sus gastos de administración.
El comité tendrá a su cargo la tarea de hallar "un nuevo modelo de financiamiento para el FMI", que incluye entre sus funciones desde su creación hace 61 años el papel de vigilante monetario y consejero económico de las naciones que reciben sus préstamos.
El órgano será presidido por Andrew Crockett, presidente de JP Morgan Chase International y ex gerente general del Banco de Pagos Internacionales, la institución que reúne a los bancos centrales del mundo y que tiene su sede en Suiza.
Otros miembros son Alan Greenspan, presidente ejecutivo de Greenspan Associates y ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Mohamed El-Erian, presidente de Harvard Management Company, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, y Zhou Xiaochuan, presidente del Banco Popular de China.
El FMI había anunciado el mes pasado que asignó parte de sus reservas para crear una cuenta de 8.700 millones de dólares en bonos de diversos países con el fin de generar ingresos.
El FMI, de 184 miembros, informó que su ingreso neto para el año pasado fue de apenas 167 millones de dólares, 109 millones menos de lo esperado. Se pronostica que el déficit llegará a 116,3 millones este año y podría incrementarse aun más en 2007.
La institución, que bajo la dirección de las naciones más ricas trasladó en los años 80 el costo de sus operaciones a los países a los que presta dinero, ha perdido influencia y, según expertos, relevancia, pues esas naciones desdeñan cada vez más tanto sus recomendaciones como sus créditos.
Clientes importantes como Rusia, Brasil y Argentina saldaron sus deudas con el Fondo mucho antes de lo previsto, para liberarse de su influencia. Y desde la crisis financiera asiática en 1997, países como Tailandia, Filipinas, China e India se mostraron reacios a pedir nuevos préstamos al FMI.
Ellos citan los programas de liberalización que muchos países asiáticos adoptaron a instancias del Fondo a comienzos de los años 90, y que condujeron a sus posteriores crisis económicas.
Otras naciones pueden ahora obtener préstamos en el sector privado, otorgados sin las estrictas condiciones del FMI, al que muchos ven como servidor de sus principales accionistas reunidos en el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados.
La actual cartera de préstamos del FMI, de apenas 34.000 millones de dólares debidos por 75 países, es una de las más pequeñas de su historia. El resultado fue la caída del presupuesto de esta institución con sede en Washington, y febriles esfuerzos por parte de sus funcionarios y de las naciones ricas para salvarla.
"Como resultado de la disminución de los préstamos, el Fondo afronta en su actual presupuesto administrativo una potencial caída anual de ingresos para los próximos años", señala el comunicado de la institución.
El Banco Mundial, institución hermana del FMI, tiene problemas similares, pero como ha invertido mejor sus fondos se pronostica que serán de corto plazo.
"Ahora el problema es que, habiéndose vuelto tan dependiente del ingreso procedente de préstamos a países acreedores, cada institución afronta una carencia de clientes", dijo Ngaire Woods, profesora de la Universidad de Oxford.
"En el caso del Banco, se redujeron prestatarios importantes y, en el del Fondo, se retiraron los acreedores más grandes, que muestran una clara determinación —en especial entre sus miembros asiáticos— a no usar los recursos del FMI", agregó la experta.
"Y eso, de modo bastante simple, quiere decir que se cierra el grifo de los ingresos para cada organización", agregó Woods, experta en cuestiones de las instituciones de Bretton Woods.
En su declaración del jueves, el FMI negó estarse enfrentando con una crisis inminente. Aseguró tener un balance general sólido e informes que acreditan que sus actuales reservas, de unos 8.800 millones de dólares, pueden financiar reducciones presupuestales hasta bien avanzada la próxima década.
Durante las reuniones semianuales del FMI y el Banco Mundial celebradas en abril, las naciones ricas, que dominan ambas instituciones, aprobaron la denominada Estrategia del Fondo a Mediano Plazo, un plan del director gerente de la institución, Rodrigo Rato.
El plan recomienda medidas para restaurar el rol del FMI en la economía internacional y apuntalar sus préstamos.
Pero el portavoz del FMI Masood Ahmed dijo el jueves a la prensa que el nuevo comité no auditará las actuales operaciones de la institución ni vetará su cartera de préstamos.
Señaló que al FMI no le falta dinero para prestar, que procede de las cuotas y aportes de sus miembros, y que que esos fondos ahora llegan a una suma récord de 200.000 millones de dólares.
"Este comité analizará cuáles son las opciones a más largo plazo para afrontar esos costos de administración, que no dependen, como en el pasado, principalmente de las devoluciones de sumas pagadas por miembros que piden prestado al Fondo para financiar esos costos", explicó Ahmed.
El FMI recibirá recomendaciones del comité en el primer trimestre del año próximo.