El misoprostol, uno de los varios fármacos que pueden inducir un aborto, tiene el potencial de mejorar e, incluso, salvar la vida de miles de mujeres en Kenia, pero su aplicación se dificulta ante la prohibición casi total de interrumpir embarazos en este país.
Las pastillas de misoprostol, que pueden ser ingeridas o insertadas en la vagina, pueden no conducir a un aborto exitoso si son administradas en una etapa demasiado temprana o demasiado tardía del embarazo.
Sin embargo, se registró 95 por ciento de éxitos cuando el misoprostol se dio bajo supervisión médica en el momento adecuado, que es cuando una mujer está entre las siete y las nueve semanas de embarazo.
El procedimiento se conoce como "aborto médico" o "aborto por píldora". Brinda una alternativa más barata a la finalización quirúrgica de un embarazo, genera menos complicaciones si es administrado correctamente y también puede ser empleado para detener las hemorragias posteriores al parto.
No sorprende, entonces, que la Sociedad Obstétrica y Ginecológica de Kenia lidere una campaña para que el misoprostol sea registrado como tratamiento ginecológico, incluyendo lo relacionado al aborto. Actualmente, este medicamento sólo puede ser usado como tratamiento contra la úlcera.
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Sin embargo, la prohibición de practicar abortos en este país de África oriental, salvo por circunstancias muy especiales, significa que la Sociedad Obstétrica y Ginecológica deba hilar fino con la campaña.
Algunos podrían ver esto como una apuesta legítima a mejorar la salud de las mujeres, y otros como un intento de facilitar los abortos ilegales, levantando el espectro de una operación realizada en los barrios pobres en condiciones insalubres, que pueden conducir a la muerte de la mujer.
Un informe publicado a comienzos de marzo en Etiopía, en una conferencia sobre aborto inseguro, resume este punto. "El misoprostol es barato, simple de administrar, fácil de almacenar y por lo tanto es particularmente atractivo para los proveedores de los países en desarrollo y para las mujeres que buscan (realizarse) abortos encubiertos", se señala.
El estudio, titulado "Prevenir el aborto inseguro y sus consecuencias", fue producido por el Instituto Guttmacher, una entidad sin fines de lucro con sede en Estados Unidos que realiza investigaciones en salud sexual y reproductiva.
Tal vez pocos antiabortistas en Kenia creerían que el misoprostol sólo será usado para el aborto legal, que se realiza sólo en instancias en que el embarazo ponga en peligro la vida de la mujer.
Joachim Osur, director asistente de programas en la no gubernamental Asociación de Planificación Familiar de Kenia, es consciente de estas preocupaciones. Pero niega que aumentar los usos legales del misoprostol aliente abortos no permitidos.
"Las mujeres abortan sin importar si el fármaco está disponible o no, o si el aborto es legal o ilegal", dijo a IPS. "Todos los medicamentos que se elaborarán serán para hacer el aborto seguro, no para alentarlo", añadió.
Algunos médicos ya han tomado la ley en sus propias manos, aunque discretamente. "Sabemos que hay personas usándolo (para propósitos ginecológicos). Pero esto se hace de modo ilegal. Primero, porque no está registrado para ese uso, y segundo, porque el aborto es un delito", dijo Osur.
Sin embargo, los médicos que utilizan misoprostol ilegalmente se enfrentan a múltiples riesgos. "Si un paciente desarrolla complicaciones, el médico será acusado de dos delitos: aborto y administración de una droga ilegal", explicó.
Cada año se efectúan alrededor de 300.000 interrupciones voluntarias de embarazo en Kenia, según el informe de 2004 titulado "Una evaluación nacional de la magnitud y las consecuencias del aborto inseguro en Kenia".
Se estima, además, que unas 20.000 mujeres son atendidas por complicaciones vinculadas al aborto solamente en hospitales públicos.
El estudio fue realizado por la Asociación Médica de Kenia, el capítulo local de la Federación de Mujeres Abogadas, funcionarios del Ministerio de Salud e Ipas, una organización no gubernamental internacional que defiende los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se hacen 4,2 millones de abortos inseguros en África, lo que resulta en unas 30.000 muertes.
El misoprostol y el mifepristone son los tratamientos más comúnmente usados para el aborto médico. Ningún fármaco que induzca a la interrupción de la gestación fue jamás registrado para este propósito en Kenia.
Con una decisión gubernamental pendiente sobre la ampliación de los usos legales del misoprostol y pese al riesgo de una reacción violenta de parte de quienes se oponen al aborto, la Sociedad Obstétrica y Ginecológica de Kenia ya comenzó a brindar información sobre el medicamento a los profesionales de la salud.
"Es bueno para los proveedores de atención a la salud saber para qué es el medicamento y cómo usarlo", dijo Joseph Karanja, ex presidente de la Sociedad Obstétrica y Ginecológica que ahora integra el consejo directivo de la misma.
"No hay ninguna ley que prohíba a los profesionales diseminar y compartir información", dijo a IPS.