Desde el fin de la segregación racial institucionalizada del apartheid sudafricano, en 1994, refugiados e inmigrantes africanos que huyen de diversas crisis se han desplazado a este país, y hoy son blanco de la xenofobia policial y civil.
Algunos estiman que la cantidad de estos inmigrantes y refugiados, incluyendo a quienes ingresan sin autorización, es de unos cinco millones de personas, de las cuales una cantidad sustancial son zimbabwenses que huyeron de su país a causa de la crisis económica y política.
"Se estima que tres millones de zimbabwenses viven hoy en Sudáfrica, y que 30.000 ingresan cada mes", dijo a IPS Gabriel Shumba, presidente del Foro de Exiliados de Zimbabwe, con sede en Pretoria, la capital sudafricana.
Daniel Molokela, un abogado zimbabwense que trabaja para el no gubernamental Proyecto Paz y Democracia, con sede en esta ciudad comercial de Johannesburgo, estima que la cantidad de sus compatriotas residentes en Sudáfrica ronda los dos millones.
Sudáfrica tiene unos 44 millones de habitantes.
Mientras el número de nuevas llegadas se ha incrementado, también lo han hecho los sentimientos de animosidad hacia los extranjeros, en un país asolado por la pobreza y el desempleo, oficialmente establecido en 26,5 por ciento, pero que según varios analistas está cerca de 40 por ciento.
"Desde 1994 hemos visto un odio creciente y una ignorancia de los derechos de inmigrantes y solicitantes de asilo", señaló Zonke Majodina, vicepresidente de la gubernamental Comisión Sudafricana de Derechos Humanos, durante una conferencia sobre xenofobia iniciada en Johannesburgo el jueves 18.
La policía no puede ignorar la cuestión de los inmigrantes ilegales, pero hay informes negativos sobre su conducta, incluso hacia extranjeros con documentos que les permiten permanecer legalmente en el país.
Según Majodina, la policía rutinariamente confisca y destruye documentos de refugiados para justificar sus arrestos.
"Los refugiados luchan durante meses para obtener un documento. Entonces, funcionarios que deben aplicar la ley los destruyen cuando están en busca de inmigrantes sospechosos de estar sin permiso. Es una experiencia traumatizante", indicó.
"Cada semana tenemos que sacar de Lindela a la gente que ha sido arrestada por error", dijo Majodina, en referencia al Centro de Repatriación Lindela, en las afueras de Johannesburgo, donde son retenidos los inmigrantes indocumentados en espera de ser deportados.
Según una encuesta efectuada por la Universidad de Witwatersrand de esta ciudad, 71 por ciento de los refugiados entrevistados dijo haber sido detenido por la policía, en comparación con 47 por ciento de sudafricanos.
En un documento titulado "Vidas urbanas sustentables en una era de migración: el impacto de la xenofobia en la trayectoria de desarrollo de Gauteng" (provincia del norte de Sudáfrica), Loren Landay hace observaciones similares.
"Mientras la policía busca sobreponerse al estigma de la era del apartheid y complementar sus magros ingresos, está explotando los controles a los pobres, la xenofobia y la vulnerabilidad de los inmigrantes", destacó el informe.
"Por consiguiente, los no sudafricanos que viven o trabajan en Johannesburgo, por ejemplo, informan haber sido detenidos por la policía con mucha más frecuencia que los sudafricanos", añadió.
Algunos acusan a los medios de comunicación de exacerbar la xenofobia mostrando a los ciudadanos de ciertos países como criminales. "Está mal que los medios pinten a todos los narcotraficantes y las prostitutas como nigerianos", opinó en la reunión sobre xenofobia Khathu Mamaila, subeditor del diario City Press.
Los inmigrantes procedentes de Europa, América del Norte, Rusia, India, Pakistán y China no experimentan a menudo la xenofobia en Sudáfrica. "Los rostros de los inmigrantes ilegales son exclusivamente negros", puntualizó..
Sally Peberdy, del Proyecto Migración de África del Sur —una iniciativa de investigación financiada por Gran Bretaña y Canadá— dijo que la xenofobia en Sudáfrica fue alimentada por la ignorancia sobre lo que se extiende más allá de las fronteras del país.
Mientras impartía un curso de geografía en una universidad sudafricana, por ejemplo, Peberdy descubrió que sus estudiantes no podían mencionar los países en un mapa de África austral. "Fue desalentador, (pero) no era culpa de ellos", observó. Durante el período del apartheid, hubo pocos intentos de enseñar a los alumnos sobre África.
Algo similar le ocurrió a Michael Neocosmos, un profesor de sociología en la Universidad de Pretoria que está escribiendo un libro sobre xenofobia en Sudáfrica que se titulará "From Foreign Native to Native Foreigners" ("De nativos extranjeros a extranjeros nativos").
"Una vez tuve un problema estomacal y el médico me preguntó si yo había estado en África. Me pregunté a mí mismo: '¿Acaso no estoy en África?'".
La situación es mucho más complicada con la cuestión racial, según Neocosmos. A pesar de que Sudáfrica es un país de abrumadora mayoría negra, cuanto más oscura sea la piel, dijo, más probable es que a uno lo consideren extranjero. Por el contrario, cuanto más clara sea la piel, más probabilidades habrá de ser considerado sudafricano.
"Treinta por ciento de la gente arrestada por la policía bajo sospecha de ser inmigrante ilegal es sudafricana. Son detenidos porque son demasiado oscuros y están en el lugar equivocado en el momento equivocado", afirmó Neocosmos.
Abeda Mbamjee, de la Unidad de Refugiados de la Universidad de Witwatersrand, dijo que estos arrestos pueden tener consecuencias extremas: "A veces, los sudafricanos son deportados a Swazilandia y a Mozambique", indicó.
Ciertos inmigrantes y solicitantes de asilo recurren a la falsificación de documentos, algunos de ellos desesperados después de meses aguardando los documentos legales.
"Tenemos solicitantes de asilo que abusan del sistema de falsificar documentos. Estamos trabajando en nuevos documentos que contienen marcas de seguridad", informó en la conferencia Busisiwe Mkhwebane-Tshehla, a cargo de los refugiados en el Departamento de Asuntos Interiores.
Desde 1994, alrededor de 186.000 personas pidieron asilo en Sudáfrica. Pero sólo 29.000 fueron admitidas, subrayó Mkhwebane-Tshehla. "Nuevas cifras serán publicadas a fin de año. Eso determinará si los pedidos de asilo han aumentado o se han reducido", dijo en entrevista con IPS.
William Bird, director del no gubernamental Proyecto de Control de los Medios, con sede en Johannesburgo, se hizo eco de estas observaciones: "Los extranjeros blancos raramente son representados como inmigrantes ilegales", notó.
Según el estudio de la Universidad de Witwatersrand, 85 por ciento de los encuestados piensa que en los últimos años ha aumentado el delito en Johannesburgo. La mayoría culpa de esa tendencia sobre todo a los inmigrantes.