AGRICULTURA-ÁFRICA: Esperanza no tradicional

La agricultura alternativa ofrece más posibilidades de desarrollo para África que la asistencia monetaria, según un experto dedicado a proyectos agrícolas en ese continente.

"Todos hablan de ayudar a África, pero ese discurso no tiene sustancia", dijo a la prensa Dov Pasternak, director del Programa Internacional de Cultivos en Tierra Árida (Ipalac son sus siglas en inglés).

Ipalac tiene su sede en Niamey, Chad, en África occidental, y busca promover el uso racional de las plantas en áreas propensas a la desertificación. El proyecto está financiado básicamente por el gobierno finlandés.

Durante los últimos 10 años, los mayores donantes internacionales, incluyendo al Banco Mundial, abandonaron la cuestión agrícola, que también cayó fuera del radar de quienes toman las decisiones en África, según Pasternak.

"La reducción de la pobreza no puede alcanzarse simplemente transfiriendo grandes cantidades de dinero", señaló. "Si uno quiere ayudar a África tiene que apoyarla en lo que hace mejor, y la agricultura es lo que los africanos conocen mejor, simplemente porque cerca de 80 por ciento de la población vive en áreas rurales, donde la principal ocupación está en los cultivos", agregó.

Ipalac fue fundado por científicos israelíes en 1995 para ayudar a los vecinos árabes en asuntos como administración del agua y los alimentos. Desde entonces, el proyecto se expandió.

Israel es líder mundial en agricultura en tierras áridas y pionero en tecnologías como la irrigación por goteo, un sistema que permite conducir el agua directamente a cada planta, en vez de regar el predio entero.

Ipalac lanzó un proyecto llamado "Árboles de la Tierra Santa", destinado a expandir cultivos mediterráneos como olivos, algarrobos, higueras, palmas datileras y pinos, dijo Pasternak a IPS. El nombre es un recurso de promoción de la iniciativa entre los agricultores cristianos de la región del Sahel, explicó.

Algunas técnicas agrícolas que se aplican en el Sahel, la enorme zona árida fronteriza del desierto del Sahara (oeste y centro de África), tienen potencial para ser adoptadas ampliamente en el resto del continente en pocos años, dijo Pasternak.

Entre ellas está un sistema de irrigación por goteo llamado Jardín del Mercado Africano, que requiere una presión hídrica de un metro para irrigar 500 metros cuadrados de tierra.

Hasta ahora, 1.500 unidades fueron instaladas en ocho países del Sahel. Pasternak cree que otras 4.000 estarán en uso pronto en otras partes del continente.

El sistema cuesta alrededor de 50 dólares para un área de 80 metros cuadrados, y 500 dólares por 500 metros cuadrados.

World Vision, Care International y Catholic Relief Services están entre las organizaciones no gubernamentales que ofrecen créditos para adquirir estos sistemas de riego. Como la tecnología permite abundantes cultivos, Pasternak opina que los agricultores pueden pagar sus deudas en apenas una temporada.

El Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para Trópicos Semi-Áridos (Icrisat son sus siglas en inglés), con sede en India, está trabajando junto con Ipalac en varios proyectos, por ejemplo la introducción de prácticas innovadoras que constituyen una gran promesa de aliviar la pobreza, según el especialista

Icrisat investiga cinco cultivos locales —cacahuetes, garbanzos, judías, sorgo y mijo-cultivados mayormente por agricultores pobres en áreas semiáridas.

El director de Icrisat, William D. Dar, dijo a la prensa que el gran crecimiento poblacional en la región impide mantener el tradicional sistema de barbecho (período de descanso de la tierra cultivable). La única opción es intensificar la agricultura.

La técnica de microdosis desarrollada por Icrisat en Niamey supone un mismo resultado aplicando sólo 20 por ciento de la cantidad usual de fertilizantes, porque éstos se instilan directamente debajo de cada planta, en lugar de ser extendidos por todo el predio.

Debido a tales innovaciones, en los últimos cinco años, más de 100 especies de cultivos y árboles frutales resistentes a las sequías se propagaron por la región del Sahel, señaló Pasternak.

"Tiene que haber una segunda revolución verde para África, porque África se perdió la primera", dijo Pasternak, en referencia a los polémicos procesos de renovación efectuados en Asia dos o tres décadas atrás para elevar los rendimientos del trigo y el arroz.

África enfrenta un desafío diferente a causa de sus grandes áreas que sufren largos periodos de sequías o lluvias insuficientes. Y las nuevas técnicas afrontan precisamente ese desafío, sostuvo.

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