– Herencia de la era colonial y del apartheid abolido en 1994, las desigualdades raciales de Sudáfrica siguen reflejándose en la propiedad de la tierra, pese a los esfuerzos por incorporar a la mayoría negra desposeída a la producción agropecuaria.
Como agricultores emergentes, los negros a los que antaño se les quitó la tierra —y a menudo se les impidió comprarla— soportan una serie de problemas, que van desde el acceso a los préstamos hasta el entrenamiento insuficiente.
"El banco insiste en la garantía que algunos campesinos no tienen", dijo Lobias Mosadi, subdirector de la Unidad de Apoyo a la Implementación del Departamento de Agricultura y Asuntos de la Tierra.
El gobierno se ha visto obligado a intervenir. "Ahora el banco da un préstamo sólo después de que un campesino sin garantías ha recibido un subsidio del gobierno", destacó Mosadi.
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En 2003, William Mahamba, de 49 años, invirtió seis meses en sacar un préstamo de 15.000 dólares para comprar una granja de 145 hectáreas que ahora posee. Pero la espera parece haber valido la pena.
"Empecé con siete vacas. Ahora tengo 160", dijo Mahamba a IPS. "Si uno quiere ser granjero debe olvidarse totalmente del disfrute y trabajar muy duro", agregó.
Tras el apartheid, el régimen segregacionista blanco que rigió durante buena parte del siglo XX, el gobierno se propuso transferir 30 por ciento de la tierra en manos de la minoría blanca a agricultores negros con plazo en 2015.
Hasta la fecha, sin embargo, sólo 3,1 millones de hectáreas han cambiado de dueños —una pequeña fracción de la cantidad total de tierra en manos blancas—, en tanto 1,2 millones de personas se han beneficiado del plan de reforma agraria. Esto ha despertado temor de que no se pueda alcanzar el objetivo.
La situación en la Provincia Noroeste refleja cuán lentamente se está procesando la transferencia de tierras. Las autoridades provinciales quieren distribuir dos millones de hectáreas de tierra para 2014, pero en marzo de este año sólo habían transferido 73.155 hectáreas.
"No es fácil abordar asuntos de la tierra en un país como Sudáfrica, que todavía está emergiendo de su pasado", señaló a periodistas que visitaban la provincia Nick Seobi, quien trabaja para el Departamento de Agricultura del Noroeste, con sede en Mafikeng, la capital provincial.
Algunos alegan que los agricultores blancos inflaron los precios de sus tierras para sacar ganancias injustamente de, sistema de "vendedor dispuesto, comprador dispuesto" que ha sido usado para transferir tierras
"El ritmo de la reforma ha sido negativamente influenciado por el enfoque del comprador dispuesto, vendedor dispuesto", dijo el vicepresidente Phumzile Mlambo-Ngcuka en un discurso ante la cumbre nacional de la tierra llevada a cabo en Johannesburgo, la capital financiera de Sudáfrica, del 27 al 31 de julio.
Sin embargo, Hans Van der Merwe, director de AgriSA —una asociación mayoritariamente compuesta por productores agropecuarios blancos—, advirtió contra cualquier intento de interferir con ese sistema.
"Los dueños de la tierra esperan un precio de mercado determinado por el concepto de 'comprador dispuesto, vendedor dispuesto'", dijo en la cumbre.
La tierra es un asunto delicado en toda África austral. En Zimbabwe, una polémica serie de confiscaciones de predios rurales iniciada en 2000 fue un golpe para la economía del país y contribuyó a la escasez de alimentos que está afectando a tres millones de los 13 millones de ciudadanos de ese país.
Las ocupaciones fueron ejecutadas por veteranos de la lucha por la liberación de los años 70, así como por militantes oficialistas, para corregir los desequilibrios raciales en materia de propiedad de tierras heredados de la era colonial. En 2000, casi toda la mejor tierra agrícola era propiedad de unos 4.500 hacendados y agricultores blancos.
Críticos de Harare han alegado que las invasiones fueron respaldadas por el gobierno en un intento por ganar apoyo para las elecciones parlamentarias de 2000, las primeras en las que el gobernante Frente Patriótico Unión Nacional Africana enfrentó una amenaza creíble de parte de la oposición.
En Namibia, el gobierno se ha embarcado en compras obligatorias de fincas pertenecientes a blancos para agilizar la distribución de la tierra. El primero de estos esfuerzos se completó la semana pasada. Se dice que aproximadamente 4.000 blancos poseen casi la mitad de la mejor tierra del país.
Previamente, la política de "vendedor dispuesto, comprador dispuesto" también fue observada en Namibia. Pero sólo 37.000 agricultores blancos fueron reubicados desde la independencia en 1990, de modo que arreciaron las críticas a una reforma demasiado lenta. Los informes indican que alrededor de 240.000 personas serán afectadas por las transferencias de tierras en los próximos cinco años.
Mientras sigue el debate sobre cuál es la mejor manera de efectuar una reforma agraria en Sudáfrica, los esfuerzos por descentralizar el proceso de distribución parecen haber ayudado.
"Ahora controlamos el programa de reforma de la tierra desde la provincia: la mayoría de las decisiones son tomadas desde las provincias, para no sofocar el programa. Sólo unos pocos casos se remiten al gobierno nacional", dijo Seobi.
En última instancia, el gobierno se propone tener muchas más historias exitosas para contar, como la de Selebaleng Ratsikane, una enfermera retirada de 75 años.
Ratsikane fue la Agricultora del Año 2004 en la Provincia Noroeste, dentro de la categoría "Productor Superior para Mercados Informales". En el ámbito nacional también estuvo entre los primeros cuatro mejores del mismo rubro. Entre ambos certámenes, ganó 7.693 dólares por concepto de premios.
"Usé el dinero para cavar pozos. Ahora tengo suficiente agua en mi tierra", dijo sonriendo.
Ratsikane todavía necesita fondos, pero eso no le impide seguir haciendo planes. "Quiero empezar a exportar vegetales, maíz y girasoles el año que viene. También quiero exportar cabras a Australia", contó.