Treinta practicantes de la mal llamada «circuncisión femenina» en Costa de Marfil anunciaron que abandonarían su oficio. Este es el resultado de una larga campaña para erradicar la práctica que, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), afecta a 40 por ciento de las marfileñas.
La cruzada contra la mutilación genital de las mujeres es impulsada desde hace 10 años por la no gubernamental Organización Nacional por la Infancia, las Mujeres y la Familia (ONEF, por sus siglas en francés).
El anuncio se hizo durante una ceremonia en Abidján a comienzos de este mes. Fue la primera vez en que la ONEF logró convencer a buena parte de los 75 practicantes de mutilaciones identificados en el país.
Millones de mujeres y niñas africanas son sometidas a esa operación, que consiste en la extirpación total o parcial del clítoris, en general sin anestesia y en pésimas condiciones sanitarias.
Esta antigua práctica está prohibida en Costa de Marfil desde 1998, pero sigue viva en varias partes del país.
[related_articles]
"Ha sido un largo camino, que comenzó en 1995. Gracias a los fondos recibidos en 2004, hemos continuado esta campaña para crear conciencia" del problema, dijo a IPS la presidenta de la ONEF, Rachel Gogoua, emocionada por el logro de su organización.
Un estudio elaborado por la ONEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) demuestra que las mutilaciones genitales femeninas aumentaron en el oeste de Costa de Marfil durante los últimos 10 años.
En esa zona, el índice de mujeres y niñas sometidas a la operación pasó de 70 a 80 por ciento entre 1995 y 2005.
La práctica estaba restringida antes a las aldeas, pero ahora se convirtió también en un fenómeno urbano en el que participan hombres y donde se aplican nuevas técnicas de extirpación, señaló la ONEF.
"Hoy los practicantes tienen teléfonos móviles. Puedes contactarlos para arreglar una visita a tu casa", explicó Gogoua.
La forma más severa de mutilación, la infibulación, consiste en cercenar los labios menores y mayores y suturar gran parte del orificio vaginal, dejando apenas una pequeña apertura para la salida del flujo menstrual. En el primer coito, esa sutura es desgarrada.
Muchos hombres defienden la práctica arguyendo que disminuye el riesgo de que sus esposas les sean infieles, pues creen erróneamente que la mutilación reduce el deseo sexual.
Ciertas comunidades ven a la operación como una iniciación a la adultez y también una medida higiénica, en tanto que algunos musulmanes la defienden como un requisito religioso.
Gogoua rechaza todas estas concepciones y lucha para que la práctica sea reconocida por todos como una verdadera "violación al derecho a la salud de las mujeres".
Unicef señala que la mutilación genital es practicada en Costa de Marfil sobre todo a adolescentes antes del matrimonio, aunque niñas de por lo menos cinco años también sufren la operación.
La agencia calcula que unas 13.000 nuevas circuncisiones femeninas son realizadas todos los años en este país de 16 millones de habitantes.
Unas 130 millones de mujeres y niñas en África han sufrido alguna forma de mutilación genital, según Geneviève Saki-Nékouressi, de la oficina de la OMS en Abidján.
Las mutilaciones se realizan con instrumentos primitivos y sin esterilización, lo que pone en riesgo a las mujeres, entre otras cosas, de contraer el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).
A su vez, estas operaciones pueden provocar problemas durante las relaciones sexuales y el parto, además de infecciones y otras complicaciones.
"Conmoción, hemorragias, retención urinaria, menstruaciones dolorosas y disfunciones sexuales son algunos de los problemas que pueden desarrollar las pacientes", dijo Saki-Nékouressi a IPS.
La práctica puede causar incluso la muerte, como ocurrió en las centrales aldeas marfileñas de Zralio y Koyinfla.
Allí, donde hay identificados 10 practicantes, una niña de ocho años y una joven embarazada de 25 murieron desangradas tras ser mutiladas.
Los 30 practicantes que abandonaron el oficio este mes reconocen ahora haber hecho daño a muchas mujeres.
"La circuncisión no nos dio nada. Hicimos esto en nombre de la tradición, pero ahora, los hombres dejan a sus esposas circuncidadas por otras más jóvenes que no lo están", dijo el mayor de todos, en torno a los 80 años.
La ONEF anunció tener fondos disponibles para dar préstamos a los ex practicantes, permitiéndoles así emprender actividades alternativas. Cada uno de ellos recibió unos 130 dólares bajo términos flexibles de devolución.