La cercanía del comienzo de la Copa Mundial de la FIFA hace que millones de seguidores del fútbol calmen su ansiedad comprando camisetas, juguetes y pelotas. Empero, pocos saben las condiciones muchas veces abusivas que afrontan los trabajadores que fabrican estos artículos.
La enorme demanda de productos relacionados con el mayor torneo de fútbol por naciones y que comenzará el 9 de junio en Munich, una de las 12 sedes de Alemania 2006, implica que los talleres de los países en desarrollo trabajen a marcha forzada para cumplir con las obligaciones impuestas por las grandes compañías, advirtieron dirigentes de una organización humanitaria.
Presionadas por esas solicitudes, las firmas transnacionales de artículos deportivos admiten que es difícil hacer que se respeten las condiciones laborales mínimas para humildes personas que trabajan en silencio en la confección de pelotas de fútbol y de otros artículos, a miles de kilómetros de los relumbrantes estadios alemanes.
"Muchas veces hay fábricas que no logran mejorar las condiciones de trabajo, en esos casos dejamos de trabajar con ellas", dijo a IPS, Reiner Hengstmann, director general de Asuntos Sociales y Medioambientales de la empresa alemana Puma.
Gran parte de la tarea de Hengstmann es verificar la situación de las fábricas que trabajan en el mundo para Puma. El año pasado, esta empresa rescindió contratos con 33 proveedores, en gran parte debido a los bajos salarios que pagaban esas firmas y al tiempo de trabajo adicional, más de 60 horas semanales, que imponían a sus trabajadores, afirmó.
El nombre de los balones que se patearán en los campos de juego alemanes en esta nueva edición de la Copa Mundial, organizada por la FIFA (Federación Internacional del Fútbol Asociado), es "Teamgeist" (espíritu de grupo, en alemán), fabricados por la también firma alemana Adidas en Tailandia y que tienen las piezas termalmente selladas.
Pero en el resto del mundo, la mayoría de las pelotas de fútbol se cosen a mano. Alrededor de 80 por ciento de los balones fabricados por las firmas transnacionales tienen su origen en Sialkot, en el noreste de Pakistán, un centro clave en la exportación de productos deportivos, pero cuyas condiciones laborales son duras.
Compañías como Adidas, Puma y la estadounidense Nike apuraron la producción de las fábricas de Sialkot ante el notable incremento de las ventas a raíz de la fiebre futbolera desatada en el mundo por la copa de FIFA, que se disputa cada cuatro años.
El año pasado, Adidas duplicó los centros de costura de las pelotas de fútbol en la zona, pero este rápido crecimiento generó problemas en el ambiente laboral. Se descubrió que varios centros no cumplían con los requisitos mínimos y por consiguiente se cerraron.
La preocupación de Adidas por las condiciones de trabajo la llevó a controlar más estrictamente algunos temas clave, como la edad, el pago y la seguridad de los trabajadores, informó esta empresa en su último informe sobre las condiciones sociales y medioambientales.
La producción en Sialkot de artículos relacionados con el fútbol había saltado a las portadas de los periódicos y titulares de otros medios de comunicaciones antes de la Copa Mundial jugada en Francia en 1998, cuando se descubrió que el trabajo infantil era una práctica corriente, y a menudo las condiciones laborales para ellos y los adultos eran atroces.
El escándalo desencadenó un cambio de táctica por parte las compañías transnacionales. Se prohibió la producción a domicilio por considerarse que favorecía la multiplicación del trabajo infantil y se trasladaron los trabajadores a nuevos talleres de costura.
Este cambio terminó con el trabajo infantil, pero empeoró las condiciones de muchas familias según la organización humanitaria alemana Brot für die Welt
A causa de la creación de los talleres de costura, las mujeres perdieron importantes ingresos, pues en la cultura islámica de Pakistán no pueden trabajar en el mismo lugar que los hombres. Los salarios no se modificaron y muchas familias no pudieron comprar elementos fundamentales.
La mayoría de los consumidores no considera el costo social que existe detrás de sus nuevas pelotas de fútbol.
En medio de la ansiedad que causa la Copa Mundial, la organización alemana por un comercio justo, Gepa, está tratando de incrementar el conocimiento de la gente acerca las condiciones laborales en que estos productos se fabrican.
Bajo la consigna 'Fair Pay-Fair Play' (Pago justo-Juego limpio), esta organización trata de ayudar a que los trabajadores de Sialkot reciban una retribución justa por su trabajo.
Coser los gajos que forma las pelotas de fútbol lleva alrededor de una hora y media. Gepa paga a su socia, la firma pakistaní Talon Sports, una prima de entre 40 centavos y un dólar por balón, según la calidad, además del precio acordado por cada unidad.
Esta organización dice haberle pagado a su socio unos 260.000 dólares en primas. Las pelotas de fútbol "limpias" de Gepa se venden entre 12 y 68 dólares, incluyendo las pequeñas para niños y las profesionales que llevan la marca de FIFA.
Portavoces de Gepa indican que las primas pagadas permitieron aumentar los salarios. Además, esta organización alemana otorga pequeños préstamos para que los trabajadores puedan iniciar otros emprendimientos y así no depender de la producción zafral de balones de fútbol.
También implementó centros de salud y escuelas, incluyendo educación preprimaria para los hijos de los trabajadores y centros de salud gratuitos para ellos y sus familias.
Por su parte, directivos de Talon Sports sostienen que el plan es un antídoto para los consumidores que buscan rebajas.
"En Europa, la gente trata de comprar las pelotas de fútbol al menor precio posible repercutiendo en las ganancias", comentó Ammar Faisal al-Assad, administrador de Talon Sports en conferencia de prensa. "Gracias al comercio justo, mucha gente tomó conciencia de las personas que están detrás de los balones", añadió.
Las ventas se disparan antes de la Copa Mundial, pero los balones "limpios" representan un pequeño porcentaje respecto de los que se patean en las canchas y en las casas del mundo entero.
Muchos talleres de costura donde se fabrican los balones no cumplen con las normas laborales. Los pequeños emprendimientos son un problema, porque a menudo explotan a sus trabajadores para mantener los precios bajos, dijo Barbara Schimmelpfennig, de Gepa.
"La zona gris está ocupada por los balones baratos sin marca que se fabrican sin los controles normales de las grandes firmas", señaló a IPS. "Estos centros se establecen antes de los acontecimientos clave como la Copa Mundial… y desaparecen enseguida después", apuntó.
Durante los últimos años, algunas empresas transnacionales tomaron medidas para limpiar sus líneas de producción de ropa y pelotas de fútbol. Sus departamentos ambientales y sociales publican extensos informes anuales sobre sus avances. Esto cumple con las exigentes campañas de los consumidores y defensores de los derechos humanos durante la última década.
"Las organizaciones no gubernamentales han impulsado esta temática" y denunciado los problemas existentes con los proveedores, dijo a IPS la portavoz de Adidas, Anne Putz.
A principio de año, Puma dio un paso importante al vincularse con organizaciones no gubernamentales convirtiéndose en la primera compañía de ropa deportiva en forjar alianzas de este tipo.
También anunció que el grupo de presión Campaña por Ropa Limpia (CCC por sus siglas en inglés) controlará las condiciones de trabajo en las instalaciones de dos proveedores en El Salvador, durante un año.
A pesar de que CCC y Puma dieron la bienvenida a esta iniciativa, el brazo alemán de este grupo pidió cautela.
La continua búsqueda de precios más bajos y menores tiempos de entrega por parte de las firmas repercute negativamente en las condiciones de trabajo, aseguró a IPS Maik Pflaum, de CCC. Esto significa que la tarea de mantener las condiciones laborales de acuerdo a la norma es titánica.
"El problema es la distancia que existe entre lo que está en el papel y lo que sucede en la práctica", dijo Pflaum. "Las grandes firmas producen ahora informes ambientales y sociales, pero todavía hay mucho trabajo por delante con respecto al mercado europeo", advirtió.