Davos, el centro turístico alpino de Suiza oriental, nunca sufrió una catástrofe como la del huracán Katrina, que dejó 1.326 muertos y 6.644 desaparecidos a su paso por la ciudad estadounidense de Nueva Orleans el 29 de agosto pasado.
Por lo demás, las diferencias culturales, climáticas y sociales de los dos lugares también son enormes, al extremo que podría colocárselos entre las antípodas.
Excepto por un rasgo. Ambas comparten una misma calamidad, según el activista de organizaciones de base estadounidenses Jay Arena: la presencia dominante de grupos políticos conservadores y económicos neoliberales.
"Nosotros tenemos la comisión por la recuperación de New Orleans (Bring Nueva Orleans Back Commission)", dijo Arena a IPS, en referencia al organismo establecido por el alcalde de la ciudad, Ray Nagin, en octubre pasado, para aconsejar sobre los planes de rehabilitación.
"En Davos se reunen grupos de las elites capitalistas, carentes de representatividad electiva, sin responsabilidad y que no rinden cuentas a nadie, para trazar también planes globales", sostuvo.
Al mismo tiempo, los grupos de Davos, que esta semana sostienen la reunión anual convocada por el Foro Económico Mundial, procuran cooptar algunas comunidades organizadas, como los sindicatos, para de esa manera "legitimar sus actividades fuera de la ley", insistió.
Arena, activista de la organización de defensa de la vivienda pública C3/Hads Off Iberville, participó este viernes del acto "El Otro Davos", realizado en la ciudad de Zurich por Attac Suiza y otras organizaciones críticas de la mundialización.
La presencia de Arena en la manifestación de Zurich se justifica "porque nuestra lucha también es internacional". Lo que ocurra en Nueva Orleans tendrá efectos en la reconstrucción de la ciudad y grandes consecuencias en los trabajadores del mundo, estimó.
"Nosotros buscamos la solidaridad para apoyar la lucha de los pueblos por la justicia y contra el racismo", dijo Arena durante una conversación en el acto de Zurich.
El activista estadounidense precisó que no pertenece a la categoría de militantes populares que "pasan continuamente de una conferencia a otra sin hacer nada".
La organización de Arena está comprometida en un esfuerzo de vida o muerte, entre las bases populares, para permitir que las personas de la clase trabajadora y de la comunidad negra puedan retornar a "ese tesoro universal" que es la ciudad de Nueva Orleans.
Desde el ángulo cultural, Nueva Orleans es la ciudad más africana de Estados Unidos. Muchos acuden allí al encuentro de sus tradiciones.
Los que crearon las segundas líneas de la música, la comida y el conjunto de la cultura fueron todos de clase obrera, pero en particular de la clase obrera negra, precisó Arena.
En los desfiles, fueran festividades o funerales, los participantes principales integraban la primera línea. Detrás o a los costados seguían los bailarines espontáneos, que eran la segunda línea mencionada por Arena. De sus aportes nacieron muchas de las tradiciones que distinguen a la ciudad del Golfo de México.
El problema de Nueva Orleans reside en que esos trabajadores y otros han sido expulsados, y las elites dominantes hacen todo lo que está a su alcance para impedirles que regresen.
Por ese motivo, los activistas libran un esfuerzo "de vida o muerte". El pueblo es la ciudad y si ellos no retornan, sobrevendrá la muerte de Nueva Orleans y de todo lo que la ciudad ha sido, vaticinó.
Arena opinó que lo ocurrido en Nueva Orleans equivale a "una limpieza étnica", que comenzó incluso antes del huracán Katrina. Ha sido un esfuerzo concertado que se observa en el sectores inmobiliario y turístico, y en otras áreas clave de la economía, tanto en esa ciudad como en otras partes del país, según Arena.
"El objetivo ha sido desplazar las comunidades negras y las clases trabajadoras, en particular mediante el ataque al sistema de viviendas públicas. Lo hemos visto en Chicago, Washington, Miami y por supuesto en Nueva Orleans", sostuvo.
En la década del 90, durante el gobierno de Bill Clinton, fueron destruidas las viviendas del complejo de Saint Thomas, en la zona ribereña de la ciudad, compuesta de unos 1.500 apartamentos.
En su lugar se construyeron apenas un puñado de viviendas públicas. El resto fueron apartamentos de grandes dimensiones, a los cuales no tienen acceso los negros ni la clase trabajadora.
Ése es, según Arena, un ejemplo de limpieza étnica y clasista, al sacar a los negros y a los trabajadores del centro de la ciudad, afirmó el activista. Ahora, después del huracán, los gobernantes aprovechan para aplicar en el resto de la ciudad lo que hicieron con Saint Thomas, agregó.
El alcalde de la ciudad demuestra que no sólo les interesa terminar con las viviendas públicas, sino también con otros vecindarios que no piensan reconstruir, advirtió el activista. Las zonas arrasadas por las topadoras serán destinadas a áreas verdes.
Los terrenos de los complejos de viviendas populares, ocupados mayoritariamente por negros y otros miembros de la clase trabajadora, se destinarán a usos comerciales e industriales. Las escuelas se transforman, en general, en institutos privatizados y bajo régimen de pago.
Pero al enterarse de esos planes, los residentes han reaccionado y ahora engrosan la filas del movimiento que combate las nuevas políticas, aseguró Arena.
Como en Davos, en Nueva Orleans se pueden ver personajes del estilo de Jo Canizaro, miembro de la comisión designada por el alcalde y uno de los grandes contribuyentes a las campañas políticas del gobierno George W. Bush, citó el activista
Esa clase de gente es la que planifica las vidas de centenares de miles de pobladores de Nueva Orleans, sentenció. (FIN/IPS/pp/mj/dv hd/06)