La estabilización de la economía mundial, las reformas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las inversiones en energía encabezan la agenda de la reunión bianual entre los directivos de esa institución y los del Banco Mundial, este fin de semana.
Las deliberaciones del sábado y el domingo en Washington transcurrirán en medio de protestas de opositores a la globalización tal como la promueven ambas organizaciones.
Las críticas se extenderán también a la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Foro Económico Mundial que convoca todos los años en la ciudad suiza de Davos a gobernantes y empresarios, y el Grupo de los Siete, que reúne a las grandes potencias industriales.
A la reunión de la primavera boreal del FMI y el Banco Mundial asisten representantes de los ministerios de economía y hacienda y de los bancos centrales de todo el mundo, y es más pequeña y considerada de menor trascendencia que la del otoño.
Se estima que los funcionarios aborden en esta ocasión los desequilibrios mundiales a los que perciben como una amenaza al crecimiento económico, como el déficit fiscal de Estados Unidos y el superávit de China y países petroleros.
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Estados Unidos, principal potencia económica mundial, confía en de la reunión surjan críticas al régimen monetario chino y de otras naciones asiáticas, considerado poco flexible y perjudicial para la competitividad comercial.
La reforma del FMI, organización integrada por 184 miembros, también tendrá su espacio. Muchos países reclaman cambios fundamentales al sistema de gobierno de la institución, que reflejen el acelerado crecimiento económico de muchos países en desarrollo.
Entre las propuestas figura la reforma del sistema de cuotas de voto ponderado dentro del FMI, de modo que el producto interno bruto sea el principal componente de la representación en su dirección. Así, tendrían más peso los mercados emergentes.
El marco de esa discusión será la Estrategia de Mediano Plazo del FMI, documento de la institución en que se manifiesta el objetivo de fortalecer su relevancia ante las acusaciones de ineficiencia formuladas por países ricos y pobres.
Estas críticas se originan en la política de muchos países beneficiarios que optan por eludir su financiamiento y asesoramiento técnico, por entender que está sesgado en beneficio de las naciones industriales y sus corporaciones.
El presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, confía en abrirse espacio con sus medidas contra la corrupción. En una conferencia de prensa el jueves, dijo que el Banco pediría en la reunión medidas para apoyar "el emergente sistema internacional de pesos y contrapesos".
Las fuentes limpias de energía como factor para cubrir la creciente demanda mundial es otra gran cuestión en la agenda del Comité de Desarrollo, el cuerpo que reúne a las juntas de gobernadores del FMI y el Banco Mundial.
La cumbre del Grupo de los Ocho (que incluye al de los Siete más Rusia) celebrada en julio en Gleneagles, Escocia, pidió al Banco Mundial la elaboración de un estudio sobre el uso de energía limpia a nivel planetario.
El documento final redactado por el Banco a solicitud de la cumbre, el cual será considerado en la reunión, recomendó el establecimiento de varios instrumentos financieros para facilitar la inversión en los países en desarrollo.
Las actividades paralelas a la reunión convocadas por opositores a las políticas económicas que promueven el FMI y el Banco Mundial tendrán en esta ocasión un cariz más sosegado que en semestres anteriores.
Los activistas procurarán aumentar la exposición de asuntos que integran la agenda de las juntas de gobernadores, pero con baja prioridad.
Entre ellas figuran la cancelación de la deuda externa de los países pobres y el aumento de la asistencia al desarrollo, que tuvieron mayor destaque en las reuniones del año pasado.
Las organizaciones participantes en las protestas consideran que las severas medidas de ajuste económico impuestas como condiciones para los préstamos a los países en desarrollo impiden ahora a muchos de ellos pagar los salarios de profesores, médicos y enfermeros o invertir en servicios sociales.
También acusan al Banco Mundial —fundado junto al FMI en 1946— de no presionar a los donantes para que aporten asistencia de mediano plazo a los países más pobres ni procurar la cancelación de las deudas del mundo en desarrollo.
Pero funcionarios del Banco Mundial y del FMI aseguran que sus recomendaciones y créditos están diseñados para asegurar la estabilidad y el crecimiento económico tanto de los países pobres como de los ricos.
"Mantendremos la presión sobre el Banco, el Fondo y los países donantes que el año pasado prometieron aumentar su asistencia", dijo Max Lawson, de la organización humanitaria Oxfam Internacional.
En cuanto a la lucha contra la corrupción, el enfoque de los activistas es muy diferente al de Wolfowitz. En ese sentido, consideran necesario que el Banco Mundial afronte créditos corruptos del pasado mediante la cancelación de la deuda ilegítima.
"El Banco financió muchos proyectos plagados de corrupción, como la planta de energía de Enron en Guatemala, el oleoducto Chad-Camerún y las actividades de Shell en Nigeria", dijo Wenonah Hauter, de la organización Food and Water Watch.
Durante la conferencia del prensa del jueves, varios activistas interrumpieron a Wolfowitz y entonaron, en inglés: "Corrupción corporativa, ¿a quién se la agradeceremos? Al FMI y al Banco Mundial."