El conflicto por el programa nuclear de Irán reproduciría en el Consejo de Seguridad de la ONU el ajedrez de la guerra fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética vetaban mutuamente sus propuestas para salvaguardar sus intereses.
Pero en esta ocasión, los protagonistas cambiaron —la Unión Soviética, por ejemplo, está disuelta, aunque Rusia recoge su legado—, así como las alianzas.
Pero "pronto veremos el mismo juego del gato y el ratón", pronosticó un diplomático asiático.
El detonador del conflicto es el intento de Irán por desarrollar lo que su régimen islámico denomina "energía nuclear pacífica" y que, para Occidente, constituye un paso hacia la fabricación de armas atómicas.
Estados Unidos y los 25 países de la Unión Europea (UE) rechazan los argumentos iraníes y procuran derivar el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que posiblemente analizará sanciones militares y económicas a Teherán.
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Pero la operación es rechazada por dos miembros permanentes del Consejo y, en consecuencia, con la facultad de vetar sus decisiones: China y Rusia. Ambos países se oponen a cualquier acción inmediata contra Irán.
Estados Unidos, junto a Francia y Gran Bretaña —los miembros permanentes del Consejo pertenecientes a la UE—, están, así, bloqueados por China y Rusia. India, otro poseedor de armas atómicas aunque ajeno al órgano, se resiste a la presión de Washington y apoya a Irán.
Alemania, Francia y Gran Bretaña, los tres países que han negociado con Irán en nombre de la UE, solicitaron esta semana a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que presente el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero retiró la iniciativa este jueves, presionados por China, Rusia e India.
El grupo negociador europeo, conocido por las siglas UE-3, había mantenido una posición conciliatoria frente a la intransigencia de Estados Unidos, pero parece haber perdido la paciencia.
"Esta disputa ha definido una nueva rivalidad Oriente-Occidente. Las potencias nucleares orientales (Rusia, China e India) forman un bloque contra los intereses de las occidentales", dijo a IPS Michael Spies, del Comité de Abogados sobre Política Nuclear, organización con sede en Nueva York.
Alemania, Francia y Gran Bretaña intentaban que los 35 miembros de la junta de la AIEA resolvieran por consenso la derivación del caso de Irán al Consejo de Seguridad, lo que habría abierto la posibilidad de sanciones.
Pero retiraron su propuesta, pues, con al menos 10 países de la AIEA en contra de la medida, el organismo estaba en peligro de afrontar una inusual votación dividida para tomar una decisión.
"Rusia, China e India han mantenido una constante oposición a derivar el problema de Irán de la junta de la AIEA al Consejo de Seguridad", recordó Spies. Los tres países integran el cuerpo.
"Rusia ha manifestado específicamente que este asunto se encuentra aún en una etapa en que se resolverá más apropiadamente en la AIEA y a través de la negociación. Tanto Moscú como Beijing han indicado que vetarían cualquier decisión del Consejo de Seguridad al respecto", agregó.
China, India y Rusia mantuvieron en marcha, además, sus proyectos de cooperación económica y militar con Irán, a pesar de las exhortaciones en contrario de Estados Unidos. Teherán, por su parte, advierte a Beijing, Nueva Delhi y Moscú que deben proteger sus propios intereses.
Spies pronosticó que el pasaje del conflicto de la AIEA al Consejo de Seguridad implicaría el endurecimiento de la posición iraní. "En ese caso, Irán reanudaría sus programas de enriquecimiento de uranio e interrumpiría su cooperación" con la AIEA, sostuvo.
El martes, en efecto, el gobierno iraní advirtió que si el Consejo pasaba a ocuparse del asunto volvería a enriquecer uranio, paso previo a la fabricación de combustible de generadores nucleares de energía y también de armas atómicas.
Además, anunció, comenzaría a evaluar su posible retirada del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y su protocolo adicional.
Para Spies, en efecto, el pasaje del conflicto de la AIEA al Consejo de Seguridad implicaría el fin del camino diplomático, que requiere concesiones recíprocas de todas las partes involucradas hasta alcanzar un resultado aceptable.
Hasta ahora, Irán accedió a la suspensión de ciertas actividades y a un régimen de inspección intrusiva, mucho más allá de los términos establecidos en el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación. Estas concesiones quedarían en la nada si el Consejo interviene, dijo Spies.
La secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice se manifestó "segura" de que "en algún momento (el caso de) Irán será derivado al Consejo de Seguridad".
Eso sucederá "particularmente si Irán continúa demostrando que no está preparada para dar garantías a la comunidad internacional de que no tratará de fabricar armas nucleares bajo la cubierta de la energía civil", sostuvo.
El presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad reivindicó el sábado pasado ante la Asamblea General de la ONU el "inalienable derecho" de su país al desarrollo nuclear con fines pacíficos.
El mandatario iraní realizó esa declaración pocas horas después de la Cumbre Mundial 2005, que había concluido el viernes en ese mismo recinto.
Ahmadinejad acusó a Estados Unidos y sus aliados de pretender someter a otros países a un "apartheid" nuclear, dado su doble discurso, que ignora la posesión de armas nucleares por parte del país norteamericano, China, Francia, Gran Bretaña, Rusia, India, Pakistán e Israel.
Es, precisamente, Israel el que obstaculiza la constitución de una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente, advirtió el presidente iraní.
El discurso era "cualquier cosa, menos útil", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joschka Fischer. Su par británico, Jack Straw, usó casi las mismas palabras.
El programa de energía nuclear iraní se remonta a los años 70. Según Spies, un recrudecimiento del conflicto derivaría en "un endurecimiento de los elementos de la sociedad iraní que reclaman desarrollar un arma nuclear como garantía definitiva de seguridad".
En un sentido geopolítico más amplio, el experto advirtió que Teherán podría inferir que la integración económica y política con Occidente no es esencial para su desarrollo.
No resulta extraño que todos los jugadores activos en este ajedrez, excepto Alemania, son potencias nucleares, concluyó Spies.