La avenencia entre los derechos de propiedad intelectual y el acceso de los más pobres del mundo a los medicamentos sigue vidriosa después del último esfuerzo conciliatorio de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un organismo integrado por 10 expertos internacionales y establecido por la OMS, la Comisión de Derechos de Propiedad Intelectual, Innovación y Salud Pública, concluyó sus trabajos con un informe que propone algunas acciones, pero que refleja divergencias profundas en el análisis de fondo.
Uno de los objetivos centrales de la Comisión era determinar el verdadero papel de la propiedad intelectual como estímulo del tipo de investigación biomédica que interesa a los países en desarrollo.
El informe de la Comisión establece con claridad que "el sistema de patentes no juega ningún papel significativo en el desarrollo de las medicinas que necesitan los pobres. La razón, tal como establece el documento, es que las patentes sólo funcionan cuando existen mercados lucrativos", puntualizó uno de los integrantes del grupo, el argentino Carlos Correa, profesor de la Universidad de Buenos Aires.
Por tanto, "es crucial que los gobiernos den los pasos necesarios para aplicar otros mecanismos apropiados al desarrollo y acceso a tales medicamentos", recomendó Correa en un comentario presentado aparte del informe, en el que expresa además duras críticas a otros miembros de la Comisión.
A la vez hay unanimidad y reservas, según Ruth Dreifuss, ex presidenta de Suiza, al presentar este lunes las conclusiones de los debates que dirigió durante más de dos años.
Una interpretación de lo ocurrido provino de James Love, director de la no gubernamental Consumer Project on Technology (Programa Consumidores y Tecnología), quien afirmó que el gobierno de Estados Unidos y las grandes compañías farmacéuticas "fueron eficaces en sus presiones a la Comisión y redujeron el efecto del informe, lo cual es penoso y vergonzoso para ellos".
Organizaciones no gubernamentales y gobiernos de los países del Sur en desarrollo objetan que el grueso de las inversiones en investigación y desarrollo de nuevos fármacos se destine a enfermedades predominantes en los países industrializados, mientras se desatienden las dolencias que afectan a las poblaciones de naciones en desarrollo.
Las ventas mundiales de medicamentos se concentran en las naciones industriales. De un total de 605.400 millones de dólares de fármacos comercializados en todo el mundo durante 2005, 86,9 por ciento se colocó en América del Norte (44,4 por ciento) Europa (29,8), Japón (11,4) y Oceanía (1,3 por ciento).
El resto correspondió a los países en desarrollo y en transición, a razón de 0,8 por ciento para las naciones ex soviéticas de la Comunidad de Estados Independientes, 4,6 para Asia sudoriental, 4,4 en América Latina, 1,2 en el subcontinente indio, 1,1 en África y 0,8 por ciento en Medio Oriente.
La industria farmacéutica y gran parte de los gobiernos de países del Norte estiman que los desequilibrios deben corregirse principalmente mediante la aplicación de las leyes del mercado.
La Comisión de la OMS, en cambio, coincidió en la necesidad de una acción de los gobiernos pues la otra dinámica, del mercado, "debe ser sostenida, ya que es insuficiente y frágil", dijo Dreifuss.
En esa visión, la responsabilidad de los gobiernos está claramente comprometida porque no se puede contar con las fundaciones caritativas para financiar a largo plazo una tarea de utilidad pública mundial, razonó la ex consejera federal suiza.
El conflicto resumido en los debates de la Comisión de la OMS, que opone el concepto más amplio de la salud pública al más estricto de las patentes medicinales, comenzó a agudizarse en 1995 cuando esas garantías fueron reforzadas jurídicamente por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La Comisión examinó también la evolución del acuerdo de la OMC sobre Aspectos de la Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (Trips por sus siglas en inglés) y en particular de la variante denominada "Trips -plus" (por ejemplo, la exclusividad de los datos de las investigaciones), que se pretende introducir en los acuerdos regionales o bilaterales de libre comercio.
Dreifuss comentó que uno de los propósitos de la Comisión había sido presentar las fórmulas para apresurar la introducción de los genéricos en los países del Sur.
Los genéricos son medicamentos que poseen la misma fórmula farmacéutica e igual composición que los originales, aunque sólo pueden comercializarse cuando haya vencido la patente que protegía al original, o cuando los gobiernos hacen uso de licencias obligatorias u otras medidas.
Algunos artículos de los acuerdos de libre comercio pueden impedir la disponibilidad inmediata de los genéricos que beneficia a las naciones en desarrollo, observó Dreifuss. No deberían aplicarse restricciones al uso de genéricos, dice el texto final de la Comisión.
Entre los puntos principales del informe figura un llamado a la OMS para que elabore un plan mundial de acción que asegure una financiación más reforzada y sostenible a la obtención de productos contra las enfermedades que afectan de manera desproporcionada a los países en desarrollo.
Las conclusiones del informe de la Comisión otorgan un fuerte apoyo al proyecto de Brasil y Kenia de creación de un "Marco mundial de investigación y desarrollo esenciales en materia de salud", que se examinará el mes próximo durante la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, interpretó Ellen t'Hoen, directora de Médicos Sin Fronteras, en declaraciones a IPS.
"El informe contiene numerosos argumentos que refuerzan enfoques novedosos en materia de investigación y desarrollo de medicamentos", estimó la experta.
"En ese terreno, tenemos que comenzar a establecer prioridades basadas en las reales necesidades de salud pública más que en los intereses comerciales", agregó.
Correa opinó que el organismo podría haber ofrecido recomendaciones más concretas si todos los miembros hubieran participado en los trabajos "con mayor independencia de los intereses de la industria" farmacéutica.
La experta de Médicos Sin Fronteras coincidió con esa apreciación. "Sabemos que la industria ha tratado de influenciar a la Comisión a través de sus miembros", dijo.
Por otra parte, la secretaría de la OMS tampoco fue muy entusiasta en buscar un resultado distinto, especialmente en los niveles superiores de la agencia, mencionó Love en una declaración emitida desde Washington, una de las sedes de Consumer Project on Technology.