La simple aritmética puede obligar a Sudáfrica a promover la adopción de niños y niñas huérfanos por familias residentes en países extranjeros, una posibilidad hasta hace poco prohibida.
Miles de huérfanos sudafricanos no encuentran un hogar en sus familias extendidas. Tampoco resulta sencillo encontrar familias adoptivas dentro de este país. Por lo tanto, las autoridades miran fuera de fronteras.
Menos de 3.000 niños y niñas fueron ofrecidos en adopción en 2005. Pero hoy viven en Sudáfrica unos 3,4 millones menores de 18 años que perdieron a uno o a los dos padres, muchos a causa del sida, según el Centro para la Investigación Actuarial de la Universidad de Cape Town.
Expertos en estadística pronosticaron que para 2015 habrá 4,6 millones de huérfanos en este país.
"El público no está informado sobre los mecanismos de adopción. Necesitamos crear más conciencia", admitió Marike Bloem, del Departamento de Desarrollo Social. No hay suficientes aspirantes a padres adoptivos. "Tenemos problemas para ubicar a los niños en el país", dijo Bloem a IPS.
Es posible que la falta de interesados en la adopción formal sea la infeliz consecuencia de las subvenciones estatales a las familias que acogen a niños y niñas en su hogar sin adoptarlos legalmente.
Pero el Estado no brinda ayuda a las familias que adoptan, lo que las alienta a recibirlos en el hogar por vías alternativas a formalizar legalmente una relación de padres e hijos, indicaron autoridades del sistema de seguridad social.
La prohibición de que ciudadanos extranjeros adoptaran niños y niñas sudafricanos fue anulada por la Corte Constitucional. En 2000, una pareja británica que no planeaba quedarse en Sudáfrica permanentemente solicitó al principal tribunal que legalizara su adopción de un niño sudafricano.
La Corte falló a favor de la pareja. La sentencia alega que, para la Constitución, los intereses de niños y niñas están por encima de todo y que prohibir que la adopción de uno por parte de ciudadanos extranjeros era inconsistente con esa disposición.
A pesar de que aún está pendiente de aprobación una legislación que llene las lagunas legales dejadas por ese fallo, en cada uno de los últimos tres años, alrededor de 250 niños fueron adoptados por familias extranjeras, según funcionarios sudafricanos.
Sudáfrica accedió en 2003 a que la Convención Internacional de La Haya regulara las adopciones internacionales. Ese tratado establece un marco de trabajo para administrar estas adopciones, preservar los intereses de niños y niñas e impedir su secuestro o tráfico.
Cada nación firmante de la Convención debe establecer una autoridad central que regule y administre las adopciones internacionales, así como acuerdos bilaterales con otros países para hacer ese proceso aun más hermético.
La autoridad central autoriza a organizaciones no gubernamentales y otras dedicadas a coordinar adopciones, asegurándose de que cumplan con ciertos criterios.
"También deben procesar adopciones locales, tener buena reputación y contar con trabajadores sociales experimentados", explicó Bloem, que es director asistente en la autoridad central de Sudáfrica para las adopciones.
"Además, cualquier dinero que cambie de manos debería ir a la organización, no a los individuos", para impedir que estos se aprovechen de las adopciones entre distintos países, agregó Bloem.
Una de las organizaciones involucradas en adopciones internacionales, la Sociedad de Bienestar Infantil de Johannesburgo, se asegura de que los extranjeros que desean adoptar sean evaluados cuidadosamente aun antes de ir a Sudáfrica.
Una vez allí, participan en actividades culturales, para aprender la historia y tradiciones de sus hijos adoptivos. Luego que un niño se traslada al exterior, su nueva familia es visitada regularmente por un trabajador social. Informes sobre el progreso del niño se envían a Sudáfrica durante los primeros cinco años.
La mayoría de los niños y niñas ofrecidos en adopción internacionalmente se ajustan a un cierto perfil, según el Departamento de Desarrollo Social.
Tienen entre cuatro y seis meses, son negros y generalmente varones. Muy probablemente fueron abandonados por sus madres y no tienen parientes ubicables.
También deben ser saludables para pasar el escrutinio de los funcionarios en sus países de destino. La mayoría de los estados se niega a admitir a niños con enfermedades crónicas como el sida, o que sean portadores del VIH (el virus que lo causa), hepatitis o tuberculosis, así como con incapacidades severas.
Hay asuntos raciales a considerar. Los niños sudafricanos ofrecidos en adopción internacional suelen ser negros. La mayoría de los aspirantes a adoptar son blancos.
Rebecca Ho-Foster es una ciudadana canadiense que, junto con su esposo descendiente de chinos, adoptó a un niño negro de Sudáfrica y actualmente vive en Johannesburgo.
"La gente nos mira y hace comentarios bastante libremente", dijo Ho-Foster a IPS. "Gente negra dice que el niño debe aprender su propio idioma para tener su identidad. Y algunos blancos expresan admiración hacia nosotros porque adoptamos a un niño negro, como si fuéramos santos."
La Sociedad de Bienestar Infantil de Johannesburgo sigue de cerca el progreso de los adoptados por 35 familias finlandesas, y se proponen continuar con el análisis hasta que sean adultos, para evaluar el efecto de las adopciones internacionales en el desarrollo del niño.
"Los finlandeses son muy reservados y tranquilos, mientras que la comunidad negra es ruidosa y espontánea. Nos interesará ver si los niños tienen un temperamento típicamente finlandés", explicó Pam Wilson, supervisora de adopciones en esa entidad.
En lo relativo a las adopciones entre distintos países de África, la sociedad tiene un vínculo con el gobierno de Botswana, por el cual ocho niños han sido adoptados por familias de ese país en los últimos dos años.
La mayoría de los entrevistados por IPS consideran que la adopción es el último recurso, luego de que todas las posibilidades de ubicar a un niño con su familia biológica hayan sido exploradas, y que los niños negros deberían ser adoptados por familias negras.
"Nuestro sentimiento es que a los niños les va mejor en su propia comunidad", dijo Wilson.
Pero con el sida y la pobreza, las adopciones internacionales pueden brindar la única esperanza de una vida mejor para muchos niños y niñas..
Hablando de su hijo adoptivo, Ho-Foster relató: "Una cantidad de cosas le han ocurrido en su vida: su madre biológica lo abandonó en el hospital, donde pasó meses esperando ser adoptado. Luego pasó un tiempo con una madre que lo recibió sin adoptarlo legalmente y ahora está con nosotros."
"Es mucho para aceptar, y él necesitará procesar esto a medida que crezca. Todo lo que podemos hacer es amarlo y darle apoyo cuando inevitablemente comience a preguntar y entender todo esto", concluyó.