«Libramos una guerra contra la pobreza… y la pobreza ganó.» Con esa frase resumió un diplomático africano el resultado de la Cumbre Mundial 2005, que concluyó este viernes en la sede de la ONU en Nueva York.
"Parece que los líderes mundiales hicieron esta semana su mejor esfuerzo para que la pobreza gane", coincidió Hellen Tombo, de la campaña Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP), que reúne a numerosas organizaciones humanitarias y de desarrollo.
"Esta semana hubo más poses que avances", dijo Tombo a IPS.
Pero esta supuesta derrota no frena a los millones de activistas que participan en el GCAP, que se mantendrán reclamando acciones contra la pobreza a pesar de la desilusión que les depararon los 170 jefes de Estado y de gobierno presentes en Nueva York.
"Pondremos aun más energía para asegurar justicia a los pobres del mundo cuando la (conferencia ministerial de la) Organización Mundial del Comercio (OMC) se reúna en diciembre" en Hong Kong, afirmó.
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"Seguiremos luciendo la banda blanca como símbolo de nuestra continua lucha por justicia", advirtió.
Los ministros de Comercio considerarán en diciembre la reducción o eliminación de aranceles y otras barreras a las exportaciones del Sur en desarrollo.
Pero Estados Unidos y los 25 miembros de la Unión Europea (UE) han sido reticentes a reducir los aranceles, específicamente a los productos agrícolas del mundo pobre, y también a eliminar los altos subsidios que entregan a sus propios productores.
La Cumbre Mundial 2005 se reunió entre el miércoles y este viernes en la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), con el objetivo original de analizar el avance en el cumplimiento de los ocho Objetivos para el Desarrollo del Milenio.
Este programa, acordado en 2000 por 189 jefes de Estado y de gobierno también reunidos en el recinto de la Asamblea General, incluye como primeros dos puntos reducir a la mitad la proporción de la población pobre y hambrienta del mundo para 2015.
Entre otras metas figuran lograr la educación primaria universal, promover la equidad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la mortalidad materna en tres cuartos, combatir la expansión del VIH/sida y la malaria y otras enfermedades.
Además, los líderes mundiales se comprometieron a asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
Saradha Iyer, de la Red del Tercer Mundo, afirmó que el documento final aprobado por la cumbre este viernes fue "diseñado con inteligencia", pero también con "un lenguaje diluido" que fue "acordado o impuesto a la mayoría de los países miembros" de la ONU.
"Diluir" el documento final evitó un fracaso de proporciones históricas, según Iyer, quien, de todos modos, consideró que "la ONU muestra signos de haberse degenerado en la mayor feria de palabras —no de actos— del mundo".
Los presidentes y primeros ministros que asistieron a la cumbre "están aislados del impacto devastador de la pobreza mundial", añadió. "Parecen inmunes a los efectos de las movilizaciones masivas y campañas mundiales para elevar la voz de los pobres, los vulnerables y los marginados."
"Una vez más, a pesar de los mejores planes y de las mejores intenciones, los líderes fracasaron en el intento de dar esperanzas a miles de millones de personas que más las necesitan", concluyó.
Uno de los objetivos de la Cumbre Mundial era establecer medidas concretas para facilitar el logro de las metas del milenio.
Pero la reunión no produjo ninguna propuesta nueva, ni siquiera un nuevo compromiso de las naciones ricas de alcanzar una asistencia oficial al desarrollo equivalente a 0,7 por ciento del producto interno bruto para los países pobres.
El GCAP contrató en la edición de este viernes del diario estadounidense The New York Times un aviso a página entera según el cual "existe una creciente preocupación en que los líderes mundiales no mantengan su promesa de erradicar la pobreza para 2015.
En el aviso, el GCAP recordó que 1.200 millones de personas viven en la pobreza, que 100 millones de niños no asisten a la escuela, de los cuales 60 millones son niñas, que un niño muere de enfermedades prevenibles cada tres segundos y una madre cada minuto al dar a luz y que 13 millones de menores son huérfanos a causa del sida.
Además, según el GCAP, los países ricos brindan hoy a los pobres la mitad de la asistencia que les entregaban en 1960.
"Debemos determinar y suministrar el financiamiento adicional requerido para asegurar el logro de los objetivos y metas de desarrollo, incluidos los del Milenio, dentro del cronograma establecido", dijo ante sus pares en la Cumbre el primer ministro de Jamaica, P. J. Patterson.
En nombre del Grupo de los 77, que con 132 miembros es la expresión del Sur pobre en la comunidad internacional, Patterson recordó que las transferencias financieras netas del mundo pobre al rico suman un promedio de 230.000 millones de dólares anuales.
"Estas transferencias negativas persisten, a pesar de los compromisos de los países industriales de aumentar la asistencia oficial al desarrollo, reducir la deuda (externa) y los servicios de repago, abrir sus mercados a los productos del mundo en desarrollo y alentar la inversión privada" en el Sur, agregó.
Mientras los recursos del mundo en desarrollo fluyen al industrializado sin impedimentos, las iniciativas y programas de los países ricos en pro de los pobres han sido insignificantes, bloqueados en negociaciones o cercados por estrictas condiciones, afirmó.
"Hemos fracasado en el cumplimiento de las metas que nos impusimos. La pobreza y las enfermedades infecciosas siguen siendo desenfrenadas. La tensión de la guerra y el terrorismo tuerce la tela de la seguridad internacional. La proliferación de armas de toda clase originan temor y amenazan la paz dentro de los países", advirtió Patterson.
"La cumbre debe enviar un mensaje de esperanza a los millones que aún viven en la miseria", dijo Patterson.
Pero, desafortunadamente, los líderes mundiales no emitieron tal mensaje, dijo Tombo. Ni siquiera establecieron una fecha "para cumplir la meta del 0,7 por ciento" del producto interno bruto de los países ricos como aporte oficial al desarrollo, afirmó.
"Los pequeños éxitos que hemos visto esta semana en materia de género, sida y seguridad humana deben atribuirse a los millones de personas que no renunciaron a manifestar la verdad", agregó la activista