Un organismo interno del Banco Mundial trazó un lúgubre panorama sobre los resultados del programa de alivio de la deuda de los países más pobres, implementada durante 10 años por esta institución y el FMI.
El informe del Grupo Independiente de Evaluación (GIE) indica que la mitad de las naciones beneficiadas por el programa de Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés) vieron cómo se elevaba su deuda hasta alcanzar niveles similares a la etapa anterior al alivio.
La iniciativa, llamada HIPC por sus siglas en inglés, fue lanzada por el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional) en 1996.
El programa sólo preveía el perdón de parte de la deuda de los 18 países más pobres e incluía un paquete de condiciones de liberalización económica que esas naciones debían aceptar para recibir los beneficios.
La iniciativa alivió 19.000 millones de dólares la deuda de esos 18 países, reduciendo su proporción en relación con el producto y las exportaciones. Pero el GIE detectó que había aumentado la de 11 de 13 naciones beneficiadas del programa analizadas en su estudio.
El GIE también consideró que en ocho de esos países —todos ellos africanos— la proporción entre deuda y exportaciones anuales, una de las medidas del endeudamiento, superó el umbral de seguridad del programa, fijado en 150 por ciento.
"Esto significa que el alivio de la deuda por sí mismo no asegura que el país se encamine por una senda sustentable. Son necesarias muchas otras cosas al mismo tiempo", dijo a IPS la gerenta del equipo de Evaluación Corporativa del GIE, Victoria Elliott.
El estudio explica que las variaciones del tipo de cambio influyeron en el aumento de la proporción de la deuda respecto de la economía, y que el efecto positivo de las crecientes exportaciones y los ingresos se vio superada por nuevos préstamos.
Seis de esos ocho países aún tenían un riesgo moderado de endeudamiento, pero todos ellos eran vulnerables a los vaivenes de comercio exterior y requerían "alto financiamiento y un prudente manejo de la deuda".
Esos ocho países son Ruanda, Etiopía, Uganda, Tanzania, Mauritania, Burkina Faso, Ghana y Malí.
El informe de 98 páginas también revela que los 18 países del programa apenas realizaron "avances modestos" hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, el primero de los cuales es reducir la proporción de la población pobre del mundo para 2015.
El programa HIPC fue producto de una intensa presión de activistas contra la pobreza y en favor del desarrollo sobre la comunidad internacional y los gobiernos del mundo industrializado.
Los arquitectos del programa —instituciones multilaterales de crédito como el Banco Mundial y el FMI y el Club de París, cartel de prestamistas del Norte rico— aprobaron la iniciativa HIPC como un enfoque exhaustivo para reducir la deuda externa de los países más pobres.
En la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo celebrada en julio pasado en Gleneagles, Escocia, esas naciones se comprometieron a cancelar la deuda de las más pobres, la mayoría en África. Pero entonces el Banco Mundial comenzó un análisis de apego de los países beneficiarios del programa HIPC a sus condiciones.
Hasta ahora, 29 países aceptaron una serie de medidas de política económica fijadas por los prestamistas para lograr la cancelación de su deuda. De esos 29, 18 llegaron al punto del proceso en que el alivio de la deuda se concreta.
En su estudio, el GIE mencionó entre las razones por las cuales los países pobres recaían en el endeudamiento la falta de capacidad de diversificación de exportaciones y de aumento de ingresos para cubrir los nuevos y duros términos de crédito.
"Lo que le sucedió a los países hasta ahora es que su situación de deuda se ve afectada por los términos y condiciones de los nuevos préstamos que tomaron y por su capacidad para aumentar y diversificar sus exportaciones y de aumentar sus ingresos fiscales", explicó Elliott.
"Esos elementos son determinados por factores ajenos al enfoque de cualquier iniciativa de alivio de deuda", concluyó.
El informe indica que para que el mundo cree una salida "permanente" al problema de la deuda que libere recursos con destino a objetivos sociales como la reducción de la pobreza, donantes y gobiernos de los países beneficiarios deben tomar acciones que vayan más allá de la iniciativa HIPC.
El GIE consideró que entre esas medidas debe figurar la adopción de "políticas adecuadas" y estrategias de desarrollo equilibradas por parte de los gobiernos.
La comunidad internacional deberá asistir a los países deudores alentando sus exportaciones, consolidando su capacidad institucional y asegurando que el alivio de deuda se complemente con otros flujos de asistencia.
Los activistas por el alivio de la deuda aplaudieron el informe, pero reclamaron un plan aun más exhaustivo para que las naciones pobres se liberen del círculo del endeudamiento, y que deberá incluir un aumento de la asistencia del Norte rico y normas más justas de comercio internacional.
"No se puede esperar que los países rompan el círculo del subdesarrollo sin muchas otras medidas, como un cambio en la relación de comercio, que, por ejemplo, admite grande subsidios a los agricultores estadounidenses y europeos y deprime los precios", dijo a IPS Stephen Mandel, de la Fundación Nueva Economía con sede en Londres.
Mandel consideró que la apertura forzada de mercados de bienes y servicios a las corporaciones transnacionales, promovida por los países ricos e instituciones como el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC) también impide el crecimiento de la industria en los países pobres. (