TAILANDIA: Las terribles vacaciones del tsunami

Cientos de extranjeros peregrinaron a la porción meridional de Tailandia para conmemorar el primer aniversario del tsunami en el océano Índico. Eran sobrevivientes o deudos de turistas que hallaron la muerte en el mar.

El portugués Antonio Da Mata Coelho, de 26 años, regresó al lugar en el que un año atrás había escapado milagrosamente de las olas monstruosas que arrollaron las costas de Tailandia aquella trágica mañana del 26 de diciembre de 2004, causadas por un sismo con epicentro cerca de la isla indonesia de Sumatra.

Hace un año, Antonio fue arrojado lejos por las aguas que avanzaban y se desmayó. "Pensé que era una pesadilla y luego me di cuenta de que era real", relata a propósito de su encuentro con la muerte mientras nadaba con su novia cerca de las islas Phi Phi. "No sabía dónde estaba cuando recuperé el conocimiento, y comencé a gritar".

Otros extranjeros que se refugiaron en la sudoccidental ciudad de Khao Lak, la franja más afectada de la costa tailandesa sobre el mar de Andaman, tienen historias similares de remembranza y reflexión para compartir.

La australiana Joy Vogel fue una de ellos. A los 62 años y procedente de Mullumbimby, en el sudoriental estado de Nueva Gales del Sur, caminó a lo largo de las playas de Khao Lak para recordar a su hija y a su yerno, que murieron junto con miles de turistas en ese desastre natural sin precedentes.
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La última vez que Vogel habló con su hija Moi, de 32 años, fue el día de Navidad, cuando ésta la llamó desde Khao Lak para contarle que estaba embarazada. La joven y su esposo de 34 años, Christian Knott, se habían casado en octubre de 2004.

"Una mira a los demás llorando y siente que somos una de las tribus del tsunami en este planeta", dijo Vogel, quien viajó por tercera vez a esta parte de Tailandia desde que perdió a Moi y a Christian. "Odio usar la palabra 'muerta'. Prefiero decir que ella abandonó su cuerpo", dijo.

Más de 8.000 personas fallecieron o están desaparecidas debido al maremoto que golpeó a seis provincias de Tailandia meridional. Se estima que la mitad eran turistas procedentes de 38 países.

Solamente en la sudoccidental provincia de Phang Nga, donde se encuentra Khao Lak, se contaron 5.880 muertes.

En total, más de 280.000 personas murieron en 12 países sobre el océano Índico que fueron devastados por el tsunami —palabra japonesa que alude a las grandes olas causadas por terremotos o erupciones volcánicas submarinas— causado por un sismo de magnitud nueve en la escala de Richter.

La septentrional provincia indonesia de Aceh fue la que más sufrió, con unos 200.000 muertos, seguida de Sri Lanka, con unas 35.000 víctimas mortales e India meridional, con 18.000, mientras en las Maldivas murieron 108 personas.

Otros países afectados por muerte y destrucción fueron Malasia, Birmania y naciones de África oriental como Kenia, Madagascar, Seychelles, Somalia y Tanzania.

Los actos para recordar el tsunami organizados por las autoridades tailandesas comenzaron el sábado y se extendieron durante cuatro días.

En la mañana del lunes, en coincidencia con el momento exacto en que irrumpieron las olas, hubo breves ceremonias en cuatro puntos de la playa.

Un mar calmo y una clara luz tropical fueron el telón de fondo lleno de contrastes para que familias de Tailandia y de otros países se reunieran a recordar a sus parientes víctimas de un mar que aquel 26 de diciembre de 2004 tenía un ánimo muy diferente.

Al caer la tarde, cánticos budistas, lectura de poesías y música de saxofón tuvieron lugar en una ensenada en Khao Lak, donde se colocó la piedra fundamental de un memorial del tsunami.

"Se espera que el memorial funcione como centro de aprendizaje sobre el desastre natural, y como monumento en recuerdo de todos los que perdieron sus vidas en la tragedia del año pasado", dijo el primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra a la multitud de familiares dolientes, funcionarios y diplomáticos.

También hubo actos de ciudadanos de diferentes países para evocar a sus familiares perdidos según sus propias tradiciones, como las de Australia, Gran Bretaña, Finlandia y Suecia.

Los australianos recordaron a 23 ciudadanos fallecidos con una breve ceremonia religiosa bajo la luz del amanecer en la playa de Patong, en la meridional isla turística de Phuket. El acto finalizó con orquídeas moradas y jazmines de las Antillas flotando en el tranquilo mar de Andaman. Algunos parientes se abrazaban, llorando en silencio y observando las olas.

Ciudadanos suecos celebraron de modo similar en la tarde, en la playa de Khao Lak, para recordar a 543 compatriotas muertos. Una plegaria, lectura de poemas y la liberación al mar de pequeños objetos, como flores y velas, fueron los rituales elegidos.

"Las familias querían estar presentes para llorar" a sus muertos, dijo a IPS Susanna Soderstrom, portavoz de la Cruz Roja sueca. "Algunos sólo se atrevieron a tomar la decisión de venir a Tailandia recientemente. Para ellos fue un viaje difícil. Varios se reunían por primera vez desde la tragedia".

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