La política del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para combatir el sida en países pobres dedica muchos millones de dólares a organizaciones religiosas que predican la abstinencia y se olvidan de los condones.
Este mes, Bush reconoció el trabajo de la federal Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) con organizaciones cristianas, durante la Segunda Conferencia Nacional de Iniciativas Comunitarias y de Origen Religioso, en la Casa Blanca.
La Usaid distribuyó 591 millones de dólares a organizaciones de origen religioso el año pasado, una asistencia sólo superada por la del Departamento de Salud y Servicios Humanos, según un comunicado de la Casa Blanca.
La iniciativa de origen religioso impuesta por Bush al comenzar su primer mandato en 2001 es criticada por los defensores de la separación entre Iglesia y Estado, pero sobre todo por expertos y activistas contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Bush defendió esa asistencia de Usaid pues "debe seguir llegando a los programas que trabajan con la fe para asegurarnos de que nuestra misión compasiva llegue a todo el mundo".
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Además del dinero que entrega Usaid, las organizaciones religiosas de Estados Unidos recibieron cientos de millones de dólares adicionales para su trabajo dentro y fuera de fronteras.
Según el periódico Christian Science Monitor, el llamado del presidente a reforzar las fuerzas de paz extranjeras en la región sudanesa de Darfur fue un ejemplo de cómo "en pocos años las organizaciones e iglesias cristianas conservadoras ampliaron su activismo político nacional hacia los asuntos extranjeros".
Durante varios años, entidades cristianas como Catholic Relief Services (Servicios Católicos de Ayuda), el Ejército de Salvación y World Vision (Visión Mundial), han tomado parte en numerosos programas sobre sida en África y Asia.
Desde que comenzó a operar la iniciativa religiosa de Bush, grupos cristianos con una agenda política conservadora bien definida ocuparon un papel importante en el combate del sida.
Convencer a la administración de Bush de que se comprometiera en la crisis humanitaria de Darfur no llegó a despertar tanta polémica como el acceso de los conservadores cristianos a los muy codiciados 15.000 millones de dólares del Plan de Emergencia para el Alivio del Sida.
Los objetivos del proyecto, anunciados en el discurso del Estado de la Unión en enero de 2003, incluyen tratamientos para personas infectadas con VIH (virus de inmunodeficiencia humana), prevención de nuevas infecciones y apoyo población afectada en 15 países: Botswana, Costa de Marfil, Etiopía, Guyana, Kenia, Mozambique, Namibia, Nigeria, Rwanda, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Vietnam y Zambia.
El Estado de la Unión es un informe anual que la Presidencia presta ante el Congreso legislativo y en el que los mandatarios establecen sus prioridades para los siguientes 12 meses.
Rápidamente, el gobierno desarrolló la Iniciativa de Nuevos Socios, que coloca en primera plana a las organizaciones religiosas, a las que Bush califica de "soldados de la compasión", para que hagan el trabajo de campo en esos países.
El proyecto está conducido por el embajador Randall L. Tobias, coordinador de la Oficina Mundial sobre el Sida y primer director de Asistencia Exterior del Departamento de Estado (cancillería), propuesto recientemente para dirigir la Usaid.
Esta manera de distribuir asistencia contra el sida es duramente criticada. Es un ejemplo de las buenas conexiones que tienen las organizaciones religiosas de Estados Unidos. No solo han recibido importantes contribuciones para llevar adelante políticas de educación relacionadas con el sida, sino que ahora además, ellas mismas las diseñan.
"Debido a la presión ejercida por los conservadores en el Congreso legislativo (como el representante de Nueva Jersey del gobernante Partido Republicano, Chris Smith) el coordinador de Bush para el sida, debe dedicar un tercio de los fondos a la prevención y darle prioridad a las organizaciones religiosas", dijo a IPS la especialista Esther Kaplan en una entrevista por correo electrónico.
Esto equivale a "mil millones de dólares para programas no probados de abstinencia sexual", aclaró Esther Kaplan, editora adjunta de la revista sobre sida POZ, y autora de "With God on Their Side: George W. Bush and the Christian Right" (Con Dios de su lado: George W. Bush y la Derecha Cristiana).
"Esto ha representado donaciones multimillonarias a organizaciones religiosas como Samaritan's Purse (Propósito Samaritano), que tienen pocos o ningún antecedente en trabajo sobre el sida", añadió.
"Los beneficiarios de estas donaciones están comprometidos con un proselitismo cristiano apenas velado", explicó Kaplan.
"Aun cuando estas organizaciones utilicen el dinero sólo en educación para la abstinencia, los resultados pueden ser devastadores, ya que no existen pruebas empíricas de que dicha educación efectivamente consiga la abstinencia o reduzca la transmisión del VIH", dijo.
"A pesar de décadas de investigaciones que apoyan el notorio impacto de los programas que distribuyen condones y promueven el sexo seguro, los beneficiarios de estos fondos rechazan el uso del condón, su distribución y la educación sobre su adecuada forma de uso. Este programa es moralismo disfrazado de política pública, y sus efectos en la salud pública pueden ser devastadores", sostuvo Kaplan.
En "un documento filtrado de la Oficina del coordinador para el Sida Global, se expone que a partir del 1 de octubre (de 2005), los programas que promuevan la abstinencia se beneficiarán con dos tercios del dinero disponible para la prevención sexual en el exterior", señaló Kaplan en Talk to Action, un sitio de Internet dedicado a las actividades y estrategias de la derecha cristiana.
El gobierno de Bush parece haber redefinido los puntos principales de su política en una campaña en Uganda llamada ABC (por las siglas de abstinencia, sea fiel y use condones).
Kaplan dijo que en un principio este programa promovía la amplia distribución de condones y educación sexual, y esto produjo "un aumento masivo del uso del condón entre los ugandeses, lo que contribuyó a revertir los índices de VIH en ese país".
"Un destacado abogado me describió una vez este programa como un banco de tres patas en el cual ninguna parte puede funcionar sin la otra", explicó.
"Los funcionarios estadounidenses y el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, rescribieron la historia, al defender que la abstinencia siempre es un pilar, y agregaron que la abstinencia y la fidelidad son valores apropiados para el público en general, mientras que la promoción del condón y su distribución solo sirve para grupos de alto riesgo como los trabajadores sexuales."
"Esto es ridículo y distorsiona la historia, y ahora se utiliza para justificar las políticas estadounidenses para combatir el sida en el mundo en desarrollo", prosiguió.
"Los activistas conservadores y los representantes del Congreso legislativo dicen que los condones tienen la menor prioridad y se deben utilizar como último recurso, una actitud inconcebible cuando hablamos de países cuyo índice de infección es uno de cada cuatro. El costo se medirá en vidas humanas", sentenció Kaplan.
La misión que pregona el Samaritan's Purse, dirigido por Franklin Graham, hijo del popular pastor evangelista Billy Graham, es enfrentar las "serias necesidades de las víctimas de guerra, pobreza, hambre, enfermedades y desastres naturales a la vez que compartir las buenas nuevas de Jesús Cristo".
Otro grupo que se beneficia con el dinero es la organización World Relief, un grupo fundado por la poderosa Asociación Nacional de Evangelistas que recibió 9,7 millones de dólares para trabajar por la abstinencia en cuatro países.
Los grupos conservadores cristianos presionaron al gobierno para que redujera la financiación a los grupos que distribuyen condones o trabajan con prostitutas.
"Es evidente la importancia que tiene trabajar con organizaciones de origen religioso, pero no tenemos que caer en la trampa de pensar que las organizaciones religiosas son buenas para todo", dijo a la agencia AP, Dan Mullins, vicedirector regional de CARE para el sur y oeste de África, una de las organizaciones humanitarias más conocidas.
* Bill Berkowitz es un connotado observador del movimiento conservador estadounidense. Publica periódicamente la columna "Conservative Watch" en la revista electrónica WorkingForChange.org.