La huelga de hambre iniciada en junio por sospechosos de terrorismo confinados en la base naval estadounidense en Guantánamo, Cuba, se reanudó y va en aumento, con 15 detenidos hospitalizados, 13 de ellos alimentados a través de intubaciones.
La cantidad de huelguistas varía según las distintas versiones. Los portavoces militares estadounidenses manejan entre 76 y 89, en medio millar de prisioneros. Pero el abogado de un grupo de detenidos aseguró que son 200 y que el número va en aumento.
"Las razones parecen ser miríadas, pero la principal es que protestan por su continua" detención, dijo el abogado británico Clive Stafford-Smith, representante de 40 detenidos.
"Su futuro es incierto, desde un punto de vista legal, por lo que intentan saber exactamente lo que supone su futuro", sostuvo Stafford-Smith, entre cuyos clientes figura el huelguista británico Omar Deghayes.
Se trata de la segunda huelga de hambre desde fines de junio. La primera concluyó cuando las autoridades militares estadounidenses efectuaron una serie de promesas, incluido un mejor acceso a libros y agua embotellada.
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"Al final, como los huelguistas estaban cerca de la muerte, los militares cedieron y permitieron la instalación de un consejo de seis prisioneros para controlar el bienestar" de los detenidos, dijo uno de ellos, según versiones de prensa.
Pero los huelguistas afirmaron haber sido engañados para que volvieran a alimentarse.
"La administración (de la base) prometió que si les dábamos 10 días adaptarían la prisión a las Convenciones de Ginebra", y que la concesión había sido aprobada por el secretario (ministro) de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld, dijo uno de los detenidos en una declaración entregada a Stafford-Smith.
"Como consecuencia de esas promesas, accedimos a poner fin a la huelga el 28 de julio. Ahora es 11 de agosto. Traicionaron nuestra confianza", según el prisionero.
Las Convenciones de Ginebra son la base del derecho internacional humanitario, que atiende la situación de los prisioneros de guerra y de la población civil afectada por conflictos armados.
El gobierno de George W. Bush ha asegurado que los confinados en Guantánamo, la mayoría de ellos detenidos a raíz de la invasión a Afganistán en 2001, no merecen la protección de las Convenciones de Ginebra pues son "combatientes enemigos" y no "prisioneros de guerra".
La ocupación de Afganistán en octubre de 2001 fue la respuesta a los atentados que el 11 de septiembre de ese año dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington. Esos ataques fueron reivindicados por la red terrorista Al Qaeda, entonces protegida por el régimen islámico Talibán, que dominaba la mayor parte del territorio afgano.
El sargento Justin Behrens, portavoz de las fuerzas armadas estadounidenses, dijo a la agencia Associated Press en respuesta a un cuestionario escrito que algunos de los detenidos "no comen desde hace un mes".
"El resto se han negado (a ingerir) al menos nueve comidas consecutivas. Quince fueron hospitalizados, 13 de los cuales reciben alimento mediante intubación. Los médicos controlan a los 89", añadió el militar.
Antes, los militares habían informado que se trataba de 76 huelguistas.
"La gente está desesperada", dijo Stafford-Smith. "Han estado allí tres años. Se les prometió el respeto de las Convenciones de Ginebra y que habría varios cambios, pero, desafortunadamente, el gobierno (de Estados Unidos) renegó de eso."
"Por desgracia, es muy difícil alcanzar un acuerdo entre un militar muy obstinado y un grupo de prisioneros muy desesperados", consideró.
Otro portavoz de la prisión de Guantánamo advirtió que no se permitiría la muerte de huelguistas. "Básicamente, si dejas de comer durante varias semanas o meses, es una forma de suicidio lento. Ningún centro de detención lo permitiría", dijo el mayor Jeff Weir.
Las declaraciones de los huelguistas, desclasificadas por el gobierno la semana pasada y entregadas a Stafford-Smith, indican que los hombres desfallecen en protesta por las condiciones de vida en el campamento y por supuesto maltrato, incluida la profanación del Corán, libro sagrado de los musulmanes.
Las declaraciones fueron redactadas el 11 de agosto.
En otra declaración desclasificada, el británico Omar Deghayes dijo: "En julio, algunas personas no tomaron agua por muchos días. Fui parte de la huelga entonces, y también lo soy ahora. Algunos fueron conducidos al hospital y alimentados con suero, pero se sacaron las agujas, pues preferían morir."
"Había dos médicos. Uno pretendía obligar a los hombres a alimentarse, pero los abogados le recomendaron que no podrían hacerlo si los hombres se negaban. Al final, los militares aceptaron negociar.
"Pusimos fin a la medida (el 28 de julio), pero les dimos dos semanas, y si los cambios no se implementaban volveríamos a la huelga."
Eso es, al parecer, lo que ocurrió. De todos modos, el Departamento de Defensa se rehusó a dar información al respecto, más allá de la que aportó el mayor Weir por escrito.
"Estamos muy preocupados por el estado de salud de los individuos detenidos en Guantánamo", dijo a IPS el abogado Avi Cover, de Human Rights First.
"La huelga de hambre es una consecuencia trágica e inevitable de un sistema de detención caracterizado por el secretismo y el desprecio por el estado de derecho, y cargado de abusos físicos y mentales", agregó Cover.
"Lo menos que puede pedirse es un análisis médico independiente de los prisioneros. Sus familiares deberían ser notificados de sus condiciones físicas y de si están hospitalizados", advirtió.
La senadora conservadora Linday Graham, del gobernante Partido Republicano, propuso una ley que obligaría a las fuerzas armadas a aplicar el Código de Justicia Militar estadounidense, que prohíbe expresamente el tratamiento cruel y degradante
Otro senador republicano, John McCain, quien estuvo ocho años prisionero y sometido a torturas en Vietnam, solicitó la creación de una comisión independiente para investigar las condiciones de detención en Guantánamo.
Muchos otros legisladores, entre ellos el senador Edward M. Kennedy, del opositor Partido Republicano, exigió el cierre del centro de detención.
Pero Guantánamo tiene sus defensores. El senador republicano Jeff Sessions dijo que el centro de detención podría ser "un hermoso centro turístico". Y el representante Duncan Hunter aseguró que tenía "una cocina de cinco estrellas: pescado al limón, dos tipos de fruta, dos tipos de verduras".
"Esto es pescado al limón, y eso lo que el secuestrador número 20 (de los aviones con que se cometieron los atentados de 2001) y los guardaespaldas de Osama bin Laden (líder de Al Qaeda) comerán esta semana en Guantánamo", dijo Sessions en conferencia de prensa.
La prisión en Guantánamo se inauguró en enero de 2002 y alberga hoy a 520 prisioneros de 40 países. Más de 230 ya han sido liberados o transferidos en custodia a sus países de origen. (FIN/IPS/traen-mj/wf/ks/ip hd ik/05)