El primero de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio puede ser considerado la base de los demás, ya que la capacidad de un país para abatir la extrema pobreza y el hambre es un factor clave para cumplir con los otros siete compromisos.
Francis Nwonwu, jefa investigadora y especialista en desarrollo sustentable del independiente Africa Institute of South Africa, con sede en Pretoria, afirma empero que no se está haciendo lo suficiente para alcanzar esas metas en 2015.
Los Objetivos, también conocidos como metas del milenio, fueron asumidos en septiembre de 2000 por 189 jefes de Estado y de gobierno en la Cumbre del Milenio, celebrada en la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York.
Además de reducir a la mitad antes de 2015 el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar por día y que padecen hambre, tomando como referencia los indicadores de 1990, también se propusieron lograr la educación primaria universal en el mismo lapso, promover la igualdad de género y reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna.
A ello se le agregan las metas de revertir la propagación del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y otras enfermedades graves, garantizar la sustentabilidad ambiental y fomentar sociedades globales para acabar con reglas de comercio injustas y reducir las abultadas deuda de los países pobres.
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"La erradicación del hambre y de la pobreza extrema es fundamental para la capacidad de la mayoría de los países en desarrollo de alcanzar el resto de los Objetivos, pero con sólo 10 años por delante, la brecha sigue siendo amplia, los recursos escasos y muy mal administrados", detalló Nwonwu.
La experta agregó que "la desatención del impacto de la pobreza, el hambre y las privaciones de la población socavará el alcance de otras metas, derivará en una menor resistencia a las enfermedades y destruirá el ambiente, mientras las personas apelan a medidas extremas para sobrevivir".
"La creciente población y la caída del ingreso por habitante añaden un impacto negativo a la incidencia de la pobreza en África", puntualizó.
En entrevista con IPS, Nwonw explicó por qué indica que los gobiernos están omisos en avanzar en el rumbo comprometido.
—¿Podría desarrollar un poco más su afirmación de que los recursos son escasos y muy mal administrados?
—El pobre desempeño de África respecto de alcanzar los Objetivos es atribuible tanto a los inadecuados recursos financieros como a la mala gestión de los fondos disponibles. El continente no tiene suficiente capital invertido para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo. Además, África tiene el más alto número de países pobres altamente endeudados, al punto de que el dinero es gastado en servicios de las deudas con países industrializados e instituciones financieras multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. África no ha sido el mejor destino de las inversiones extranjeras directas ni de la ayuda oficial al desarrollo (ODA) últimamente. Hay una sostenida caída en las inversiones en África por razones de inseguridad y falta de infraestructura adecuada. Un estudio de la ONU de 2005 señala que el nivel de ODA necesario para alcanzar los Objetivos debe ser de por lo menos 135.000 millones de dólares en 2006 y aumentar a 195.000 millones en 2015. Esto significa que se debe duplicar el actual nivel.
—La escasez de alimentos en África meridional ha sido causa de preocupación en los últimos meses, con millones de personas en urgente necesidad de suministros. ¿Puede esta escasez atribuirse simplemente a malas condiciones climáticas, o hay otros factores en juego?
—La mayoría de las zonas de África meridional son propensas a estas dificultades causadas por condiciones climáticas extremas, en especial las sequías y las hambrunas. Estas dificultades naturales afectan el suministro de alimentos. Sin embargo, la inestabilidad política, la mala gobernanza y la mala administración de los recursos disponibles contribuyen significativamente a que haya un escaso suministro de alimentos en la región. Por ejemplo, Malawi debería invertir en tecnologías de irrigación para hacer el mejor uso del Lago Malawi y así transformar y modernizar su agricultura, minimizando los riesgos ante las sequías, que amenazan constantemente. Acompañando la inversión en equipos de irrigación e infraestructura está la necesidad de apelar a cultivos y ganados más resistentes a las sequías en el sistema agrícola.
—¿Qué países africanos están mostrando avances en la lucha contra la pobreza y el hambre, y qué es lo que están haciendo bien?
—Argelia, Egipto, Libia, Marruecos y Túnez se están desempeñando bien, porque tienen economías grandes y pueden atraer grandes cantidades de inversiones extranjeras, además de estar relativamente más industrializados que la mayoría de las naciones de África subsahariana. Su proximidad y su relación estrecha con países de Europa son factores añadidos que han contribuido a su relativo éxito en la erradicación de la pobreza. En general, mi opinión es que la estabilidad política, económica y social es el factor clave para el desarrollo. Digo esto en base a la premisa de que un país con estabilidad atraerá asistencia al desarrollo y minimizará los riesgos de las inversiones locales y extranjeras, atrayendo capital del exterior para acelerar el ritmo del desarrollo y la distribución de la riqueza.