SIDA-KENIA: Medicamentos no se toleran sin comida

El gobierno de Kenia sólo entrega medicamentos antirretrovirales a la cuarta parte de las personas con sida que los necesitan. Y la falta de alimentos empeora el panorama.

El desafío que han abrazado las autoridades es extender las terapias a más keniatas con sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), con el fin de mantener a raya a un conjunto de enfermedades relacionadas con este mal.

Pero, según la Red de Personas Africanas que viven con VIH/Sida (NAP+ por sus siglas en inglés), no hay un entusiasmo similar —especialmente, de parte del gobierno— para garantizar que quienes reciben antirretrovirales cuenten con una alimentación adecuada, imprescindible para que la medicación surta efecto.

Las terapias con antirretrovirales reducen la carga del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) en el organismo. Así frenan el avance de la enfermedad y los riesgos de contraer otras infecciones, y prolongan la vida. Pero tienen muchos efectos secundarios, y su aplicación exige hábitos alimentarios rigurosos y una combinación adecuada de descanso y actividad física.

"El gobierno no nos ha apoyado. No hay ninguna iniciativa gubernamental que se encargue de una adecuada nutrición", dijo a IPS el coordinador nacional de NAP+, Michael Angaga.
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"Los esfuerzos del gobierno para enfrentar la epidemia se han limitado fundamentalmente a la provisión de antirretrovirales", añadió.

Medina Yahya estaría seguramente de acuerdo con esta afirmación. Residente de Kibera, el barrio pobre más extenso de Nairobi y posiblemente de toda África, Yahya padece ahora varias enfermedades, incluidas varias úlceras, por recibir antrirretrovirales con el estómago constantemente vacío.

"Empecé a tomar los medicamentos a principios del año pasado y por largo tiempo estuve tomándolos sin haberme alimentado, por no tener nada para comer", explicó a IPS.

A Yahya, de 30 años, se le recomendó interrumpir el tratamiento hasta que se fortaleciera un poco. Pero esto depende de que pueda conseguir comida para ella y sus tres hijos. Por el momento, depende de las donaciones del Centro de Rescate Stara, una escuela informal que alimenta a los hijos de las personas con VIH y que provee raciones semanales a los propios adultos.

Susan Asiko, de 35 años, que brinda cuidados domiciliarios a Yahya, relata una situación similar. Ella misma está bajo tratamiento antirretroviral desde que le diagnosticaron VIH el año pasado.

"Al principio, las medicinas me afectaron porque me resultaba difícil obtener suficiente comida. Estuve un tiempo en cama, pero cuando comencé a ingerir alimentos regularmente, mi salud mejoró", dijo a IPS. "Obtener alimentos es el principal desafío aquí, especialmente si uno no está trabajando", agregó.

Kibera tiene aproximadamente 700.000 habitantes. Más de la mitad de los keniatas sobreviven con menos de un dólar por día, según estadísticas gubernamentales.

En última instancia, el precio de un plato de comida, más que el de los fármacos antirretrovirales, puede interponerse en el camino de las personas que viven con VIH/sida.

"Aquí, los padres interrumpen su medicación a causa de los efectos secundarios que padecieron cuando tomaron fármacos antirretrovirales fuertes con los estómagos vacíos", dijo a IPS Josephine Mumo, directora y cofundadora del Centro de Rescate Stara.

"Están débiles y guardan cama en sus casas, incapaces de hacerse cargo de sus hijos. Luego mueren, dejándolos huérfanos", agregó.

Los intentos de Stara para que el gobierno suministre alimentos no han tenido éxito, afirmó Mumo. Actualmente, la escuela recibe provisiones de entidades benéficas.

Organizaciones no gubernamentales también trabajan en ese sentido. NAP+ se embarcó en un proyecto piloto para suministrar Nutropath, un complemento alimenticio en polvo para personas con sida. El proyecto es dirigido por dos centros en Nairobi y en la occidental ciudad de Kisumu, y ha llegado a 150 adultos y 50 niñas y niños.

"El producto puede ser mezclado con agua, leche o jugo, y quienes están probándolo han mostrado cambios tremendos en su salud", dijo Angaga. "Quienes habían perdido peso lo han vuelto a ganar. La mayoría de ellos dicen que pueden saltearse una comida y todavía sentirse fuertes".

El gobierno insiste en que el panorama de nutrición no es tan sombrío como NAP+ y otros alegan.

"El gobierno tiene un presupuesto para apoyar la alimentación mediante el Fondo Global (para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria)", dijo Patrick Orege, director del Consejo Nacional de Control del Sida, encargado de coordinar el combate a la epidemia en Kenia.

El Fondo fue creado en 2002 como una sociedad internacional para financiar esfuerzos de contención de esas enfermedades.

Más allá de la bienvenida al dinero del Fondo Global, la pregunta es si el gobierno no debería disponer de recursos económicos propios para los programas alimentarios destinados a las personas con sida, especialmente luego de haber adoptado la Declaración de Compromiso de las Naciones Unidas con el VIH/sida.

Ese documento establece que los países deberían "aumentar y priorizar asignaciones presupuestales nacionales para los programas del VIH/sida, como se requiere, y asegurarse de que asignaciones adecuadas sean efectuadas por todos los ministerios" y otras entidades relevantes.

El lema de este Día Mundial del Sida (que se celebra este jueves 1 de diciembre) es "Detenga al sida. Mantenga la promesa", adoptado con el fin de que los gobiernos cumplan con los compromisos asumidos en la declaración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los programas alimentarios no reciben mucha atención en el presupuesto nacional, pero sí los gastos de entretenimiento de los parlamentarios, sin mencionar los automóviles regalados.

A cada ministro y parlamentario le corresponde una subvención de 44.600 dólares para comprarse un automóvil, y una cantidad mensual destinada al entretenimiento, de no menos de 1.000 dólares. Esto significa que el gobierno gasta alrededor de 200.000 dólares por mes en "entretener" a los legisladores.

La misma suma sirve para comprar 17.000 bolsas de maíz, que sin dudas ayudarían a mejorar la nutrición de los pacientes con sida sumidos en la pobreza.

De momento, 2,2 millones de los 32,8 millones de habitantes de Kenia han contraído el VIH.

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