AMBIENTE-KENIA: Sustentabilidad versus pobreza

Cualquiera que visite el distrito keniata de Mbeere, en la Provincia Central, verá a ambos lados de la carretera bolsas de carbón vegetal. Pero quienes las venden son mucho menos visibles. Se esconden entre la densa vegetación circundante, y aparecen sólo para concretar ventas a las apuradas.

La razón del secreto es la tala ilegal de los bosques del Monte Kenia, de donde procede la materia prima del carbón vegetal, y que está poniendo en riesgo esa área de recolección de agua para no menos de 60 ríos.

Apenas 17 por ciento de los bosques del mundo se encuentran en África, pero más de la mitad de toda la deforestación ocurre en este continente.

Se teme que la tala esté diezmando el bosque de 2.700 kilómetros cuadrados. La menguante cantidad de árboles es responsable de la gran erosión del área circundante, que pierde anualmente cuatro millones de toneladas de suelos, ganadas por el océano Índico.

Como la tala ilegal es motivada en gran medida por la pobreza, colocar las preocupaciones ambientales entre las prioridades de esta región no es una tarea fácil.

En un intento de abordar la pobreza y brindar una alternativa al corte de árboles, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Roma, se unió con las comunidades locales en la zona oriental de Monte Kenia para apoyar pequeños proyectos cuyo fin es generar ingresos.

Estos incluyen la Iniciativa de Desarrollo Agrícola de Kamurugu, que se centra en el cultivo de mango y vegetales y cría de pollos y cabras para vender. Según el gerente de mercadeo Peter Mbogo, el proyecto produce unos 20.000 kilogramos de mangos anualmente, con ingresos de alrededor de 50 centavos de dólar por kilogramo.

"Enseñamos a los productores que, usando injertos y aplicando correctamente el abono, un terreno diminuto puede producir algo sustancial para obtener un ingreso, en vez de la tala, que termina agotando el bosque y el ambiente en general", dijo Mbogo a IPS.

Otra iniciativa, el Proyecto Piloto de Monte Kenia Oriental para la Administración de Recursos Naturales, es un esquema de siete años que busca mejorar las vidas de 580.000 personas en cinco distritos a través de un uso más efectivo de recursos naturales y mejores prácticas agrícolas.

El gobierno, a través de su Autoridad Nacional de Administración del Ambiente, también se embarcó en una campaña para informar a las comunidades sobre la importancia de la reforestación. Esto se hace mediante "barazas" (reuniones comunitarias) y distribuyendo material acerca de la reforestación en folletos simples impresos en los idiomas locales.

Pero algunas iniciativas encontraron obstáculos: los elefantes del bosque que destruyen los cultivos.

"Bananos, caña de azúcar, maíz y otros no existen en nuestros predios porque han sido destruidos por los elefantes. Nuestras haciendas fueron invadidas 42 veces desde 1984", dijo Elisha Njeru, agricultora y líder comunitaria.

Según Wilson Ndegwa, del Servicio de Naturaleza de Kenia, el año pasado hubo cuatro muertos y varios heridos por ataques de elefantes en la región.

Sin embargo, continúan los esfuerzos para impedir que las comunidades vuelvan a la tala ilegal.

"La lucha contra la desertificación es fundamentalmente una lucha contra la pobreza", dijo Hama Arba Diallo, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNUD), en una conferencia celebrada en Nairobi del 17 al 28 de octubre.

El encuentro buscó evaluar el progreso realizado en materia de combate a la desertificación y reducción de la pobreza por los 191 países que firmaron la Convención, en 1994.

Durante la conferencia, los estados africanos, organizaciones de desarrollo y donantes lanzaron la iniciativa "TerrAfrica", para potenciar esfuerzos dirigidos a impedir la degradación de los suelos y promover su uso sustentable en el continente. Se espera que unos 4.000 millones de dólares sean destinados a este plan, el más grande en su tipo, que será administrado por el Banco Mundial.

Según la ONU, alrededor de dos tercios de la población de África está afectada por la degradación de los suelos, mientras que en las próximas dos décadas la tierra de cultivo podría volverse improductiva como resultado de ese deterioro.

TerrAfrica ayudará a los involucrados en esta lucha a compartir conocimientos y a asegurarse de que quienes elaboran las políticas en todos los ámbitos consideren una administración sustentable de la tierra.

"TerrAfrica es única, pues se dirigirá a las causas que originaron la degradación de los suelos, así como las barreras e inconexiones entre demanda de inversiones para un buen manejo y los mecanismos de distribución y financiación más importantes, tanto en el plano interno como internacional", dijo Warren Evans, director de Ambiente del Banco Mundial.

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