SIDA-NAMIBIA: El drama de los abuelos desamparados

Un paisaje común en Namibia y en toda África austral: ancianos que cuidan a niños y niñas con VIH/sida y a nietos huérfanos por la pandemia. Sobre sus espaldas pesan las responsabilidades y el desamparo.

En las áreas rurales, la mayoría de los huérfanos menores de 18 años son cuidados por sus abuelos, según la Valoración Conjunta del País realizada en Namibia por el Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Se trata de un estudio realizado en diversos países para facilitar a las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la elaboración de programas de desarrollo.

Pero el hecho de que 75 por ciento de los 156.000 huérfanos de áreas rurales fueran atendidos por sus abuelos en 2004, año en que se realizó el trabajo de campo del informe, fue imprevisible para cualquier planificación.

Los diversos programas implementados en Namibia no acompasaron la magnitud creciente del fenómeno de los adultos mayores responsables de niños y niñas enfermos y nietos huérfanos, sostuvo Marie Farmer, trabajadora social del Ministerio de Salud.
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"Las personas mayores habitualmente están excluidas de los programas de desarrollo porque se considera que no pueden hacer nada", señaló.

"Los programas de desarrollo y educativos apuntan principalmente a los más jóvenes, económica y sexualmente activos, y se olvida de los mayores. Pero con el VIH/sida la sociedad volverá a valorar a los ancianos", afirmó.

Namibia carece de proyectos de generación de ingresos específicamente dirigidos a los ancianos, que por lo general cuentan con insuficientes recursos para asumir la carga financiera que supone cuidar a niños enfermos y criar a nietos que quedaron huérfanos.

Así, muchos terminan dependiendo de una pensión mensual de apenas unos 60 dólares, y subsidios a la adopción si se hacen cargo de menores de 16 años.

"Los programas de asistencia a los ancianos están dedicados a aportar pensiones, subsidios y vivienda. Nunca hubo ningún buen programa de apoyo", admitió la subdirectora de Salud, Petronella Masabane.

Los adultos mayores que se hacen cargo de niños en edad escolar también pueden acogerse a una exención parcial o total de los impuestos con destino al sistema de enseñanza.

"Pero muchas personas mayores pueden no saber sobre esto, o hallar difícil el acceso a estos beneficios debido a su menor movilidad y a otras limitaciones, tales como el transporte", explicó Masabane.

Sin embargo, se ha vuelto evidente que los ancianos no sólo necesitan asistencia financiera para hacer frente a la pandemia.

Según una investigación realizada en 2004 por funcionarios sanitarios y de servicios sociales sobre la situación de las personas mayores, 34 por ciento de los entrevistados conocían a personas que habían fallecido a causa del sida, la mayoría de ellas parientes cercanos.

Casi 80 por ciento de los encuestados conocían los medios de transmisión del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).

Sin embargo, "las personas mayores sigue avergonzándose al hablar sobre sexo, y muchas no creen que esto sea una enfermedad. En algunas culturas existe la creencia de que las personas están hechizadas", dijo Farmer.

Algunos conceptos erróneos pueden impedir que los ancianos aconsejen a los niños a su cuidado sobre cómo evitar la infección.

Los ancianos también pueden hallarse a sí mismos sin saber qué hacer para ayudar a los niños a vivir con padres enfermos o agonizantes.

"No se le presta mucha atención al asesoramiento psicológico y a otras formas de asistencia. Los abuelos no van a la consulta psicológica", dijo Farmer.

Hoy, las discusiones sobre programas especializados para los adultos mayores están en curso en el gobierno.

"Necesitamos sensibilizar mucho sobre el VIH/sida para generar aprecio por el rol de los adultos mayores como principales proveedores de cuidado a huérfanos y niños", señaló Masabane.

Se prevé que este año se aprobará un proyecto de ley, aún no presentado, para la protección de adultos mayores, que facilitará el acceso a las subvenciones sociales. El principal obstáculo es la rivalidad entre ministerios por la administración de los subsidios a niños, niñas, ancianos y discapacitados.

"Somos conscientes del hecho de que algo tiene que hacerse para abordar esta brecha", dijo Masabane.

"Pero tenemos que implementar políticas y marcos legislativos antes de poder embarcarnos efectivamente en un programa de desarrollo sustentable en consulta y con la participación de las personas mayores", concluyó.

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