El fraude pone en riesgo la eficacia del microcrédito como mecanismo contra la indigencia en Kenia, donde varias instituciones que aseguran prestar este tipo de servicios parecen tener más interés en explotar a sus clientes que en ayudarlos.
El presidente de la Asociación de Instituciones Microfinancieras (AMFI), Kimanthi Mutua, se manifestó preocupado por "la proliferación de firmas de microcrédito falsas, cuyos avisos publicitarios pretenden recomendar al público sobre qué deben atender cuando buscan préstamos."
AMFI tiene entre sus afiliadas a 23 de las casi 50 organizaciones microfinancieras que operan en Kenia. Pocas normas rigen al sector: una oficina, un capital inicial y una licencia del concejo de la ciudad es todo lo que se necesita.
Así, varias empresas se integraron al sector, pero sin funcionar como firmas de microfinanzas sino como bancos, tomando depósitos como condición a la concesión del crédito.
La Ley de Bancos impide a cualquier institución que no tenga licencia como tal solicitar o aceptar depósitos. Kenya Akiba Micro Finance fue una de las responsables de fraude: absorbió depósitos de algunos de sus clientes por casi 7.000 dólares.
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Ciertos depósitos fueron tomados en el entendido de que Kenya Akiba compraría pequeños autobuses para clientes que desearan ingresar en el negocio. Pero los vehículos no fueron entregados o cambiaron de dueño.
Otra clienta describió el pago de un depósito en garantía para obtener un préstamo que nunca le fue concedido. Luego, le fue imposible retirar el dinero depositado.
Este mes, el Banco Central de Kenia cerró Kenya Akiba, luego de una campaña publicitaria en que recordaron a aquellas firmas que carecieran de la licencia legal que debían abstenerse de usar en sus nombres la palabra "finanzas" o "microfinanzas" para solicitar depósitos.
El cierre causó poca tranquilidad en los angustiados clientes de Kenya Akiba, que ahora solicitan reunirse con el presidente Mwai Kibaki para pedirle que intervenga en el asunto y ordene la devolución de sus depósitos.
AMFI también considera al cierre como una medida insuficiente y tardía. "El Banco Central no actuó a tiempo", dijo Mutua a IPS.
Un proyecto de ley sobre microfinanzas fue presentado en 2002, pero todavía tiene que obtener luz verde del gabinete y el parlamento.
Según Mutua, existe un vacío legal que fue ocupado por operadores fraudulentos. "Si ese proyecto estuviera en vigor, el incidente de Akiba no se habría suscitado", dijo.
A pesar del escándalo, entusiastas del microcrédito alegan que ese mecanismo brinda un valioso servicio a los indigentes, que pueden hallarse a sí mismos excluidos de los sistemas bancarios convencionales.
Los bancos tradicionales suelen exigir garantías a las que los pobres raramente tienen acceso. La importancia de las microfinanzas ha sido destacada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que declaró 2005 Año Internacional del Microcrédito.
El microcrédito implica la concesión de préstamos por pequeñas sumas sin garantías convencionales, tales como propiedades.
Varias personas, por ejemplo, pueden consolidar un aval conjunto para obtener un crédito colectivo. Si uno de los integrantes del grupo se retrasa en las cuotas, los otros lo cubren, y también tratan de adelantarse a esos retrasos presionando a los integrantes.
"Con un grupo de 10 mujeres obtuvimos préstamos que me han beneficiado mucho", dijo Njeri Kamau. "Desde hace cinco años he estado solicitando crédito y pagándolos religiosamente. Me las he arreglado para alquilar un departamento de tres habitaciones en Nairobi."
Mutua alegó que las organizaciones microfinancieras asisten a aproximadamente dos millones de de los 30 millones de habitantes de Kenia. Más de las mitad de los ciudadanos de este país del oriente africano vive con menos de un dólar por día, según estadísticas del gobierno.