El déficit comercial de Estados Unidos registra su máximo valor histórico, en especial con China, Japón, Europa y los países exportadores de petróleo, informó el Departamento (ministerio) de Comercio.
Al conocerse este viernes que la diferencia entre importaciones y exportaciones ascendía a 725.800 millones de dólares, algunos senadores señalaron a la boyante China, cuyo crecimiento económico tiene en las ventas al exterior su mayor turbina.
"Este déficit demuestra el fracaso increíble de nuestra política comercial, que está agotando los trabajos estadounidenses y debilitando al país", dijo el senador Byron Dorgan, del opositor Partido Demócrata.
"Si los nuevos números del déficit comercial no despiertan al presidente y al Congreso (legislativo), nada lo hará", agregó Dorgan.
Según las cifras divulgadas por el Departamento de Comercio, el déficit comercial de Estados Unidos aumentó 17,5 por ciento en 2005 respecto de 2004, de 617.600 millones de dólares. La cifra no tiene antecedentes desde que el gobierno registra los datos del comercio exterior.
Las importaciones de Estados Unidos casi duplicaron las exportaciones. También se superaron las márcas de déficit con China, Japón, Europa, Canadá, México y los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El déficit con China llegó a 201.600 millones de dólares, un cuarto de la cifra global.
"Hemos alcanzado un punto de inflexión", dijo Dorgan. El gobierno ha asegurado que "nuestras políticas comerciales están funcionando", pero el último informe "es una evidencia bastante crítica de que no es así", añadió.
Particularmente molesta para muchos legisladores estadounidenses fue la brecha comercial con China, dos veces y media superior que al momento de la firma de un acuerdo comercial bilateral en 2000.
El jueves, Dorgan y el senador Lindsey Graham, del gobernante Partido Republicano, presentaron un proyecto de ley que revocaría el carácter permanente de la normalización de las relaciones comerciales con China y sujetaría el intercambio a una revisión anual por parte del Congreso.
La normalización de las relaciones comerciales con Estados Unidos en 2000 fue fundamental para que China ingresara en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Citando "estafas" crónicas por parte de China que abonan el enorme déficit comercial, Dorgan y Graham, conocidos por su nacionalismo, afirmaron que los productos del país asiático inundaban el mercado estadounidense.
También aseguraron que China impone barreras artificiales a las importaciones y aplica prácticas desleales para impedir el ingreso de productos estadounidenses.
Entre esas prácticas, incluyeron la piratería de marcas y patentes, la manipulación del tipo de cambio y la violaciones de convenciones laborales internacionales.
Los senadores esperan que, con la confección anual de un análisis de las políticas comerciales de China para revisar su estatus comercial, el gigante asiático frene su avanzada por su propios medios.
Antes de la normalización comercial permanente, el Congreso legislativo renovaba año a año ese vínculo de acuerdo con la Enmienda Jackson-Vanik.
Desde ese momento, el déficit comercial de Estados Unidos con China pasó de 83.000 millones de dólares en 2001 a más de 200.000 millones en 2005.
"El mercado estadounidense es el más grande y el mejor del mundo. Controlar el acceso es la mejor manera de que China comience a practicar un comercio leal", dijo Dorgan.
Otra legisladora estadounidense, Olympia J. Snowe, pidió en una carta al secretario del Tesoro, John Snow, que el próximo informe sobre Política Internacional Económica y de Cambio Monetario, previsto para abril, caracterice oficialmente a China como "manipulador de divisas".
El presidente Bush recibirá en Washington a su par chino, Hu Jintao, ese mismo mes.
Legisladores, organizaciones empresariales y sindicatos reclaman a coro desde hace años sanciones para la boyante China.
En enero, la Coalición Estadounidense de Acción Comercial Manufacturera reclamo leyes que impusieran elevados aranceles a las importaciones chinas si Beijing se negaba a admitir la libre flotación del yuan, su moneda.
El senador Charles Schumer, uno de los principales críticos de la política monetaria de Beijing, presentó la Ley de Libre Comercio de China el año pasado, proyecto que impondría a ese país un arancel de 27,5 por ciento.
Los sindicatos también se quejan de la supuesta inacción del gobierno para detener la migración de fábricas a mercados más baratos en el exterior, en especial China, lo que supuso la pérdida de tres millones de empleos en el sector manufacturero en los últimos cinco años.
"La brecha comercial rebaja el precio de los productos manufacturados internos y destruye los buenos trabajos de Estados Unidos", dijo Richard Trumka, de la Federación Estadounidense del Trabajo-Congreso de Organizaciones Sindicales (AFL-CIO), la principal central sindical del país.
"El gargantuesco déficit comercial de Estados Unidos es un lastre que cuelga del cuello de los trabajadores estadounidenses y que los empuja a un ciclo de deuda, bancarrota y trabajos de bajos salarios en el área de servicios", expresó.
Los funcionarios chinos replicaron que cualquier aumento en el precio de los productos chinos podría perjudicar a millones de personas que dependen del auge exportador del país. (