– La motivación política detrás del ataque contra la mezquita Al-Askariya, principal santuario chiita de la central ciudad iraquí de Samarra, es aún una incógnita. Pero sus consecuencias son de tal magnitud que ya se habla de una guerra civil.
El atentado ocurrido a las 6.55 de la mañana del miércoles pasado fue inesperado, y tuvo como respuesta una ola de manifestaciones por la paz, pero también violencia contra mezquitas sunitas y contrarrepresalias.
"Según los informes iniciales, el atentado fue bien preparado en lo técnico y perpetrado por especialistas", dijo el ministro de Construcción Jassem Mohammad, quien consideró que la instalación del explosivo debió insumir unas 12 horas.
Eso corrobora otros datos según los cuales desconocidos vestidos de negro, a la usanza de los comandos policiales chiitas, tomaron el santuario el martes de tarde y permanecieron allí hasta poco antes de la explosión el miércoles de mañana.
Desde que se registró el atentado, hubo protestas en todo Iraq, tanto chiitas como sunitas, en reclamo de una respuesta pacífica a la violencia, y también para mostrar rechazo a la ocupación estadounidense y responsabilizar al gobierno por las carencias de seguridad.
El ministro de Defensa, Saadoun Dulaimi, llamó a los iraquíes a evitar la violencia. "Estamos preparados para llenar las calles con vehículos artillados, de ser necesario", dijo Dulaimi a la prensa el sábado. "Si hay una guerra civil, nunca terminará…."
El mayor Tim Keefe, portavoz de las Fuerzas Multinacionales en Iraq encabezadas por Estados Unidos, dijo a IPS que "no hay planes de desplegar soldados de la misión en las calles". "Estamos preparados para apoyar a los iraquíes si nos lo pide el gobierno iraquí", añadió.
El mismo día del atentado contra la mezquita Al Askariya, más de 100 mezquitas sunitas sufrieron ataques. En los siguientes días, hubo, a su vez, represalias contra mezquitas chiitas.
"El 22 de febrero, 100 mezquitas sunitas fueron atacadas y algunas de ellas ocupadas por chiitas, que incendiaron algunas y agredieron el edificio del Partido Islámico en Basora", informó el líder de ese sector político, Tareq Al'Hashimi.
A pesar de esos ataques y las menciones a una incipiente guerra civil en Iraq por parte de la prensa local, muchos chiitas salían a las calles a reclamar calma y unidad.
Haider Hasan, un chiita de 37 años que trabaja en el Ministerio de Petróleo, es uno entre muchos miembros de su comunidad religiosa que manifiestan preocupación.
"Creo que algunos chiitas con poca educación no pudieron controlar sus sentimientos y atacaron las mezquitas sunitas", dijo Hasan a IPS. "Les pediría que le pongan fin a esa actitud, porque no queremos que el problema se agrave más y más."
Pero fue difícil mantener a los agresores bajo control. Abd Alí, organizador de una de las manifestaciones, sostuvo que "otros chiitas trajeron sus armas, y resulta difícil controlar sus sentimientos y su ira".
Dirigentes políticos tanto sunitas como chiitas se unieron a los llamados a la paz. El líder sunita Adnan Dulaimi dijo que los iraquíes deben poner fin a las agresiones porque "las fuerzas de la ocupación quieren que luchemos entre nosotros".
Muchos iraquíes dicen ignorar quién llevó a cabo el atentado en Samarra, pero acusan a la ocupación.
Aliados de las fuerzas estadounidenses atacaron el santuario Al-Askariya "porque quieren que los iraquíes estemos ocupados con una guerra civil, que les facilitará desarrollar sus planes en el país", dijo Omar Hamid, un chiita miembro del Partido Islámico.
"Estoy seguro de que las personas que realizaron el atentado tenían permiso para dirigirse a Samarra, entonces sujeta a estado de sitio", agregó.
Pero algunos creen que se trata de un trabajo de milicias del partido laico y de mayoría sunita Baath, que con Saddam Hussein a la cabeza dominó la política iraquí hasta la invasión estadounidense de 2003.
"Creo que lo hicieron los baathistas, porque perdieron el control de Iraq y quieren destruir el país desatando una guerra civil entre sunitas y chiitas", dijo Haider Asan.
"Vi uno de los ataques contra una mezquita sunita, la Al-Quds, en el barrio de Baladiyat, en el este de Bagdad", dijo a IPS Alaa Ahmed. "Vi muchos vehículos todo terreno dirigirse a la mezquita y luego abriendo fuego. Estoy seguro de que estaan entrenados, porque sabían muy bien lo que hacían."
Baladiyat está cerca de Ciudad Sadr, un gran barrio chiita. En las últimas semanas, muchas personas, en especial palestinos del campamento de refugiados cercano, se han quejado por los ataques de grupos chiitas.
Omar atribuyó algunos de los atentados al Ejército Mahdi liderado por el líder chiita Muqtada Al-Sadr. "No lo saben, pero están ayudando a las fuerzas de ocupación en su plan de propiciar una guerra civil", sostuvo. (