Trenzar el pelo crespo es un proceso que lleva parte del día. Por eso se supone que se acompaña con horas de socialización en una bulliciosa peluquería. Pero ello no es así en el caso del centro financiero de esta septentrional ciudad sudafricana, pese a que es una moda en ascenso.
Salomé Ntanda, una peluquera procedente de la República Democrática del Congo y que desde hace 15 años se dedica a hacer trenzas en Johannesburgo, le explica a esta periodista blanca, de cabello lacio y algo desilusionada por no encontrar una febril actividad de este tipo en el centro de la ciudad, que la mayor parte de su tarea la realiza en los domicilios de personas adineradas.
"La mayoría de mis clientes se encuentran en Sandton (un barrio acaudalado). Tienen miedo de venir hasta acá, así que yo voy para ahí", dijo Ntanda, quien vive en un edificio de apartamentos abarrotados del centro de Johannesburgo, donde la seguridad es una de las cosas más difíciles de encontrar.
Pero, ya sea que se hagan a domicilio o en un local, no hay duda que el negocio de las trenzas es lucrativo.
Mukhtar Ally, director de marketing de Stripes Industry, la empresa fabricante de los apliques, Darling Hair Extensions, dijo que la demanda de trenzas y otro tipo de extensiones está creciendo en Sudáfrica.
"Cada año crece más la competencia pero aun así nuestra porción (de mercado) sigue aumentando", explicó a IPS.
Ally estima que la facturación de la compañía aumenta alrededor de entre 10 y 15 por ciento cada año. Los productos que comercializa incluyen trenzas, otros accesorios postizos y pelucas, algunas de las cuales generan controversias.
"Ahora se ven cada vez más pelucas (de pelo lacio). Tiene que ver con que la gente quiere parecerse a los blancos. Eso es lo que piensan las mujeres, 'Si llevo el pelo lacio, seré más atractiva'", dijo Gugu Nyandeni, una joven contadora de una empresa de relaciones pública que luce rizos cortos (estilo rastafaris).
Esta opinión de inmediato genera desacuerdos. "Las pelucas dan más opciones. No tiene que ver con ser negro, tiene que ver con una elección personal", dice su colega, Vangi Dlamini.
Dlamini no usa peluca, pero sí apliques llamados "tejidos", otra manera de poder imitar al pelo lacio.
Keith Dube, el peluquero que colocó los apliques a Dlamini, tampoco comparte la idea de que la popularidad de las pelucas y peinados de cabello lacio traduce un interés de las mujeres negras en tratar de copiar a sus pares blancas.
"Hace mucho tiempo las mujeres no usaban pantalones", dijo. "Ahora sí y no quiere decir que quieran ser hombres. Del mismo modo, los africanos usaban ropa de cuero y ahora utilizan prendas de tela. ¿Por qué?, porque es ropa cómoda".
Dlamini considera que el interés de las mujeres negras sudafricanas por el pelo lacio originalmente se inspiró en modas provenientes de Estados Unidos.
"Fue una influencia de las afroestadounidenses. Vimos que les quedaba bien y creíamos que era su propio pelo. Después nos dimos cuenta que no era natural, así que pensamos que también podíamos lucir como ellas", comentó.
Sin embargo, también se verifica que los productores de los apliques sudafricanos reciben influencias locales más que extranjeras, dictadas por las actrices de telenovelas.
"Las celebridades cumplen un rol importante y nuestras telenovelas dictan la moda. La gente pide cualquier peinado que luzcan las actrices", según Ally.
A pesar de que las pelucas se pusieron muy de moda, se siguen pidiendo las trenzas, que se "se usan mucho y cada año más". "Las pelucas se colocan rápido … puedes tener un nuevo peinado en pocos minutos", explicó.
"No se trata sólo de mujeres negras utilizando pelucas", pues hace poco tiempo atrás se vio al jugador de fútbol inglés David Beckham llevando su cabello rubio con gruesas trenzas tejidas.
Ntanda dijo que había hecho trenzas tejidas a algunas clientas blancas, y Nyandeni indicó que a menudo ve mujeres y hombres blancos luciendo trenzas en la ciudad costera de Ciudad del Cabo, "Es gracioso, me pregunto de donde vienen, supongo que de otro país".
A principios de este año, los periódicos de Sudáfrica informaron que un exclusivo colegio de Johannesburgo, Dainfern College, sancionó a una adolescente blanca por usar trenzas tejidas en las aulas. La estudiante y sus padres cuestionaron la decisión, arguyendo que la escuela sí se lo permite a los estudiantes negros.
Pero a veces, las trenzas cambian la vida no sólo de quienes las llevan sino de los que las crean.
Keith Dube se dedicó a la peluquería luego de pasar unos meses en prisión, mientras esperaba el juicio por haber sido acusado de robo en una vivienda.
Durante los cuatro meses que pasó tras las rejas, Dube se dio cuenta de algo: "Tenía cabeza y manos, debía hacer algo". Una vez liberado, su hermana le enseñó los elementos básicos y posteriormente se perfeccionó durante años trabajando para otros.
Mientras, ahorró dinero y luego de siete años abrió su propio negocio, Colours Hair, en Illovo, el opulento suburbio de Johannesburgo. Ahora, Dube se dedica a hacer realidad los sueños de sus clientes, o al menos cambia su apariencia durante unos meses. (