Las negociaciones comerciales de la Ronda de Doha siguen a los tumbos, pero ni así desaniman a los delegados de los 149 países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) todavía obstinados en cerrar el ciclo antes de fin de año.
Fuentes allegadas a la OMC aseguraron que las negociaciones no se encuentran bloqueadas, solamente retrasadas. Aunque aceptaron que la acumulación de atrasos puede transformarse en un fracaso.
"Sin lugar a dudas, nos estamos quedando sin tiempo", confirmó a IPS el jefe de negociadores de Argentina, Alberto Dumont. Los plazos se están acortando y "salvo que demos un salto cualitativo pronunciado, va a ser muy difícil que los términos cierren", insistió.
Por lo pronto, una reunión informal reducida de jefes de delegaciones, convocada por el director general de la OMC, Pascal Lamy, admitió este vienes que la Ronda de Doha, lanzada en noviembre de 2001 en la capital de Qatar, se apresta a quebrantar otro plazo la semana venidera.
Durante la sexta conferencia ministerial de la OMC, celebrada en Hong Kong en diciembre, los delegados establecieron que los parámetros de las negociaciones más espinosas de toda la Ronda, que son los referidos a la agricultura y los aranceles industriales, deberían establecerse antes del 30 de abril.
El cronograma fijado por los ministros determinaba también que las ofertas de negociación de servicios tendrían que conocerse antes de fines de julio, y la totalidad de los acuerdos de Doha, estar finiquitados el último día de este año.
Pero a una semana del vencimiento de abril, los negociadores de agricultura y bienes industriales han aceptado la realidad del fracaso en los esfuerzos por concertar esos parámetros, denominados "modalidades".
El presidente del grupo que negocia los aranceles industriales, Don Stephenson, de Canadá, reconoció que "no hemos tenido una buena semana".
Ni siquiera hemos comenzado a discutir el tema más difícil, como son las modalidades de la fórmula que se aplicará para bajar los impuestos de importación de los bienes industriales, lo que implica una fórmula de reducción de los aranceles y los coeficientes para determinar las tasas de disminución, lamentó Stephenson.
En el mismo tono se expresó Crawford Falconer, de Nueva Zelanda, que preside el grupo de negociaciones sobre agricultura, quien reconoció que "claramente se ha perdido la oportunidad" de cumplir con una de las metas fijadas en Hong Kong.
Clodoaldo Hugueney, el negociador de Brasil, observó que el primer plazo estipulado por los ministros no ha sido cumplido. "Eso nos coloca en una situación grave", dijo.
A ese ritmo cansino en Ginebra, se han sumado episodios de los últimos días para ensombrecer el futuro de Doha. Uno de esos hechos fue el alejamiento del representante comercial de Estados Unidos, Rob Portman, en la práctica el ministro de negociaciones comerciales internacionales de ese país.
Si bien Portman pasó a desempeñar funciones más importantes en el gabinete del presidente George W. Bush, algunos comentarios de especialistas entrevieron en ese cambio un cierto "desinterés" de Washington por la marcha de las negociaciones multilaterales de comercio.
Un mes atrás, Portman había advertido a agroindustriales de su país de las dificultades que podrían surgir en la Ronda de Doha si las negociaciones fracasaban en el objetivo de fijar a fines de abril las modalidades para agricultura y bienes industriales.
El representante comercial recordó que en julio de 2007 vence la atribución concedida por el Congreso legislativo de su país al Poder Ejecutivo para concertar tratados comerciales internacionales sin necesidad de requerir autorización legislativa detallada para cada convenio.
A su vez, la eventual renovación de esa autorización comercial demandaría años de labor y cabildeos legislativos, previno el funcionario estadounidense.
En caso de que el acuerdo de Doha se plasmara a fines de diciembre, las autoridades estadounidenses necesitarían aún por lo menos tres meses más para preparar la documentación que acompañaría la presentación del tratado ante el Congreso, precisó Portman.
Por otra parte, los trabajos en Ginebra serán sumamente complejos y demandarán largos períodos de preparación de los textos definitivos. Si se llega a un acuerdo preliminar, esos puntos deben ser transferidos a listas de compromisos por cada bien o servicio, explicó Dumont.
En los casos de las grandes potencias comerciales, como Estados Unidos o la Unión Europea, esas listas involucran millares de líneas arancelarias, que requieren meses de trabajo, puntualizó el negociador argentino.
Ante ese cuadro, la reunión informal de un grupo de delegados de países miembros de la OMC coincidió este viernes en la necesidad de desarrollar un proceso intensivo de negociaciones, basado únicamente en esta ciudad suiza, donde tiene sede la institución.
Esa negociación deberá conducir a la elaboración de un texto definitivo, lo que implicaría fundir las dos etapas, la primera de las modalidades con la segunda de la fijación de las cifras que reflejarán las concesiones que las partes estén dispuestas a hacer.
"Hay una voluntad de acelerar el trabajo, sobre todo en agricultura y en aranceles industriales, para empezar a Trabajar sobre textos, lo cual es un progreso", estimó Dumont.
Ahora veremos si esos acuerdos se materializan en textos con pocos corchetes (que se emplean en los borradores de documentos internacionales para encerrar proposiciones contrapuestas de las partes), expresó el negociador argentino.
El grueso de delegaciones de países miembros de la OMC examinarán el lunes venidero las decisiones concertadas este viernes por el grupo reducido.
Lo que no obtuvo consenso fue la idea esbozada por unos pocos negociadores de convocar en Ginebra una reunión ministerial de la OMC. Las delegaciones estimaron que no es todavía el momento para un encuentro de ese tipo a fines de este mes, como se había comentado, dijo Amina Mohamed, negociadora de Kenia.
Aunque la idea de realizar más adelante una conferencia de ministros no ha sido descartada. Una reunión de ese tipo podría ser auspiciosa para brindar un aporte político a las negociaciones, opinó Hugueney.
