Mientras se limpia de vidrios y sangre el sitio de los atentados del sábado en la turística isla indonesia de Bali, que dejaron al menos 22 muertos, la policía avanza en sus investigaciones y la población exige al gobierno medidas para prevenir nuevos ataques.
Los investigadores sospechan que dos integrantes de la red terrorista islámica Jemaah Islamiyah, responsable de otros atentados con bomba en Bali que causaron la muerte de 202 personas el 12 de octubre de 2002, son los autores de los ataques del sábado, basados en el "modus operandi".
Para muchos, la gran pregunta es cuándo será el próximo atentado.
"No hay duda de que Jemaah Islamiyah (Comunidad Islámica) está detrás de los ataques", dijo a IPS el experto en seguridad Ken Conboy. El problema con Bali es que es imposible protegerlo de tales ataques, dijo.
Tres bombas explotaron el sábado con una diferencia de pocos minutos en dos populares complejos turísticos de Bali, días antes del mes de Ramadán, sagrado para los musulmanes, y del festival hindú de Galungan.
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Hasta este lunes, se habían contabilizado 22 muertos y más de 100 heridos, pero las autoridades preveían que la cantidad de víctimas aumentaría. Entre las víctimas mortales figuran tres australianos y un japonés.
Las primeras dos bombas explotaron cerca de las 7.40 pm hora loca y destrozaron el café Nyoman y el Menega, en Jimbaran, una popular playa situada 18 kilómetros al sur de Kuta, el principal destino turístico de Bali.
La tercera detonó 20 minutos después en el restaurante Raja, en Kuta Square. La explosión devastó toda la planta baja y gran parte del primer piso del establecimiento.
La ausencia de un cráter en el exterior sugiere que la bomba fue puesta en el interior del local. Según la policía, se encontraron nueve bombas más que fueron desactivadas en otras partes del complejo.
Kuta ya se había teñido de sangre con los atentados de 2002. Las víctimas se encontraban en la discoteca Sari Club.
Funcionarios de gobierno declararon el domingo en conferencia de prensa que era casi seguro que los ataques del sábado habían sido perpetrados por terroristas suicidas, y que una filmación casera mostraba a alguien entrando con un gran paquete en un café de Kuta antes de la explosión.
La policía precisó que los atentados llevaban el sello de la red Jemaah Islamiyah, que pretende crear un estado panislámico en el sudeste de Asia y es considerada responsable por una serie de ataques que han sacudido Indonesia desde 2000.
Yakarta sufrió la mayor parte de los ataques. El Hotel Marriott y la embajada de Australia fueron blancos de autos-bomba el 5 de agosto de 2003 y el 9 de septiembre de 2004, respectivamente. En ambos atentados murieron un total de 23 personas, y muchas más quedaron mutiladas.
Conboy, que pronto lanzará un libro sobre el terrorismo en el sudeste asiático, señaló que el "modus operandi" de los autores de los atentados del sábado fue similar al de los ataques con bomba contra 11 iglesias de Indonesia el 25 de diciembre de 2000.
"Parece que buscaban objetivos pequeños y fáciles para obtener el máximo número de víctimas, en lugar de un blanco grande y simbólico, como lo han hecho en los últimos dos años", observó.
Mientras los balineses limpian el sitio de la tragedia, la atención se concentra en cómo prevenir la repetición de tales ataques.
"Prevenir este tipo de atentados es casi imposible. Se puede registrar a quienes entran a sitios como el Hard Rock Café, pero no se puede hacer mucho en pequeños establecimientos como los que fueron atacados el otro día. En este caso, la opción es clausurar el local o convivir con el riesgo", dijo Conboy.
Los restaurantes pequeños son la esencia de la industria turística de Bali, que a su vez es el pilar de la economía de la isla. El turismo apenas había comenzado a recuperarse después de los atentados de 2002.
Tras los últimos ataques, el ministro de Turismo, Jero Wacik, predijo una abrupta caída en el influjo de turistas en los próximos meses, pero opinó que la isla se recuperará una vez más.
Jimmy, un vendedor de tatuajes temporarios en la playa de Kuta, reclamó que el gobierno se esfuerce más contra la amenaza terrorista.
"Siguen los ataques. ¿Por qué el gobierno no hace nada?", preguntó enojado.
El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, pidió a la población que esté alerta y prometió hallar a los culpables.
"Los encontraremos y los entregaremos a la justicia", dijo, poco después que se conociera en la capital la noticia de los atentados.
El gobierno ha estado activo en la búsqueda de terroristas y logró llevar a la justicia a los autores de varios atentados. Sin embargo, Yakarta no pudo capturar todavía al pez gordo.
Abu Bakar Bashir, considerado el líder espiritual de Jemaah Islamiyah, cumple actualmente una sentencia de 30 meses de prisión por haber instigado a los atentados de Bali de 2002.
La brevedad de su condena es considerada un fracaso de la fiscalía, que no pudo reunir pruebas suficientes.
Todavía están libres los malasios Azahari bin Husin y Noordin M. Top, considerados los principales fabricantes de bombas de la organización y los cerebros detrás de los últimos atentados.