Grupos ecologistas exhortaron al Banco Mundial a aplicar sus nuevos parámetros ambientales para medir la pobreza y la riqueza a las políticas que la institución promueva en países en desarrollo.
Los grupos reaccionaron ante un informe del Banco que presentó un nuevo método para determinar quién es rico y quién es pobre, que incluye la riqueza natural y humana, y no solamente el producto interno bruto y otros indicadores económicos tradicionales.
"Exhorto a (el presidente del Banco) Paul Wolfowitz a no limitarse a la publicación de este documento, sino a tenerlo en cuenta y hacer que influya en el desarrollo", dijo Achim Steiner, de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).
La medición de la pobreza y la riqueza es fundamental para la tarea de la Cumbre Mundial que se realiza del 14 al 16 de este mes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que debe evaluar los avances hacia las metas del milenio acordadas en 2000 por los 191 países miembros del foro mundial.
El primero de los ocho objetivos es reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza extrema y el hambre entre 1990 y 2015. El séptimo es "garantizar la sostenibilidad ambiental", definida como la recuperación de las pérdidas de recursos naturales para 2015.
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"Los Objetivos de Desarrollo del Milenio se tratan de crear riqueza. Si no la medimos bien, no podremos manejarla bien", advirtió Ian Johnson, vicepresidente del Banco para el Desarrollo Sostenible, al lanzar en la víspera de la Cumbre el informe "¿Dónde está la riqueza de las naciones? Midiendo el capital en el siglo XXI".
Según el informe, gobiernos y organizaciones internacionales deben comenzar a calcular el agotamiento de recursos y el crecimiento de la población, entre otros factores, para tener una visión más completa de la riqueza de un país y comprender cabalmente los costos ambientales de las decisiones sobre desarrollo.
Sin estos indicadores, los líderes corren el riesgo de "saber el costo de todo y el valor de nada", dijo Johnson, citando al escritor inglés Oscar Wilde.
El nuevo concepto de riqueza incluye capital producido, capital natural, recursos naturales como cultivos y pasturas, y capital intangible, como la gobernanza, las habilidades y los conocimientos especializados.
Los tres tipos de capital están estrechamente vinculados, señaló Wangari Maathai, premio Nobel de la Paz en 2004 y viceministra de Ambiente y Recursos Naturales de Kenia.
"Las personas sin habilidades, creencias ni valores son personas que no creen en sí mismas. Por lo tanto, tienen una gran dependencia de los recursos naturales, porque es la única riqueza que tienen", explicó.
La nueva fórmula cambia poco de lo que ya se conoce sobre la distribución de la riqueza mundial: los 10 países en lo alto de la lista son todos altamente industrializados e incluyen a Estados Unidos, Japón y países de Europa occidental, mientras los 10 últimos pertenecen todos a África subsahariana, excepto Nepal.
Además, los países de bajos ingresos están perdiendo riqueza en general, mientras los de altos ingresos se están enriqueciendo, observó Kirk Hamilton, principal autor del informe.
La brecha es abismal. La riqueza por habitante de los 10 países más ricos varía de 451.714 a 648.241 dólares, mientras la de los 10 países más pobres varía de 1.965 (Etiopía) a 5.020 dólares (Madagascar). Etiopía es, según este indicador, el más pobre de los 120 países estudiados por el Banco Mundial.
Según Maathai, la mayoría de los gobiernos no perciben que el desarrollo no puede separarse de la política ambiental.
"Es una lástima que los ministerios más importantes sean siempre el de Relaciones Exteriores y el de Defensa, cuando el nuevo enemigo es la destrucción del ambiente", dijo.
Steiner, director general de una red de conservación ambiental que incluye gobiernos, agencias gubernamentales y ONG, instó al Banco Mundial a incluir los nuevos parámetros en los Documentos de Estrategia de Lucha contra la Pobreza, las cuentas nacionales y las políticas sectoriales que la institución propone.
La ONU también se propuso mejorar la forma de contabilizar el agotamiento de recursos naturales y con ese objetivo estableció una comisión para elaborar una norma estadística universalmente aceptada antes de 2010, explicó Alessandra Alfieri, de la división de estadísticas de la ONU.
Peter Seligmann, del grupo estadounidense Conservation International (Conservación Internacional), consideró innecesaria esa cuantificación..
Sería mejor que, en su próximo informe, el Banco Mundial calculara "cuánto costará a las futuras generaciones agotar lo que tenemos ahora", dijo.
*Este artículo fue producido para el diario TerraViva sobre las Metas del Milenio.